viernes, 8 de noviembre de 2019

Con métodos de ajuste el capital no puede seguir gobernando

por Lisandro Martínez*

El esquema de Trump fracasó en Latinoamérica (Macri, Bolsonaro, Guaido en Venezuela, Piñera en Chile, Ortega en Nicaragua, Lenin Moreno en Ecuador, Carlos Alvarado de Costa Rica, Martín Vizcarra de Perú, Iván Duque de Colombia, Mario Abdo Benítez de Paraguay, etc.). En su lugar se ha conformado un escenario de revueltas y movilizaciones profundas donde el ajuste queda excluido, sobrentendiéndose que cualquier medida que apriete el cinturón social pone al esquema de expoliación al borde del estallido.
      Los grandes diarios patronales publicaron sendas notas con títulos sugestivos “Una ola de rebeliones ciudadanas” (Clarín 1/11/19) y “Protestas: ¿Hasta dónde pueden cambiar las sociedades?” (La Nación 3/11/19). El escriba de la OEA que publica en Clarín comienza como el Manifiesto: “Una ola de rebeliones atraviesa el mundo y no reconoce fronteras, son hijas del malestar social que tienen un comienzo pero se desconoce su desarrollo y destino”, dice y concluye con alivio: “Ninguna repudia al capitalismo, sólo reclama subirse al tren de la riqueza”. Aquí surge la contradicción de un régimen que no tiene una oferta para las masas pauperizadas por lo que la hoguera se retroalimenta.
    La Nación señala que desde hace 6 años la protesta nunca cesó en Jordania, Irak, Túnez y Marruecos. Luego pasa revista a América Latina: Chile, Bolivia, Ecuador, Haití, Venezuela, Puerto Rico y señala las particularidades en Etiopia, el Líbano, Filipinas, Pakistán, Argelia, Rusia, la República Checa, Francia y España. Este recorrido de un mundo en lucha por lo elemental señala el fracaso estrepitoso de Trump y del FMI y anticipa la evolución de las protestas que van hacia un proceso organizativo para que el poder político responda a sus necesidades y no al FMI ni a los gobiernos que comparten el festín donde el pueblo siempre
paga.
En los ‘80 Reagan (EEUU) y Thatcher (Reino Unido) instalaron el neoconservadurismo en el mundo impulsando la globalización. Antes abandonaron la coexistencia pacífica con los estalinistas (PC). Pasados 40 años, EEUU con Trump y el Reino Unido con el Brexit (salida de la UE), abandonan la globalización y van hacia medidas nacionalistas de protección debilitando a la UE. Con el estallido de las bolsas en 2007/2008 quebró la economía global clausurando el ciclo de crecimiento 2003/2008, se redujo mucho la economía industrial, cayeron las tasas y el comercio internacional. Así se instaló el descontento social. Desde entonces nunca el capital pudo recomponerse ni imponer una derrota a las masas.
    China, que ingresó al mercado mundial, fue una locomotora y empardó los adelantos tecnológicos de EEUU, el Reino Unido y Europa, incluso superando a sus competidores. La guerra comercial es un intento de Trump de apuntalar la tecnología de EEUU/Europa en detrimento de China. Lo que está en juego es qué tipo de tecnología la de EEUU/Europa o la China va a predominar en lo que resta del siglo XXI?
   En América Latina la movilización popular destaca que las políticas derechistas de ajuste quedaron obsoletas. Mientras en Argentina, China es el prestamista que permite al país tener un swapp de u$s 20 mil millones que estabiliza la deuda. Un retiro del swapp chino, si Trump molesta, provocaría la quiebra del FMI.
Los entendidos señalan que hay 4 factores que pueden impulsar el estallido financiero 2019:
1. Si se producen desequilibrios graves en la guerra comercial EEUU/China. 
2. Si el Reino Unido sale de la UE. 
3. Si EEUU e Israel bombardean Irak. 
4. Si Argentina entra en default o desconoce la deuda y quiebra el FMI.
    El señalamiento de estos factores explosivos indica que Argentina es parte indisoluble de la evolución de la crisis internacional con su régimen político en bancarrota, ya que tiene hace décadas paralizadas las fuerzas productivas. Esta constatación de la situación de derrumbe que presenta la clase social que gobierna, ilumina todo el escenario nacional y muestra la necesidad de jubilar a los Macri, Fernández y demás componentes del cuadro de degradación social. Esto desmiente la sanata del FIT que propuso en Argentina y frente a una Asamblea en Chile que el camino es el parlamentario. Antes y con los pobres resultados a cuesta continuó con la ficción electoral inconducente para las masas en lucha, evitando todo el tiempo concentrarse en los reclamos del pueblo y agitar la huelga general como salida práctica.
Necesitamos una Asamblea Constituyente Soberana para que el pueblo legisle y convoque a un gobierno obrero que desconozca la deuda externa y actúe de acuerdo a sus necesidades vitales: Salario mínimo igual a la canasta familiar, jubilaciones al 82% del salario, salud y educación bajo control de los trabajadores.
   Volviendo a Clarín y La Nación, los escribas del capital entienden que la extensión del tiempo que duran las luchas va acumulando el odio de las masas contra el capital. En este horizonte las imprecisiones en pronosticar la crisis mundial y la falta de caracterización correcta del momento histórico que se vivía en Argentina por parte del FIT, rayó en lo criminal.
    Hace 6 meses el FIT caracterizó que el movimiento obrero estaba deprimido en Argentina y el mundo y por lo tanto frente a la atonía había que prepararse para una potente campaña electoral para meter 10 diputados y a partir del parlamento dar un salto organizativo. En marzo Altamira planteó la consigna: “¡Fuera Macri y el FMI! Constituyente soberana que congele la deuda y acabe con el régimen de oprobio”. Se colocaba la perspectiva de la huelga general para frenar la desarticulación social. En mayo, Altamira como balance electoral de Córdoba alertó y previó una secuela de pobres resultados para el FIT sino se corregían pronósticos, programas e intervenciones que accionaran una verdadera campaña de agitación sobre el movimiento obrero, que mostrara las posibilidades de obtener reivindicaciones elementales para pasar a desenvolver un frente de lucha por el poder político y el gobierno obrero. Señalamos que Argentina necesita una salida histórica e independiente que solo será impuesta por la irrupción obrera.
Estas alertas no fueron tomadas por la dirección morenista del FIT; la catástrofe electoral del 27/10 registra un derrumbe generalizado y también su agotamiento como herramienta para organizar a las masas.
Queda expuesto una vez más que “aquellos que no fueron capaces de defender antiguas posiciones, nunca lograrán conquistar las nuevas“.

   (*) Del Partido Obrero