por Omar Dalponte*
omardalponte@gmail.comAnte la gravísima situación que padecemos los argentinos, frente a las profundas necesidades de la mayoría de nuestro pueblo, teniendo en perspectiva la posibilidad de un país colonizado y en peligro de fragmentación a futuro, la acción política para triunfar en las elecciones del año próximo debe incluir hechos que faciliten el avance en el camino que transitemos intentado llegar a la victoria. En política, como en la guerra, lo que vale es el resultado. Lo demás es pura fantasía, pérdida de tiempo, onanismo puro. Y aquí, en nuestra Argentina, en lo que denominamos el campo popular, lo que no ayude a unirnos para crear y consolidar un frente opositor con capacidad de derrotar al macrismo en toda la línea, estará jugando a favor de la derecha, a favor del neoliberalismo, a favor de las clases dominantes y de los usureros internacionales que nos asfixian económicamente para someternos.
De manera que, en las próximas elecciones, todos aquellos que resten caudal electoral a la fuerza que asome con mayor capacidad para presentarse con posibilidades de desalojar del poder a este gobierno, serán cómplices de la permanencia del macrismo. Del mismo modo, quienes dentro del espacio aún fraccionado del peronismo no se han pronunciado claramente a favor de la unidad, es hora de que definan su futuro, tomen los rumbos que deseen y dejen de ser factor de perturbación en la tarea de construcción de una expresión política verdaderamente opositora. Los tiempos de espera a los amantes del “gataflorismo” están agotados.No hay margen para artilugios.
La hasta ahora muy acertada conducción del partido Justicialista que encabeza don José Luis Gioja, ha producido algunas incorporaciones importantes a la Comisión de Acción Política creada en el pasado mes de junio por el Congreso partidario. Pero, desgraciadamente, todo ocurre con mucha lentitud. Los tiempos de la dirigencia política,
evidentemente, no son los mismos que los de la gente necesitada de soluciones inmediatas. Los tiempos de sufrimiento de los sectores populares son interminables, y las ansiedades por ver algo encaminado para la superación de la tragedia amarilla crecen día a día en el seno de la sociedad. Los meses transcurren y los argentinos, como dice el tango, estamos frente a “un desfile de extrañas figuras que nos contemplan con burlón mirar” mientras la vida, en lugar de ser disfrutada, es un castigo para millones de seres.
Y esto ocurre en un país de abundancia de bienes, con enormes riquezas, dentro del cual la mayoría de los viejos se van de ésta vida amargados, cantidades enormes de pibes crecen en medio de la pobreza y muchísimas personas deambulan sin poder llevar a su casa lo mínimo indispensable.
Nadie pide que se hagan las cosas a tontas y a locas. Pero convengamos que ya deberíamos contar con quien y con quienes sean los abanderados en la causa por el rescate de la Patria, hoy humillada por una minoría de sinvergüenzas que pisotea nuestros derechos y lo mejor de nuestra historia. Por fortuna, diferenciándose de los vacilantes y de quienes por distintas razones e intereses llevan las cosas a la larga, hay voluntades que se plantan en el escenario político con la firmeza y la claridad necesarias que imponen las circunstancias. La compañera Verónica Magario, en una reciente actividad realizada en Mar del Plata donde se efectuó el lanzamiento de un espacio político propio desde el que buscarán disputar la candidatura para la gobernación, expresó que "Vinimos a Mar del Plata para poner en marcha este nuevo espacio. Queremos que el mismo sea abierto a todos los sectores, que no haya excluidos". Y agregó:"nuestra expectativa para el año que viene es gobernar la provincia de Buenos Aires". Clarísimo.
Verónica Magario, tal como lo hemos dicho hace meses, reúne todas las condiciones para competir por la gobernación en nuestra provincia. Sería importante que la compañera Cristina Fernández respalde esta candidatura y que la intendenta de la matanza sea la candidata de todos sin necesidad de internas. Si al final la realidad impone la participación de varios candidatos del peronismo en las P.A.S.O, la militancia será quien decida.
Para la disputa por la candidatura a presidente, varios se han anotado pero hasta ahora ninguno, salvo Daniel Scioli, alcanza los dos dígitos en intención de voto. Scioli tiene un alto nivel de conocimiento y a pesar de las trabas que se le pusieron desde nuestras propias filas, de las deserciones y el “ir a menos” de muchos que diciéndose amigos hicieron hasta lo imposible por debilitar su candidatura, obtuvo - heroicamente- casi el 50 por ciento de los votos. ¿No merece otra oportunidad? Esto se está evaluando con total atención por parte de quienes están bregando por alcanzar un acuerdo que permita evitar enfrentamientos internos de los cuales es posible que surjan triunfadores, pero también que muchos resentidos queden en el camino puteando al que les ganó.
Algunos frecuentadores de los reductos donde funcionan las usinas de la “patria judicial”, con acceso a los despachos de activos operadores y a las oficinas de personas habitualmente bien informadas, dicen saber que, atentos al crecimiento de la figura de Scioli en encuestas confiables, jueces y fiscales obedientes de las órdenes emanadas de la Casa de Gobierno estarían dispuestos a armar una decena de causas contra el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires si aumentara hacia él la simpatía de los futuros votantes.
Alguien que no debe quedar fuera de cualquier cálculo que se haga respecto a candidaturas es Cristina Fernández. A la ex presidenta le sobra paño para saber qué hacer en el proceso que ya está en marcha hacia la próxima confrontación electoral con el macrismo. De lo que ella decida dependerá mucho el éxito o el fracaso del peronismo y del dispositivo electoral que surja en los próximos meses. Cristina, como todas las grandes figuras del peronismo atrae amores y odios. Suponemos que la compañera sabrá cuales de esos sentimientos supera al otro respecto a su persona y qué conviene más para garantizar el triunfo en los comicios del año que viene. Ella puede ser prenda de unidad o motivo de discordia. Eso no lo ignora nadie. Sobre todas las cuestiones personales o de grupo hay que tener en cuenta lo más importante: saber escuchar e interpretar a nuestro pueblo.
(*) De Iniciativa Socialista