martes, 16 de abril de 2019

Hablemos y actuemos sin hipocresía. Hay que ganar en octubre

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com 

El peronismo está en tiempo de descuento. De acto en acto y de fotografía en fotografía parece que va recorriendo caminos de intenciones por alcanzar un nivel de unidad que le permita ser competitivo en las próximas elecciones. Fuera de la provincia de Buenos Aires las cosas están un poco más acomodadas. En la mañana de domingo 14 de abril, mientras elaborábamos esta nota, los entrerrianos iniciaron una jornada electoral muy importante. Si bien se trató de una P.A,S.O provincial a la cual las dos fuerzas políticas mayores concurrieron con una sola lista cada una, sin dudas tuvo una repercusión no menor. Que el PJ haya ido unido tras una única boleta es algo que no ocurría en la política de esa provincia desde 1999. Por lo tanto es una buena noticia. Cambiemos, también presentó boleta única. Así, quien obtuvo mayor cantidad de votos en estos comicios,ahora puede sacar pecho frente a la sociedad mostrando los resultados como una encuesta que lo da favorito para las generales.Como habitualmente pasa, concluido el acto electoral, unos quedaron con sabor a miel en sus bocas y otros con gusto a azufre. Lo dulce, esta vez, fue para el Peronismo que, en unidad, acostó sobre la lona a los amarillos. Bien por Bordet, Uribarri , los muchachos del Frente Renovador y otros amigos que supieron juntarse para ganar. No olvidar, esto sí, que no ayuda dejarse llevar por exagerados optimismos. En Política puede haber sorpresas. Lo aconsejable para los compañeros de Entre Ríos, es no dormirse en los laureles y continuar trabajando para, próximamente, repetir y ampliar la victoria de estas P.A.S.O.
El acto convocado por el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, realizado  en esa ciudad el sábado 13 dejó una postal agradable a la vista de quienes deseamos unidad real para triunfar en octubre.Anhelamos que esa unidad se vaya construyendo sobre bases sólidas y que no salte en pedazos cuando se discutan los cargos. Hasta ahora todos son
amagues y suposiciones. Tal vez se produzca el milagro de alcanzar consensos y evitar la disputa interna. Pero uno, conociendo a muchos de los actores peronistas, se permite dudar de que ello ocurra en paz y armonía. Lamentablemente es muy difícil ponerse de acuerdo cuando son pocas las salchichas para muchos perros. La política es, desde siempre, una actividad dentro de la cual se lucha por intereses.Esos intereses pueden ser buenos o malos, y en esa pelea abundan las ambiciones desmedidas y sobran las mezquindades. Por eso sería importante, ahora y siempre, que las candidaturas se resuelvan mediante las P.A.S.O, pues para algo han sido creadas y son un valioso logro kirchnerista que enriqueció a nuestra relativa democracia.Cuando el pueblo tiene la palabra se acaban la ley de los pícaros, los dedos poderosos de los que tiene mayor influencia y señalan quien debe ser o no ser, la prepotencia de cierto punteraje y de los que disponen de más caja para comprar voluntades.
Si quiere ser una alternativa seria, sólida y creíble para el futuro, el peronismo debe someterse a la voluntad popular en todos los niveles, para así poder competir legitimado por las urnas. Y no debe haber excepciones frente a la mirada del pueblo. Si Cristina Fernández, Roberto Lavagna o quien fuere, desean ser candidatos les resultará muy beneficioso obtener el respaldo de la gente en las elecciones primarias. Cualquier otro camino que elijan no tendrá el valor moral que otorga el voto. Esto que afirmamos puede ser compartido o no. Pero lo que realmente vale es  que cada quien diga las cosas con claridad, sin temores. Hay que animarse a decir que estamos cansados de tantas idas y vueltas, de tanto vedetismo, de tanto dejar pasar el tiempo para poder imponer los productos de las “roscas” y a último momento colocar en las listas no a los mejores sino a los más pillos y serviles. Hay que animarse a manifestar que hoy el peronismo atraviesa una grave crisis de conducción. Están bien, son correctas y dignas de respeto las conducciones que ejercen los compañeros y las compañeras