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domingo, 30 de septiembre de 2018

En las luchas la izquierda va a misa

por Lisandro Martínez*

    La extraordinaria lucha de los 3250 trabajadores del Astillero Río Santiago escaló en sus métodos desde la provocación de Vidal, quien sin ninguna vergüenza acusó a los astilleranos de ser “un nido de la corrupción” siendo ella recaudadora de aportes truchos de dinero sucio del delito que sostuvieron su candidatura a gobernadora. Mientras, el presidente Macri el 12 de julio parafraseando al empresario marplatense Vito Contessi, “hundidor serial de barcos”, pidió que “el Astillero Río Santiago fuera dinamitado”.
   Estas declaraciones compartidas entre la patronal inescrupulosa y el presidente retratan a este último como un aventurero de los peores; ambos pretenden la privatización del negocio de la construcción de embarcaciones navales en Argentina desguazando la empresa estatal –una de las mejores de Latinoamérica- para que chapuceros como Vito Contessi del brazo del oficialismo se apropien de ese nicho de negocios.
La historia del Astillero Mar del Plata de Contessi es la de la construcción de buques con pésimas condiciones de seguridad (La Nación 3/12/2004). El fiscal en esa oportunidad pidió investigar al astillero por 4 buques hundidos con pérdidas de vidas humanas. Los especialistas en construcciones navales pidieron investigar al astillero Mar del Plata por 4 buques hundidos: El buque Don Víctor naufragó en 2002 con 3 muertos, Don Roberto en 2003 con 4 muertos y Siempre Don Pablo en 2004 con 3 muertos. (www.lanacion.com.ar/659667-piden-investigar-un-astillero-po…). Se señalaba también el pésimo diseño de la lancha de prácticos Petrel, que nunca respondió a las expectativas y el fracaso náutico y empresarial del Catamarán Regina Australe, diseñado para el Mediterráneo y no para el Mar Argentino.
   La provocación presidencial y de la gobernadora impulsó reuniones y asambleas que
votaron marchas, reclamos, solicitudes de reunión con los funcionarios, etc. La combatividad subió a alturas históricas sopapeando a teorías conservadoras que se paralizan ante el supuesto reflujo del movimiento obrero, que no estaría dispuesto a luchar debido al tremendo ataque a las condiciones de vida que lleva adelante el régimen político y el FMI. Con el supuesto temor personal los astilleranos acabaron, mediante asambleas colectivas, reuniéndose y trazando un plan de lucha e iniciativas.
El 18/8/18 en una movilización de reclamo en el centro de La Plata, los obreros fueron reprimidos con gases, balas de goma y perdigonadas made in USA (ANDigital 22/8/18).
A mediados de setiembre la asamblea decidió la toma de las instalaciones del Astillero; en sus oficinas estaba el interventor macrista Daniel Capdevilla y los trabajadores le demandaron que gestione para “proveer insumos básicos y retomar la actividad productiva ya que, por decisión política, la gobernadora paralizó los trabajos en todas las obras. La consigna obrera fue: "De acá no sale nadie hasta que Capdevilla traiga los insumos o su renuncia". La Gobernación ofreció una reunión con el ministro de Economía, Hernán Lacunza. La respuesta fue tajante: "los insumos o la renuncia de Capdevilla, ¡Pero hoy!" (www.infocielo.com.ar 13/9/18).
Este paso adelante en la elaboración programática de la lucha y las conclusiones políticas se produjo en una fábrica de miles de obreros y puso a prueba no ya a la burocracia sindical del PJ y los K sino incluso a la izquierda democratizante, clarificando que la crisis de dirección que padece el movimiento obrero viene de las organizaciones y no del seno de los trabajadores. 
La izquierda democratizante acompaña con su inacción programática a los K y al aparato de la burocracia sindical que apuestan todo a las elecciones 2019, como si con el resultado de las mismas se abriera un proceso democrático en Argentina. No sacar la conclusión de que el Gobierno de Macri es insalubre para la vida pública y que debe irse, es estirar el hambre y la miseria, es permitir la demagogia de Cáritas y el Vaticano manipulando a los necesitados y permitir que se arme otra salida para el régimen político de la cartelización, involucrado en “los cuadernos” y en el afano permanente a las cajas públicas. 
Como las provocaciones de Macri/Vidal no alcanzaron para derrotar la lucha y poder avanzar en el plan de despidos masivos y desguace del Astillero, se sumó a los ajustadores capitalistas el Estado Vaticano, listo para enfriar la lucha y conducirla a la derrota, como sucediera tantísimas veces en la historia del movimiento obrero cuando confió en los cuervos. Todavía está fresca la derrota que le infligieran a los telefónicos en setiembre de 1990 Menem y la pastoral social con monseñor Rodolfo Bufano a la cabeza.
Fue así que la epopeya del Astillero fue boicoteada; el 18/9/18 los trabajadores tomaron durante 10 horas el Ministerio de Economía en La Plata, protestando porque Vidal había incumplido con lo prometido en Acta. El levantamiento de la toma del Ministerio se logró mediante otra acta firmada entre funcionarios, dirigentes de ATE Ensenada, del Partido Comunista Revolucionario y del Partido de los Trabajadores Socialistas.
El acta fue cuestionada por las bases del Astillero por firmarse sin consultar a la asamblea y por estar por detrás de lo prometido la semana anterior por Vidal. El acta establece que la Pastoral Social –que preside Víctor Fernández, un cura puntero del Papa Francisco–, pasa a ser parte de la “mesa de negociación”. El copamiento del conflicto fue muy trabajado por la Iglesia que el 7 de Agosto, día de San Cayetano, hizo una misa dentro del Astillero y donde la burocracia de ATE propuso a Fernández que fuera padrino de la fábrica sin que la izquierda “misericordiosa” abriera la boca. (Clarín, 19/9/18).
Esta entrega de la independencia política obrera a manos de la iglesia tiene su antecedente cuando ATE Ensenada y el PCR incorporaron años atrás al ultra reaccionario ex arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, al Astillero.
La iglesia diligenciada por izquierda y por derecha va a jugar un papel reaccionario en todo el proceso de la guerra de clases declarada contra los trabajadores.
Enrique Santos Discépolo una vez más le pone letra a la situación política del país, si frente a la corrupción dijo “En el mismo lodo todos manoseados” ahora puede señalar como epitafio a la izquierda del televisor “Ya no me falta pa’ completar, más que ir a misa e hincarme a rezar”.
Fuera Macri, el FMI y el régimen de la cartelización. Desconocimiento de la deuda.
Asamblea constituyente para reconstruir el país bajo otras bases sociales, que legisle a favor de todas las reivindicaciones: 
Salario igual a la canasta familiar; Jubilaciones al 82%; Aborto legal en el hospital; Separación de la Iglesia del Estado; Educación y Salud pública única y gratuita; Empresa que despida, suspenda o cierre se estatiza bajo control de los trabajadores; Frente a la caída de la producción, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario; Nacionalización de la banca y el Comercio exterior bajo control de los trabajadores. 
Gobierno de trabajadores.
     (*) Del Partido Obrero