lunes, 14 de octubre de 2019

Rebelión en Ecuador: termómetro de América Latina

por Lisandro Martínez*   

Cuando Rafael Correa eligió como su delfín a Lenin Moreno y éste fue electo presidente del Ecuador, desde Prensa Obrera se señaló: “En Ecuador sÍ ganó Scioli”. Y que veríamos en el desarrollo de ese gobierno ecuatoriano la política económica y social que habría impuesto Daniel Scioli si hubiera triunfado en la elección a presidente en Argentina 2015.
Scioli fue mandatado por CFK para ser el presidente Nac&Pop argentino, como Lenin Voltaire Moreno lo fue por Rafael Correa en Ecuador para darle continuidad al “socialismo Siglo XXI”, un programa del nacionalismo burgués similar al de los K.
   “Tendremos el lujo excepcional de asistir a un acontecimiento contra fáctico: qué gobierno habría hecho Scioli en contraposición al que hace Macri. De todos modos, no estamos ante una verdadera novedad, porque ya Lula había logrado imponer a su Scioli brasileña, Dilma, la cual había obtenido también su reelección por un margen de votos pequeño, acompañada en el lugar de vice por Michel Temer. La política de ajuste violento que aplicó Rousseff le valió una fuerte crisis en el PT, el descontento de los sindicatos y la pérdida del apoyo popular que aún gozaba” (PO 7/4/17).
   Tanto en Argentina 2015 como en Ecuador 2017 las experiencias de gobiernos que combinaban verborragia nacionalista con medidas fondomonetaristas y antipopulares, estaban cuestionados por las masas y sus posibilidades de continuidad agotadas. Por entonces había que emprender el camino de ruptura con los organismos internacionales o profundizar la dependencia que significaba ir al hambreamiento de las masas.
   El gobierno del Scioli ecuatoriano anunció un paquete de ajustes que incluía disminución salarial de los contratados estatales, liberar el precio de la gasolina y eliminar los subsidios al combustible. Esto provocó un levantamiento popular como el que precipitó hace 20 años
la caída del seguidor de Domingo Cavallo, Abdala Bucarán quien disfrazado de defensor de los pobres tomó medias de ajuste, aumentó los servicios y la carestía fue record.
    En Ecuador hubo sucesivos cambios de gobiernos y producto de la movilización cayeron en 1997 Abdala Bucarán, en 2000 Jamil Mahuadny y en 2005 con la llamada “rebelión de los forajidos” echaron al coronel Lucio Gutiérrez que la movilización popular había instalado para que gobernara desde el 2000. En todos los casos Ecuador fue un anticipo de crisis internacionales que movilizaron a otros países latinoamericanos.
Las caídas de esos gobiernos fueron impulsadas por la lucha de indígenas y campesinos que debieron pagar cara las “victorias” obtenidas con coroneles y otros militares de distinto rango, que surgieron como “salvadores de la patria” para luego entregarse en brazos de los imperialistas y el FMI en Washington, haciéndole pito catalán a la lucha y los sacrificios de las masas.
“El movimiento indígena tiene su principal expresión en la Conaie, que integran naciones indígenas de tres regiones del país: andina, costera y amazónica. Son el 45% de la población ecuatoriana y el 70% lo agrupa la Conaie" (https://mundo.sputniknews.com 12/10/19).
La Conaie que organiza a los indígenas ecuatorianos es un actor político privilegiado, tiene relaciones con la oficialidad de mediano y bajo rango del ejército, pero no es un partido político.
La ausencia de un partido obrero y una dirección revolucionaria ha quedado marcada a fuego en la experiencia de varios alzamientos de las masas ecuatorianas en las últimas décadas, que no fueron derrotadas en las calles sino en la mesa del “toma y daca” de los políticos burgueses que una vez que accedieron al gobierno le dieron la espalda al pueblo trabajador. En tanto el poderoso movimiento insurgente no pudo elevarse a construir un partido propio de los trabajadores, de las masas indígenas y los explotados, que tomara el poder político y lo transformara en un gobierno socialista, a pesar de que nuevos contingentes de luchadores jóvenes sacudieron la capital del Ecuador en los primeros años del 2000 al grito de “que se vayan todos”. Correa capitalizó el momento y la bronca aprovechándose de la crisis proponiendo “un gobierno de compromiso con la naturaleza y el medio ambiente” para finalmente hacer acuerdos con la minería extractivista. Esto le costó caro cuando quedó claro que todo el plan se basaba en la explotación petrolera y minera que chocaba con los intereses indígenas.
En la década de Correa en el poder se criminalizó la protesta social y el gobierno cooptó a líderes indígenas.
El 3/10 el gobierno decretó el estado de excepción debido a las protestas callejeras en 17 de las 21 provincias contra las medidas tomadas por Lenin Moreno. El gobierno tiene las barbas en remojo porque los 3 mandatarios que decretaron el estado de excepción en 1997, 2000 y 2005 fueron destituidos.
El 9 de octubre hubo paro general convocado por el FUT, que nuclea a las centrales sindicales, en reclamo de la derogación del paquetazo y el retiro de reformas antilaborales.
Esta semana fue suspendida la producción de 3 pozos petroleros y manifestaciones, que se oponen al plan de ajuste anunciado por Moreno que pone fin a 40 años de ayudas financieras para mantener bajos los precios de la gasolina y el diesel. Con carreteras bloqueadas, el país comenzó a ver los primeros efectos económicos de la crisis política: desabastecimiento de gasolina, escasez de productos en mercados, especulación en el precio de alimentos y fletes, además de un aumento del precio del pasaje del transporte (www.bbc.com 10/1019).
   En la movilización central de Quito y en primera fila, mujeres con ramas y banderas con reclamos, avanzaban al grito de: "Fuera Moreno, fuera", exigiéndole que no elimine los subsidios, una decisión que derivó en el alza de los precios de los combustibles (www.lavanguadia.com 11/10/19).
La rebelión en Ecuador es un termómetro para América Latina. Todos los indicios de la crisis internacional cuya respuesta es la irrupción de masas, han sido descartados por la izquierda trosco-morenista de argentina, embelesada -como narciso- con su propia imagen de sus selfies electorales.
La negación a dar la lucha con un programa de poder tiene su explicación cuando los troscos-morenistas consideran que la iniciativa política la tienen las patronales.
Huelga general; asamblea constituyente; gobierno de trabajadores para Latinoamérica.
   (*) Del Partido Obrero