por Nicolás Teodosiu *
La razón que motivó la constitución de Cambiemos fue la necesidad republicana de generar alternancia en el ejercicio del poder y restablecer un sistema útil de pesos y contrapesos entre oficialismo y oposición. En ese camino inicial de recomposición institucional se encontró la Unión Cívica Radical con fuerzas políticas con las cuales poseíamos y poseemos diferencias ideológicas marcadas. Con el desarrollo del gobierno quedó en claro que lo que había nacido como una coalición electoral exitosa, nunca se transformaría en una coalición de gobierno.Desde ese primer momento, la conducción nacional del partido radical no supo, no quiso o no pudo influir en las decisiones del gobierno y solo fue convocada por el gobierno del Pro en momentos de zozobra. Así, por estos días sobrevoló la idea de que fuese un radical candidato a vicepresidente de Macri, como si la figura del vicepresidente fuese responsable de que Macri termine su mandato con mayor inflación, mayor pobreza, mayor endeudamiento, mayor desigualdad, pérdida de empleo, caída del 5% del PBI en cuatro años, fuga de capitales por 60 mil millones de dólares, pérdida de confianza.
En ese grave escenario, los radicales notamos la existencia de una disociación marcada entre la conducción de la UCR y lo que podemos denominar el pueblo radical, que básicamente encuentra su anclaje en sectores de la clase media, pequeños y medianos industriales, comerciantes y sectores universitarios, todos ellos hoy afectados por la gravísima situación económica.
La conducción radical debe tomar nota de esto de manera urgente. Claro que son importantes los cargos, pero más importante son las políticas, las propuestas y las ideas porque si se carece de esto se corre el riesgo de no representar ninguna demanda social y dejar vacío un espacio histórico de representación radical en la sociedad, que es ocupado por otras fuerzas o actores políticos.
(*) Miembro de la Mesa Ejecutiva del Comité Provincia de Bs As. de la UCR.