por Omar Dalponte*
omardalponte@gmail.comLa constante prédica de quienes por sobre todos los intereses personales y de grupos propusimos e insistimos trabajar por la unidad del peronismo lanusense, más la importantísima decisión política de nuestro presidente del Partido Justicialista local, compañero Darío Díaz Pérez, permite, en línea con la tarea que desarrollan los compañeros José Luis Gioja en el PJ nacional y Gustavo Menéndez al frente del justicialismo bonaerense, producir acciones concretas por la unión de los peronistas aprovechando el significado de fechas fundamentales de nuestro Movimiento.
La tarde noche del viernes 16 de noviembre fue un momento de reencuentro y enorme felicidad para nosotros. Conmemorando el día del militante peronista, denominado así porque el 17 de noviembre de 1972 se produjo el regreso a la Argentina del General Perón luego de 17 años de exilio, en el local de la calle Máximo Paz, en Lanús Oeste, respondiendo a la convocatoria de nuestras autoridades partidarias pudimos realizar un magnifico acto en el cual participamos todas las corrientes internas, sus principales referentes, destacados dirigentes del Frente Renovador, dirigentes sindicales, de la Delegación Regional de la CGT, de movimientos sociales y de Derechos Humanos, de Nuevo Encuentro, de instituciones y personalidades de la Cultura y universitarias.
Fue un acto pleno de fervor peronista, de breves y contundentes discursos proponiendo unidad, de rechazo al macrismo y de propuestas para el futuro remarcando la necesidad de
recuperar Lanús para la felicidad de nuestro pueblo.
El acompañar de los bombos y redoblantes proporcionó el clima de confraternidad vivido en esas horas, durante las cuales los abrazos entre compañeros fueron la mejor señal para demostrar la felicidad sentida por estar juntos. Poco a poco se va comprendiendo, en medio del drama argentino ocasionado por macristas y radicales que en execrable contubernio están descuartizando a la Nación y empujando a la miseria a la inmensa mayoría de nuestro pueblo, que la única opción para recuperar la patria es la unidad de TODOS quienes somos opositores. La unidad posibilitará construir una fuerza electoral poderosa y triunfar en las elecciones del próximo año. Además, la unidad, si se realiza sobre bases sólidas, permitirá pensar en objetivos mayores que superen lo que puede ser una herramienta electoral transitoria. Para la Argentina de este tiempo, parte de un mundo conflictivo, altamente tecnificado, dentro del cual los países económicamente muy poderosos son cada vez más voraces y acrecientan sus aspiraciones de dominación sobre los más débiles, es necesario contar con instituciones políticas fuertes, organizadas, con capacidad de contener a las mayorías nacionales, darles formación, prepararlas para impulsar nuestro desarrollo y para defender en todos los planos nuestra soberanía. Hoy, por culpa de este gobierno estafador y rematador de nuestra dignidad se nos ha perdido el respeto a nivel internacional. Vivimos en una época en que las informaciones corren como reguero de pólvora. Así que, fácilmente, podemos imaginar que se piensa de nosotros en el resto del mundo donde bien se conocen el nivel de endeudamiento a que se nos ha hecho descender, la destrucción de nuestra industria, el índice de pobreza, la fragilidad de nuestras fuerzas armadas, el flagelo de la inseguridad y la imagen ridícula que ofrece Mauricio Macri.
El desprecio que tiene el actual gobierno por la dignidad nacional, por nuestra historia, por nuestros valores fundamentales y por la educación y progreso de nuestro pueblo es ampliamente conocido en todo el planeta. Nadie dentro ni fuera de nuestras fronteras ignora que la gobernadora del primer estado argentino afirmó que ningún pobre llega ni llegará a estudios superiores y que el ocupante de la Casa de Gobierno opinó que no son necesarias las universidades.
Hoy nuestro país es observado como una hermosísima obra de la naturaleza en cuya superficie deambulan algunos millones de seres inferiores siguiendo los pasos de un director de murga. De manera que frente a las apetencias imperialistas de quienes todo lo pueden por su poderío económico y armamentista nos están sirviendo en bandeja como un bocado muy fácil de tomar. Lo decimos desde esta modesta columna en un modesto medio de una modesta ciudad del conurbano: Argentina, a futuro, de continuar bajo la férula del neoliberalismo, corre serio riesgo de ocupación y fragmentación. No es por gusto que tenemos bases militares muy cerca de nuestro territorio, ni descartable que dentro de nuestras fronteras se haga inteligencia por militares estadounidenses. Noticias publicadas hace unos meses en la página KontraInfo.com contribuyen a acrecentar nuestras preocupaciones: “Washington instalará finalmente su anhelada base militar en Posadas, Misiones, luego del acuerdo pactado por Patricia Bullrich con la DEA. La excusa es la que siempre propone el Comando Sur de los EEUU: la “lucha contra el narcotráfico” y contra “el terrorismo” (absurdo además por inexistente en la Argentina). En realidad, lo que está en juego es el control efectivo de áreas estratégicas por sus recursos naturales, en este caso el codiciado Acuífero Guaraní de 40.000 km3 de agua potable de buena calidad que subyace a toda la zona de Misiones. Por el mismo motivo otra “task force” (grupo de trabajo) similar a la norteamericana, ya está funcionando silenciosamente en Salta, zona rica en litio, gobernada por Juan Manuel Urtubey, histórico hombre del Departamento de Estado de los EEUU”. El avance y consolidación de gobiernos de derecha en América Latina (además del nuestro otros ya instalados en países vecinos) deben de alertarnos y prepararnos para evitar atropellos si es que volvemos a conducir los destinos de la Patria.
El movimiento nacional, es decir peronismo más otras expresiones opositoras al macrismo que a pesar de sus diferencias con nosotros sostienen principios patrióticos, está fragmentado y, por la tanto, disperso es débil. No menos cierto es que conserva su potencialidad y que si se une es invencible. En la calle, en las concentraciones, en las protestas hay unidad en la acción. Pero pasados los momentos movilizadores, cada quien se encierra en su coto privado. Falta alcanzar la unidad dentro de un espacio común que, conforme a nuestra realidad, podría ser un frente en el cual cada quien, sin perder su identidad, acuerde con un programa común y en integrar una conducción compartida.
(*) De Iniciativa Socialista