por Omar Dalponte*
omardalponte@gmail.comEn lugar de tanto disparate y de tanta corrupción, desde la política tendrían que surgir las ideas y realizaciones que permitan proyectarnos hacia el futuro con posibilidades de hacer el país que merecemos y terminar con el estado de injusticia, precariedad y atraso en que vivimos.
Es necesario que se atienda el presente como es debido y que el principal objetivo sea el bienestar del pueblo. Habiendo millones de argentinos hambrientos es primordial garantizar la comida a toda persona que lo necesite y una vida digna para los trabajadores. Frente a la vergüenza del sucio negocio del dinero que favorece únicamente a los especuladores y usureros, se impone la necesidad de crear trabajo impulsando la producción con la participación activa de empresarios con vocación nacional. También es imprescindible la asignación de los medios adecuados a los profesionales y estudiosos que contribuyan al desarrollo de la ciencia y de la técnica en nuestro país. Pero seamos realistas. Nada de esto puede ser posible bajo el gobierno macrista que, en estos últimos cuatro años fue, precisamente, el causante de todas nuestras desgracias. A partir de las elecciones primarias del once de agosto se juega el destino de la Patria. Y sin ninguna duda, también el destino del Peronismo. Cuatro años más de macrismo, si ello ocurre, significarán reducir a la Argentina a una geografía sin dignidad con un pueblo esclavizado. Y en un escenario de derrota, el Peronismo sufrirá, seguramente, la mayor desarticulación de su historia y muy probablemente su extinción como fuerza política nacional. Todo está en juego en las próximas elecciones. Patria digna o colonia miserable. Posibilidad de reafirmar y mejorar la
democracia o imperio de los monopolios aún más salvaje que en la actualidad.
Los peronistas, y por extensión la gran mayoría de argentinos, estamos pagando un precio muy elevado por no haber sabido conservar el poder después de 12 años en función de gobierno. Y para colmo, al esfuerzo que debemos efectuar en la lucha contra el neoliberalismo local, se agrega una situación por demás desfavorable a nivel internacional debido al avance de la extrema derecha xenófoba en distintas partes del mundo. Vivimos en el trajinar de un sistema capitalista, por definición un sistema injusto basado en la explotación de personas por otras personas. Lo ideal sería subvertir este sistema y reemplazarlo por otro dentro del cual todos los seres humanos podamos nacer, crecer y desarrollarnos gozando de nuestra existencia sin ningún tipo de padecimientos. Así pensamos muchos peronistas que tratamos de interpretar las enseñanzas de Perón en lo que se refiere al Justicialismo y al Socialismo Nacional.
Claro que la posibilidad de un cambio profundo en las estructuras capitalistas en nuestro país y en el resto del mundo aún parece muy lejano. Y es bueno ser conscientes de esta desgraciada realidad para no distraernos con ilusiones vanas. Pero mientras esas antiguas y todavía sólidas estructuras, sostenidas por poderosísimos intereses económicos y financieros locales e internacionales sigan en pie, y a pesar de las dificultades objetivas que impiden suplantarlas, algo es necesario hacer desde la política para que todos y todas podamos tener una existencia en consonancia con los derechos que corresponden a las personas. O sea que, cada quien, pueda vivir en paz y en las mejores condiciones posibles.
Alguna vez habremos de acabar con tanta desigualdad y con tanta miseria aquí y en el resto del mundo. Y para que ello sea posible tendrán que ocurrir sucesos que únicamente los pueblos están en condiciones de producir. Los grandes acontecimientos en la historia de la humanidad no han sido producto de la acción de una sola persona. Sí lo han sido por obra de importantes sectores populares movilizados que, con diferentes métodos y con determinados liderazgos fueron capaces de realizar modificaciones de fondo.
