Esa noche de sábado la encargada de turno Yanira Saavedra, va con dos móviles y cuatro agentes que levanta por el camino -una dotación total de ocho policías- a interceptar a tres o cuatro sospechosos de narcotráfico. En el viaje se suman dos efectivos más, a bordo del patrullero que hace zona en Escalada. En la calle divisan a los sospechosos, le dan la voz de alto y uno de ellos se fuga a pie. Tres agentes salen tras el fugitivo mientras suena un disparo. La persecución es infructuosa, los tres agentes vuelven mientras que los dos sospechosos, identificados, son dejados en libertad. Esto lo recogió La Defensa del relato de protagonistas del suceso y de vecinos.
Ahora, fuentes de la Local, cuentan que al día siguiente, el sargento Marcos Pavón de la Comisaría 4ª de Escalada -jurisdicción donde tuivo lugar la requisa- se comunicó con el jefe de Policía Local, y le informó a Gustavo Demattey que uno de los requisados fue a la seccional para decirle -no hay denuncia formal al parecer- que en el citado procedimiento se habían quedado con su campera. Otra versión habla de que se quedaron con la prenda y 700 pesos.
El comisario inspector Demattey, lleva el caso a Fiscalía, y prestamente el fiscal Mariano Leguiza les toma declaración a Saavedra, la que estuvo a cargo del operativo, y a su ayudante, Tamara Vela y ordena la detención de los agentes Gustavo Espinillo y Esteban Pedraza, por “robo agravado”.
Y desde hace dieciseis días los dos agentes están detenidos, con estas dos declaraciones. Nadie sabe qué espera el fiscal para llamar a los otros testigos del procedinmiento: los seis agentes restantes y los dos sospechosos, uno de ellos el “denunciante”. Mientras tanto Saavedra pidió y obtuvo licencia psiquiátrica, y el jefe Dematttey salió de vacaciones...
Para los agentes locales consultados por este medio, la detención de los dos policías intenta tapar un procedimiento que bien intencionado, fue un desatino tan grande que hasta uno de los policías disparó su arma -¿al aire?- cuando uno de los sospechosos se les hizo humo en las narices. Y el disparate pitufo no terminó allí: Agentes de la Local fueron los que llevaron a sus compañeros Espinillo y Pedraza a la Comisaría de Villa Corina, cuando las policías locales no están preparadas ni autorizadas para efectuar traslado de presos.