Hace unos días, un comerciante de Lanús centro -cuya identidad se mantiene en reserva- sufrió un secuestro virtual de su hijo. El hombre de inmediato apretó el botón rojo del antipánico que le había entregado la municipalidad. Se cansó de apretar en vano y tampoco le respondieron por teléfono.
La víctima del secuestro, puso el dinero del “rescate” y luego se enteró de que su hijo no había sido secuestrado.
“En el turno noche -cuando sucedió el caso- todo el mundo duerme y de todos modos no hay recursos para responder las emergencias”, el confió a La Defensa un allegado al área que maneja Diego Kravetz.
A pesar de la inutilidad delñ sistema, la factura por su instalación y funcionamiento, es más que jugosa.