por Lisandro Martinez*
El Comité Nacional del PO acaba de hacer pública la intención de romper el Partido Obrero, romper con los principios de la democracia obrera del partido, romper con su trayectoria histórica y romper con el programa aprobado en un Congreso de la corriente internacional a la que pertenece el Partido Obrero en abril de 2004, en Buenos Aires.Un partido revolucionario no es su aparato: es el contenido histórico que representa su programa, su combate para que la clase obrera se desarrolle como sujeto político independiente, su liderazgo probado en la lucha contra varias dictaduras, su trabajo teórico enorme y su estrategia. Romper con esta historia es un acto de usurpación política.
El comunicado que hizo público el aparato dirigente dice: “Altamira y su grupo rompen con el Partido Obrero”. Esto es falso. Los integrantes de “la Fracción Internacional” son militantes reconocidos, inmersos en la lucha de los trabajadores y empeñados organizadores dispuestos a poner en pie un partido obrero en Argentina y el mundo. El ‘grupo’ realizó en la última semana una Asamblea Nacional con la presencia de 372 militantes, quienes votaron una Declaración que firmaron 740 compañeros y que en días más superará las 1.000 adhesiones internas. ¿Puede una organización revolucionaria privar del derecho de opinión a cientos de militantes que actúan por la unidad de acción del PO en la lucha cotidiana contra el capital y su estado y contra el imperialismo mundial?
Estos zigzagueos suceden mientras el aparato dirigente violenta diariamente la democracia partidaria e impide a los militantes expresar sus posiciones en la prensa obrera, estableciendo la censura. Esto incluye espionaje a los correos electrónicos de los cuadros más y menos destacados.
Reclamamos públicamente el respeto a los derechos establecidos en el PO a constituir
una fracción/tendencia y la vigencia plena del régimen interno partidario que garantiza plenos derechos. En los últimos 3 años se estableció en el PO la censura a las ideas de los militantes que expresan formulaciones distintas a las oficiales sobre la estrategia política a seguir y el programa a establecer. Hubo expulsiones y sanciones en todos los niveles, no informadas al conjunto de la militancia. Es una crisis que envuelve al Frente de Izquierda y los Trabajadores y más allá de este.
Lo que está en juego es la continuidad de una política revolucionaria como la que el PO ha desenvuelto durante 55 años.
En las últimas horas el CC echó a correr la versión de que Altamira y “su grupo” rompieron con el PO, en un intento ruin de acallar un debate político nacional e internacional, mediante una maniobra de aparato que intenta ocultar que 740 compañeros han presentado una declaración de principios donde se desarrolla un planteamiento integral sobre la situación internacional, la crisis política argentina, las consignas de la etapa y la cuestión del régimen interno partidario. No se trata de un “petitorio”, sino de adhesiones militantes a un planteo de defensa del programa y de recuperación de los métodos históricos del PO, malversados por una dirección que apaña el espionaje y la delación para socavar el debate político y entregarse a un electoralismo febril.
El comunicado del CC fue precedido por una ola de ataques sobre locales partidarios en: Tucumán, Bahía Blanca, Quilmes, Villa Ortúzar, entre otros. Allí, presuntos personeros del CC, entre gallos y medianoche, cambiaron candados y cerraduras y sustrajeron materiales y objetos de valor. Esto es lo que, al final el CC anuncia como “las medidas necesarias para… preservar su patrimonio político, material, económico y legal”. Pero el PO carece de “patrimonio”, sus recursos materiales son los que aportan sus militantes. La sustracción de computadoras y equipos de impresión –como pasó en Tucumán– es un despojo a los militantes del PO, que sostienen de su bolsillo la estructura política y material de sus regionales.
Quienes fabulan que rompimos el PO organizaron una acción patoteril contra los militantes de las regionales agredidas. Mientras escribimos este texto, tomamos conocimiento de una escalada de expulsiones contra compañeros que han suscripto el manifiesto de nuestra fracción, varios de los cuales han sido forzados a renunciar como candidatos del FIT-U en sus distritos.
Nuestro documento proclama una fracción pública del Partido Obrero, o sea de su programa, su historia y su organización. Ninguno de los adherentes a nuestra fracción se retiró de círculos y organismos que integraba ni tampoco ha dejado de participar de actividades partidarias. Por el contrario, ha sido la dirección quien ordenó dejar fuera de organismos y grupos de WhatsApp a decenas de militantes y dirigentes por haber participado de una asamblea “no autorizada”, y suscripto un documento político y programático absolutamente legítimo. En los casos de Jorge Altamira, Marcelo Ramal y Juan Ferro, los compañeros vienen siendo censurados en el periódico partidario; fueron calumniados, espiados y acusados infundadamente de “conspirar con enemigos del partido” e “invitados” a convivir en organismos del CC con sus calumniadores y censores. El CC tampoco les permitió integrarse a ningún otro organismo partidario, cuando ellos lo solicitaron.
En defensa del PO: Fracción Internacional del Partido Obrero.
(*) Del Partido Obrero