por Marcelo Calvente
"Yo dejaría un descenso por promedio y mandaría también al último de la tabla. Si uno hace la estadística en un torneo de 20 equipos, uno por tabla y otro por promedio, el que recién asciende debe salir 15°. Eso no es agresivo. Terminaríamos un problema que generó otro problema” dijo Gustavo Alfaro refiriéndose al torneo de 30 equipos, a horas de dos partidos difíciles en los que tiene la obligación de ganar: ésta tarde en la Bombonera debe superar a Argentinos, un equipo que viene en racha, con un Diego Dabove que hace funcionar a sus equipos. Un año en el Tomba, el 2018, en 31 partidos ganó 19 y empató 6, lo sacó subcampeón y lo metió en la Copa Libertadores. Medio año en Argentinos, en 20 partidos, ganó 9 y empató seis, y lo puso en la semi de la Copa de la Superliga, Dabove es cosa seria. En la ida empataron en La Paternal en un partido que le fue favorable al Bicho, pero en la Boca el local lo va a tener que atacar. Tal vez las chances de ambos crezcan, aunque es difícil, sobre todo en la Boca, superar las grandes actuaciones de los árbitros, que en tiempos de Angelici, y ante la posibilidad de recibir castigos como el de Lusteau, por lo general son el verdadero jugador Nº 12.Si con todo lo que tiene a favor puede con el equipo de Dabove, a Boca le espera una parada más difícil aún: hoy enfrentará al otro finalista, Tigre, el mejor equipo del momento, conducido por el impresentable del Pipo Gorosito, que por este mismo torneo eliminó en fila a Colón, Unión, Racing y Atlético Tucumán sin tener que definir por penales ni dejar ninguna duda, que además viene entonado por el triunfo logrado en los escritorios. Que todo se
discuta puede también resultar un problema. Eso le pasa a Angelici, que hace pocos días se frotó las manos a instancias de la Conmebol, cuando se enteró que su rival no podría jugar copas internacionales por su condición de descendido. Fue tal la manija de los periodistas y tal la indignación de los futboleros, que Superliga cambió esa decisión y finalmente Tigre podrá jugar la Libertadores en caso de vencer a Boca. Angelici dejó de tener enfrente un plantel desmotivado y con la sensación de que los habían sacado del camino, ahora enfrentará un rival muy motivado que va por la hazaña y el premio mayor: Ganar la primera edición de la Copa de la Superliga y clasificar a la Copa, y disputarla mientras se desempeña en el difícil torneo Nacional B, con largos viajes por delante e ingresos de torneo de ascenso.
La Superliga fue creada para garantizar transparencia y profesionalismo, para perfeccionar el funcionamiento de un negocio multimillonario que necesita orden y seriedad, y en lo posible contar con la participación de los clubes de mayor convocatoria. Para eso ajustaron los reglamentos, negociaron la venta de los derechos, extendieron las diferencias en el reparto del dinero y apretaron las clavijas en el funcionamiento administrativo y financiero. Y sin embargo, por diferentes incumplimientos, fueron sancionados Newell`s, San Lorenzo y Huracán con quita de puntos, que en los tres casos resulta muy perjudicial para la economía de cada club. A la hora de la verdad, los dirigentes del fútbol argentino extrañan los tiempos del chamuyo, el muñequeo y el libre vaciamiento sin culpa ni castigo. La rosca también anda conversando la cuestión del descenso y los descuentos de puntos para meterla ya, y a la hora de tomar decisiones no se andan con vueltas. Total, por estos tiempos, votar cualquier cosa es moneda corriente y por lo general, al menos en lo personal, esas agachadas no se pagan.
Los promedios fueron implantados en 1982 a raíz de que ese año, San Lorenzo debió jugar en Primera B. “Un año malo lo puede tener un grande, pero tres no” dice el saber popular. Y desde entonces y hasta hoy, han bajado Racing, Central, Huracán, Lanús Estudiantes, Gimnasia, Talleres de Córdoba, Belgrano, Unión, Colón, River e Independiente. La situación actual de San Lorenzo, que en este año perderá 30 puntos vitales para la permanencia y otros 27 el que viene, encendió nuevamente la alarma. Algunos probaron con los periodistas amigos, instalando el tema públicamente. Pero además, intentan sacarlo ahora mismo y no como deberían, tres años después de la decisión para que todos vayan limpiando sus promedios. Ya se sabe cómo funcionan estas cosas. Con horas y horas de palabras en los medios, que nadie lo dude, en la Argentina de hoy no es tan difícil imponer una verdad, una necesidad, un carpetazo o dibujar un tiroteo donde hubo un asesinato alevoso.
En otra parte de su conferencia de prensa, Alfaro expresó: “Tengo miedo que muchos terminen jugando por nada”, algo que no es recomendable desde lo deportivo ni desde lo económico, pero que además puede ser un retroceso en lo que respecta a la transparencia. Los costos -y por lo tanto los precios- bajan cuando el rival no tiene nada en juego. Lo hemos visto mucho en aquellos viejos tiempos. En éste revoleo, algunos trabajan en las sombras para obtener que la sanción que se le ha aplicado a San Lorenzo y Huracán sea dejada sin efecto ya mismo. El hombre fuerte de San Lorenzo, Marcelo Tinelli, no anduvo con vueltas: se lo pidió directamente a Mauricio Macri, como si éste tuviera pocos problemas que resolver. Mientras, el público mira aburrido si su equipo trae refuerzos y espera que el interminable receso acabe de una vez.
“Los reglamentos están para cumplirse, las sanciones fueron anunciadas, las cosas deben tener seriedad. Desde ya que si no le descuentan a Huracán y a San Lorenzo, que tampoco se le descuente a Newell’s, el reglamento debe ser el mismo para todos y debe ser claro e inflexible” dijo el presidente de Lanús, NIcolás Russo. Se avecinan turbulencias en la política nacional, y ante la duda, muchos quieren cerrar estas cuestiones lo antes posible.