por Alejandro Chitrángulo
“Los médicos estamos mucho más preparados para lidiar con enfermos que con personas sanas para mantenerlas en ese estado”. La frase pertenece al profesor David Wood, nacido en Inglaterra y mundialmente reconocido especialista en temas cardiovascular y salud pública. Es un especialista en producir frases polémicas. De ideas que dejarían atónitos a laboratorios, ministros de salud, dueños de empresas “saludables” y hasta a muchos de sus colegas.
“Más impuestos a los cigarrillos y a las bebidas con azúcar”, que “la hipertensión la diagnostiquen y maneje –en principio– enfermeros y personal capacitado, pero no necesariamente un cardiólogo”, son, apenas, algunos de los conceptos memorables de su producción.
Wood no sólo es profesor de cardiología en el Imperial College de Londres: También es el actual presidente de la World Heart Federation, y viajó a la Argentina para participar como orador
central del del 44° Congreso Argentino de Cardiología (SAC). En una entrevista mantenida por Neomundo, Wood repasó varios puntos que deberían discutir los expertos de la OMS, las agrupaciones de pacientes, los cardiólogos y los ciudadanos en general sobre temáticas de salud pública. Algunos de sus conceptos más destacados fueron:
• Las enfermedades no contagiosas como cáncer, cardiovasculares, diabetes, etcétera, deben ser encaradas con políticas globales, realizadas por cada país, en forma constante y sostenida, para lograr disminuir su incidencia.
• El impacto de las enfermedades cardiovasculares en el mundo es muy grande: es la causa más común de muerte y está en crecimiento. Y crece más en países de ingresos bajos y medianos.
• También están aumentando los factores de riesgos que llevan a esta patología, como la hipertensión, la obesidad, el colesterol alto, etc.
• Los gobiernos del mundo se comprometieron en 2011 a disminuir parámetros relacionados con estas enfermedades, pero lo cierto es que la mayor parte de los países no están logrando los objetivos para mejorar la salud cardiovascular global.
• Algo interesante es que la OMS tiene iniciativas en marcha para entrenar a profesionales de salud, que no son médicos, como enfermeras, trabajadores sociales, para que puedan hacer diagnósticos básicos y hasta medicar a personas con estas problemáticas, sin la intervención de un médico especializado. Algo que parece dramático y hasta contraindicado –especialmente para los médicos- pero que es posible hacer con buenos resultados, si se entrena a estas personas en la forma correcta.
• No sólo es posible hacerlo, sino que -si queremos tener un impacto global en indicadores de salud cardiovascular- deberemos recurrir al trabajo de personas que no son médicos para manejar, en prevención primaria, la mayor cantidad de casos “comunes” relacionados con estas patologías. Entiendo que es complejo de lograr, en parte porque los mismos médicos somos “resistentes” y conservadores a que alguien que no es doctor recibido y entrenado trate una condición cardíaca. Pero esa una posición sin sentido y casi “naife”.
• Para lograr una mejora sustancial y disminuir el impacto de la enfermedad cardiovascular, en el orden de hasta un 80%, debemos trabajar en tres grandes áreas:
A) Disminuir el consumo de tabaco. Y la mejor forma de hacerlo, de tener un gran impacto en la salud cardiovascular, es subiendo los impuestos a estos productos. Es algo probado, efectivo y directo.
B) Bajar la hipertensión, un problema de salud muy extendido y que es posible detectarlo y tratarlo.
C) Hacer prevención secundaria. O sea lograr que las personas a las que se les dio un tratamiento por patologías cardíacas lo sigan a lo largo del tiempo sin abandonarlo.
• No basta con esperar en el consultorio a que lleguen pacientes cardíacos. Debemos salir a “buscarlos” a sus comunidades.
• Los médicos estamos mucho más preparados para lidiar con enfermos que con personas sanas para mantenerlas en ese estado. No nos preguntamos por qué cada vez nos llegan más pacientes con infartos, sino que nos especializamos para sacarlos de esa situación límite. Pero no es la pregunta correcta.
Receta para mejorar
• Debemos ayudar a las personas a cambiar sus estilos de vida y analizar sus factores de riesgo para problemas cardíacos.
• Controlar la obesidad solo es posible con políticas públicas. Por ejemplo poniendo mayores impuestos a las comidas y bebidas con alto contenido de azúcar, que son un factor importante en obesidad. Algo que es complejo de lograr en la industria.
• Estoy a favor de usar la polipíldora, por ahora para prevención secundaria. En el futuro veremos si para algo más.
La copita de tinto
Hace años que se dice que una copita diaria de buen vino tinto contribuye al buen funcionamiento del sistema cardiovascular. Consultado sobre el tema, Wood no duda en desmentirlo: “No hay una medida de alcohol segura y saludable. El alcohol no es bueno para la salud, especialmente si se toma en forma excesiva”.
Sin embargo, no duda en relajarse y reconocer que en la cena, le gusta disfrutar una copa de un buen malbec argentino. “Vale pensar que muchas de las cosas que hacemos a diario no son saludables. Conducir un auto también genera un riesgo de vida, pero nadie dice que dejemos de manejar. Podría decirse en cierta manera que vivir conlleva sus riesgos”.
Fuente: neomundo por Enrique Garabetyan