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lunes, 29 de julio de 2019

Eva… por siempre Eva…

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com 

En el año centenario de su nacimiento homenajeamos a Eva Duarte de Perón en el 67 aniversario de su fallecimiento. Honramos a una mujer sublime que adelantara con firme mano y voluntad inquebrantable “el reloj de los tiempos”  acelerando el advenimiento de la igualitaria justicia social peronista.
Eva Peròn fue vocera de un futuro de progreso instalada con firmeza en lo que fue su presente sin descanso, destacándose con toda su pasión con el blanco fulgor que iluminó los amaneceres de las grandes realizaciones del Peronismo.
Eva Perón sintió en su carne y en su espíritu el dolor de los pobres. Y con extraordinaria vitalidad, hasta su extenuación, contribuyó a transformar un pasado ignominioso en un nuevo tiempo de felicidad para nuestro pueblo. Lo hizo hasta dejar el último aliento, poniendo su cuerpo y su sangre, transmitiendo y contagiando su fervor revolucionario con su verbo desgarrador, único, estremecedor…
Fue, en un momento determinante de nuestra historia en que los primarios derechos ciudadanos estaban anulados, las fuerzas del trabajo menospreciadas y donde prevalecía la arbitrariedad sobre la justicia cuando surgió la egregia figura del coronel Perón y, junto a él, la más grande mujer parida en la Argentina del siglo XX. Llegaron en una época que cundían la desesperación,  el desaliento, y cuando las filas de las clases humildes se hallaban diezmadas por la pobreza y las necesidades extremas.
Aquellas clases humildes, las de los salarios miserables, víctimas de múltiples e infinitas humillaciones, que transitaban los caminos de la desesperación sin posibilidades de una vida digna, reconocieron de inmediato a los dos seres que entraban a escena en un país de
dolor y de tristezas. Y fue el pueblo, en su más genuina esencia, quien los adoptó como sus guías y conductores hacia el destino de grandeza que  nuestro país merecía después de largos años de fraudes e iniquidades.
Seres providenciales el Juan y la Eva de todas y de todos. Seres que supieron poner el oído en el corazón de la Patria. Conocedores cabales de las adversidades populares, supieron interpretar que lo mejor y más respetable que contiene la Argentina es nuestro pueblo.
El coronel Perón fue el genio revolucionario que condujo a las masas por el sendero de las conquistas sociales. Y es imposible hablar de Perón sin hablar de Eva. Perón y Eva estuvieron unidos por un alma y por un solo corazón. Sus magníficas personalidades, por decisión de la Providencia, permanecieron fundidas e identificadas en un solo ser. La mujer extraordinaria se plantó al lado del hombre singular, radiante de amor insuperable, para convertirse en compañera y en su más eficaz e insustituible colaboradora.
La vida entera de Eva Perón, llena de amor por el líder, mantuvo un estado de plenitud espiritual creadora hasta el fin. Soñó, pensó, trabajó y luchó, se desvivió y entregó su existencia por la causa de Perón. La acción del conductor, su palabra potente fueron el norte de Eva. Sus ansias para elevar a nuestro pueblo y resolverle sus  necesidades profundas fueron el principio y fin de la razón de su vida. Ella lo comprendió y abrazó todo en su entrega diaria y en todos los instantes de labor incansable, guiada por la voluntad de  satisfacer los deseos y superar las penurias de cuantos se vieron privados de lo indispensable y urgente en su pelea por la subsistencia.
Hoy los hijos de aquel tiempo, nuestros hijos nietos y bisnietos seguimos sintiendo a Eva en cada acción política, en cada marcha, en cada reunión militante. Para nosotros nunca se fue. Estuvo y está no como una figura impresa o en la forma de alguna escultura, sino como lo que realmente fue: una fuerza revolucionaria, una voz libertaria, un grito de rebeldía frente a la prepotencia de los poderosos, una caricia curadora sobre las llagas de los que padecen el flagelo del hambre y el dolor de las injusticias.
Eva no fue un sueño. Fue y es una hermosa realidad que a los sesenta y siete años de su vuelo a las alturas sigue iluminando con la luz de su lucha por los pobres encendida en instantes difíciles y realizada aún en medio de su martirio. Sigue siendo una realidad que estimula las ansias de libertad siempre frescas en las voluntades patriotas. Aquí está. Aquí estamos. Sabemos que no descansa y que no permitirá nuestro descanso mientras la Patria siga sometida.
Gloria y honor a nuestra Eva, siempre presente por los tiempos de los tiempos.
   (*) De Iniciativa Socialista