También, en distintos momentos de nuestra historia, los cambios de verdad no ocurrieron por casualidad ni solamente por el deseo y la intervención de alguna mente iluminada. Por ejemplo: sin la existencia de Perón no habría acontecido el 17 de octubre de 1945. Pero tampoco se hubiese dado esa jornada heroica sin la participación de miles y miles de seres en movimiento. La movilización colectiva y la utilización de los medios adecuados, pacíficos o violentos, según sea la situación en determinados momentos históricos, es fundamental cuando los tiempos para producir transformaciones están maduros. Por ahora esa tan ansiada madurez no ha llegado, la pelea hay que darla en el terreno electoral y por eso la importancia de las próximas elecciones. Así es que, en este instante histórico, los argentinos tenemos que prepararnos para una pelea muy dura frente a un enemigo poderoso, malvado y tramposo que excederá cualquier límite con tal de mantener el poder para someter definitivamente a las mayorías populares. La posibilidad de que el macrismo recurra al fraude electoral existe, y ante esta amenaza gravísima, nuestra dirigencia, como orientadora de la acción de la militancia, tiene que cumplir con sus obligaciones disponiendo los medios correspondientes para evitar una alteración en el resultado de los comicios. La voluntad popular debe ser protegida mediante la organización y control de la elección, y no cabe ninguna excusa para justificar el no cumplimiento del deber. Menos, mucho menos, cuando está en juego el destino de la Patria.
Ahora vamos camino a las elecciones con candidatos que son diferentes a los que tradicionalmente representaron al peronismo. Aunque con práctica política realizada, dos de nuestros candidatos principales, Alberto Fernández y Axel Kicillof vienen del mundo académico. Ambos son porteños. Ninguno de los dos, por su edad, vienen de las viejas luchas del peronismo ni está en ellos internalizada la mística de las épocas de oro del Movimiento. Alberto toca, canta rock y ha tenido que utilizar un par de meses en demostrar que no es títere de Cristina. Por suerte parece que lo va logrando exitosamente. Axel está en la edad justa para modelar un liderazgo interesante y se le ha presentado una oportunidad excelente para construirlo. Si le va bien en las P.A.S.O. el primer tramo de esa construcción podrá inaugurarlo con alegría y nos invitará a soñar. Si le va mal y en la elección definitiva no triunfa, negros nubarrones habitarán su cielo político. Los dos evitan nombrar a Perón y están lejos de la “liturgia peronista”. Por aquello de que “por sus frutos los conocereis” hay que esperar para ver cuanto hay de aciertos y errores en las actitudes y dichos de ambos compañeros en los cuales es justo reconocer a dos buenos candidatos con excelente preparación. Veremos.
En otras latitudes los ruidos políticos no son menores. En la provincia de Santa Fe la derrota sufrida por el socialismo, además de debilitar seriamente el proyecto de Lavagna- Urtubey, produjo consecuencias no gratas en las filas del viejo partido de Estevez Boero cuyas figuras actuales más conocidas son Binner, Bonfati y Lifschitz. Una corriente importante de aquel socialismo provincial decidió armar un rancho aparte y con el sello de “Bases” parece dispuesta a apoyar electoralmente al Frente de Todos. Es éste un dato importante que lleva alegría a quienes proponen la fórmula Fernández- Fernández en territorio santafecino y sirve, además, para entender como afectan las derrotas a las instituciones políticas, aún a aquellas que parecían blindadas contra las adversidades electorales.
En nuestro Lanús esperamos con tranquilidad y optimismo la realización de las P.A.S.O sabiendo que quienes encabezan las respectivas listas son tres compañeros y una compañera que merecen toda la confianza de parte del activo del Frente de Todos. Depetri, De Gennaro y Verónica Dell “Anna tienen una larga trayectoria en la política y en el movimiento obrero. Balladares es un muy joven dirigente del Movimiento Evita, sin dudas toda una promesa para los difíciles tiempos que se avecinan. Todos son honestos y capaces. Quien triunfe el once de agosto deberá ser acompañado lealmente por todos los que anhelamos que Lanús sea recuperado por el peronismo.
Aquí, y en toda nuestra dolorida Argentina es necesario trabajar por un futuro de justicia, paz y libertad. Quienes no lo hagan estarán condenados a las cunetas de la historia. La lucha será dura. Pero hay que tener presente que los pueblos siempre triunfan y que hasta la noche más oscura cede ante la luz del amanecer.