del Partido Justicialista en los distritos municipales, en las provincias y en el orden nacional porque oportunamente fueron elegidos por los afiliados. El PJ es el dispositivo político electoral del Justicialismo, con sus cuerpos orgánicos que, con sus más y con sus menos desempeña su actividad adecuadamente. Pero el Movimiento Nacional Peronista carece de conducción y esto hay que decirlo en voz alta. No tiene el funcionamiento que tuvo históricamente en sus momentos de esplendor y que tan necesario sería que lo tuviese en la actualidad. Claro, no está Perón. Pero eso sí: la responsabilidad de la falta de conductores de este enorme ejército disperso, desparramado por todo el país, recae principalmente en la totalidad de la dirigencia y también, en alguna medida, en las bases militantes que no supieron (no supimos) impulsar desde abajo las ideas y acciones necesarias para evitar la diáspora permitiendo, con su (nuestra) falta de capacidad, que lo que fue un movimiento de liberación nacional quede reducido a un conjunto de campamentos sin un comando estratégico superior ni una dirección táctica que señalen rumbos y decidan procedimientos.
Gran parte del movimiento obrero organizado es peronista pero no actúa en la misma sintonía que el Partido Justicialista. La Rama Femenina dejó de existir como tal. Las “62” organizaciones existen, son valiosas pero no tienen la fuerza ni la representación que tuvieron en otras épocas. Cristina Fernández, que fue una extraordinaria presidenta durante dos períodos completos, conduce solamente al sector kirchnerista pero lejos está de poder hacerlo con la totalidad del peronismo.
Observando y estudiando el pasado del Movimiento, si somos honestos y desde el periodismo opinamos con total franqueza, es buenos señalar las verdades históricas. Perón, desde 1955 y durante 18 años, desde 13.000 kilómetros de distancia condujo a TODO el Movimiento Nacional Peronista y lo llevó a la victoria en 1973. Cualquiera de los dirigentes actuales, incluida Cristina, si por esas cosas de la política tendría que exiliarse en un país limítrofe, no conduciría ni siquiera a una comisión interna de un gremio o un centro de estudiantes. Seguro.
Bajo el macrismo, estamos padeciendo una tragedia. En la Argentina hay más de tres millones de personas hambreadas. Tres millones de seres que comen muy mal o no comen. Ese sólo, terrible y brutal dato debería servir para que todos estemos dispuestos a terminar de una vez y para siempre, por el medio que sea, con el flagelo neoliberal. Por ello es necesario, imprescindible, indispensable triunfar electoralmente en octubre. Eso será posible si llevamos a los mejores eligiéndolos en las P.A.S.O en todos los niveles. En la provincia de Buenos Aires hay que asegurar los votos para una fórmula compuesta por bonaerenses y no por algún sapo de otro pozo. No es cuestión de encandilarse con actos tipo Patio de las Palmeras itinerante que alegran el espíritu de unos cientos, pero alejan a miles y miles de votantes que anhelan ser representados por figuras probadas en la gestión como Verónica Magario, Martín Isaurralde o Francisco Durañona, por ejemplo.
En nuestro Lanús será posible avanzar hacia la recuperación del distrito permitiendo que los precandidatos a todos los cargos tengan la posibilidad de someterse a la decisión soberana de los vecinos y que quienes finalmente representen al peronismo no sean el producto de acuerdos que, como en anteriores oportunidades, nos llevaron a la derrota. Todos nuestros precandidatos son respetables. Todos ellos merecen tener su oportunidad. Sepan (sepamos) los peronistas lanusenses, reconquistar el gobierno municipal con representantes surgidos de la mas amplia participación popular. Así, el peronismo, a lo largo de su existencia a conseguido los mejores momentos para la Argentina. Frente al desastre actual y al difícil futuro que dejará el macrismo, la solución es el renacimiento del Movimiento Nacional Peronista, Las puertas y las ventanas del peronismo deben abrirse de par en par para que entren los vientos de los procedimientos democráticos. Solo así será posible volver a ser lo que alguna vez fue.
   (*) De Iniciativa Socialista