El primer gran obstáculo que el trabajador Ricardo Conde tuvo ante sí cuando el jueves perdió la mano en su trabajo de Balbín 263, fue que el Hospital Evita -¡distante sólo a 26 cuadras!- no lo podía atender porque sus quirófanos estaban inundados desde el lunes. La ambulancia tuvo que recorrer entonces un largo camino para llegar al Hospital Gandulfo en Lomas, donde se vivieron los momentos de horror que relató La Defensa.
Este diario había publicado sobre esta inundación el martes, pero para tener una idea del estado calamitoso en que se encuentra el Hospital Evita -que a pesar de su desastrosa gestión sigue presidiendo Dafne Cristina Godoy- es imperdible el video (foto) que se ofrece en el Canal de You Tube, Gerardo Masiello: