Páginas

miércoles, 12 de junio de 2019

9 de junio de 1956 – 9 de junio de 2019

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com

Han pasado sesenta y tres años de aquella madrugada trágica que enlutó para siempre a la Argentina y muy especialmente a Lanús. Desde aquel 1956 sangriento hasta hoy, cada 9 de junio hemos sabido honrar a nuestros héroes, a nuestros mártires.
Lo hemos hecho durante turnos de gobiernos constitucionales. También durante los momentos oscuros de dictaduras militares en que el terror se había impuesto en nuestro país. Siempre los hemos recordado. En las plazas públicas y también en los refugios militantes en épocas de resistencia.
El domingo último fui designado, una vez más, para pronunciar algunas palabras relativas a la sagrada recordación, en el cementerio de Lanús. Lo hice con muchos años más sobre mis espaldas pero - creo - con la misma fuerza e idéntica voluntad que en los años mozos. Con la misma vocación patriótica y fortalecido por la presencia de compañeras y compañeros que, representando a nuevas generaciones, van tomando la posta y levantan, como siempre, las banderas peronistas de Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica tan caras a nuestro sentimiento.
Lo he dicho mil veces y lo repito: nuestro Movimiento es la expresión política dueña de la mejor historia de las organizaciones políticas de la Argentina. La historia del peronismo, desde su nacimiento hasta la actualidad, es la que corresponde a las alegrías y tristezas disfrutadas y sufridas por millones de compatriotas.
Tenía 17 años cuando derrocaron a Perón. Debo dejar constancia que, personalmente, no cuento en mi haber con nada heroico para relatar. Pero si puedo asegurar que fui testigo de
como los compañeros y compañeras ,entonces mayores que yo, prepararon y ejecutaron acciones en aquellas jornadas dolorosas posteriores a septiembre de 1955.
Escuché con mis oídos y vi con mis ojos, en el cálido ámbito de las viejas cocinas peronistas de la Primera Resistencia, escenas de enorme entrega y observé incomparables muestras de valor. Recuerdo a las mujeres de mi barrio de Lanús Este como, en reuniones de vecinos compañeros dispuestos a resistir los atropellos y la ferocidad de la dictadura militar fusiladora encabezada por el general Aramburu y el almirante Rojas, impulsaban a sus maridos, a sus hijos, hermanos y novios a luchar por el regreso de Perón. Supe, y recuerdo con profunda admiración y respeto, que aquellas mujeres, al actuar de esa manera, lo estaban dando todo.
De aquella generación decididamente valiente y patriótica fue la raza de hombres que en estos días recordamos y homenajeamos.
Hombres capaces de dar su vida por una causa y por Perón. Vaya si la dieron!!
Sus convicciones y su coraje, su lealtad y patriotismo le dieron fuerzas para escribir desgarradoras cartas de despedida a sus esposas e hijos cuando dispuestos a dar pelea presintieron que no regresarían.
¡Cuánta lealtad y coraje fortalecieron sus almas para que pudieran tener el valor de dar el último beso a sus compañeras e hijos! Hombres sin fortunas personales pero plenos de honor. Sus últimas caricias, sus últimos besos y el inmenso bien de la dignidad fue la única y gran herencia que dejaron a sus familias y a la historia. ¡La herencia del amor y de la dignidad! 
Bienes que no tiene precio. Bienes que no se compran en los sucios mercados de valores materiales ni en las cuevas en que anidan los usureros. El amor y la dignidad son bienes que se adquieren únicamente en las alturas donde despliegan sus anchas alas los espíritus elegidos.
Allí estuvimos una vez más. Reunidos en esa mañana de junio recordando aquellos junios de dolor, de muerte y de llanto popular. No les alcanzó a los asesinos del 55 con bombardear la Plaza de Mayo. Su sed de sangre y de venganza los llevó a masacrar a nuestros compañeros en 1956.
Pero no lograron vencernos. Hoy nuestros pibes cantan con toda su voz: “a pesar de las bombas, los desaparecidos, los fusilamientos, los compañeros muertos no nos han vencido”. Y no nos vencerán.
En este 2019 de tristeza y de miserias en que se está rematando la Nación Argentina, la conmemoración de los episodios de 1956 han de realizarse de manera muy especial. No ha de ser limitada al repaso histórico. Está muy bien depositar flores sobre mármoles y tumbas. Es una forma de acariciar a nuestros grandes muertos. Pero ahora hay que agregar algo más para homenajear como se debe a nuestros héroes. Hay que sumar una actitud de lucha cívica sin cuartel contra los enemigos pintados de amarillo. Porque no son simplemente adversarios políticos. Son enemigos por cuanto están convirtiendo a nuestra Nación en un campo de concentración. Y no exageramos.
En un campo de concentración se tortura y se mata. Y aquí se tortura cuando quienes no tienen trabajo no pueden proporcionar un plato de comida a sus hijos; cuando una persona ve enfermar a su familia a causa del hambre; cuando se quita al pueblo el sagrado derecho al trabajo y se le priva de una vida digna.
Aquí se mata porque se asesina a los Rafaél Nahuel y a los Santiago Maldonado. Porque hay tres millones de compatriotas que no comen, que sobreviven castigados a la extrema pobreza, porque hay chicos y viejos que mueren por tener la panza vacía. Porque el sesenta por ciento de nuestros niños y adolescentes son muy pobres y están condenados a mirar la vida como quien mira una vidriera con cosas que jamás podrá alcanzar.
¿Quien puede negar teniendo un mínimo grado de sensibilidad, que estas cosas que señalamos no significan tortura y asesinatos?
Por todo esto que decimos, nuestro mejor homenaje a los compañeros asesinados en 1956 es comprometernos a derrotar de una vez y para siempre al neoliberalismo macrista.
Unámonos!! aquí en Lanús, cuando queden resueltas las candidaturas corresponderá a los buenos y leales peronistas rodear y apoyar con grandeza y desinterés a quienes nos representen. Y sin egoísmos decirles. ¡Aquí estamos! ¡Que necesitan! ¡Vayamos Juntos camino a la victoria! ¡Saquemos a los enemigos de los lugares donde nunca tendrían que haber estado! Porque primero está la Patria y la Patria está siendo atacada por los poderosos de afuera con la complicidad de los traidores de adentro.
Mientras tanto, cómo antes, cómo ahora, cómo siempre, expresamos en voz alta el histórico presente peronista a nuestro héroes y mártires que dieron la vida por Perón y por una Nación libre, justa y soberana. Gloria y honor a los compañeros.
Tte Cnel Albino Yrigoyen, Capitan Jorge Costales, Dante Lugo, Emir Jofré, Norberto Ros, Clemente Braulio Ros, Osvaldo Albedro y a los treinta mil desaparecidos y asesinados que con razón nos exigen desde su martirio que rescatemos a la Argentina de la situación de indignidad en que la ha sumido el macrismo.
¡Presente! ¡Viva la Patria!
   (*) De Iniciativa Socialista