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martes, 14 de agosto de 2018

La obesidad pasiva

por Alejandro Chitrangulo

  La obesidad es una enfermedad crónica originada por muchas causas y con numerosas complicaciones, no distingue color de piel, edad, nivel socioeconómico, sexo o situación geográfica.No se da de forma aislada, sino que ya es un problema a nivel mundial, que interrelaciona muchos factores y cuyo aumento se debe, en parte, al ambiente ‘obesogénico’  en el que vivimos. De continuar con la tendencia actual, en los países industrializados se calcula que en el año 2050, el 60% de los hombres, el 50% de las mujeres y el 25% de los niños serán obesos. Un informe de la asociaciónde nutrición estableció que “la obesidad es una bomba sanitaria a futuro. En los últimos 40 años, los argentinos cambiaron drásticamente sus costumbres: comen un 30% más; duermen un 30% menos y realizan un 40% menos de actividad física”.   
Si bien la predisposición genética desempeña un papel muy importante en el problema, la evolución tecnológica de los últimos años nos ha situado en un ambiente de desarrollo constante, abundancia y comodidad. Por decirlo en otras palabras, nos encontramos en un ambiente ‘obesogénico’ que propicia la expansión de la ya llamada epidemia de la obesidad. Los personas sufren lo que los investigadores denominan ‘obesidad pasiva’. Para la ciencia, la obesidad «se está
convirtiendo en una consecuencia de la vida moderna» y considera que los puntos clave en la expansión de la epidemia incluyen, por ejemplo, la inactividad física en el trabajo y en la vida cotidiana,  el estilo de vida motorizado, el aumento de empleos de naturaleza sedentaria, la abundancia de alimentos de alto valor energético, que existente desde hace relativamente pocos años y la cada vez mayor facilidad de acceso a los mismos, tanto por puntos de compra como por precio.
Ambiente obesogénico
Nadie duda que la decisión de ingerir mas calorías de lo debido, está en cada uno, pero es imprescindible que los gobiernos fomenten lasacciones necesarias para minimizar el problema y fomentar políticas dirigidas a los consumidores, a la industria alimentaria y a todos los sectores relacionados con la alimentación. El problema de la obesidad supone un costo social y sanitario muy elevado, sobre todo por los problemas derivados del mayor riesgo de enfermedad, especialmente diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, cáncer y artritis. En este sentido, los investigadores aseguran que las iniciativas individuales para combatir la obesidad son inútiles dada la complejidad e interrelación de los factores que contribuyen al aumento de la misma. Los gobiernos deberían elaborar y aplicar una estrategia a largo plazo y hacer hincapié en la prevención y no en el tratamiento. 
Más vale prevenir que curar
   Prevenir la obesidad, no es una tarea menor y las políticas que se implementen al respecto deben ser específicas, basadas en estrategias de nutrición y actividad físicateniendo como finalidad mejorar los hábitos alimentarios e impulsar la práctica regular de actividad física de todos los ciudadanos. Por ejemplo para disminuir el sedentarismo se podría potenciar el uso de la bicicleta, que al mismo tiempo que favorece el estado aeróbico y cardiovascular, ayuda a reducir las congestiones de tráfico y los gases contaminantes.Otra posible estrategia puede estar basada en que se aprueben medidas  que obliguen a los restaurantes a incluir información nutricional en las cartas, así como también un menú “light”.También se puede implementar limitaciones a la publicidad, especialmente la dirigida a niños.
Fundamentalmente la prevención debe estar centrada en la etapa infantil, debido a que el problema la obesidad, se genera con frecuencia en la infancia, momento en el que, precisamente, se incuban los grandes factores de riesgo (obesidad, hipertensión, diabetes, colesterol) que provocarán después enfermedades cardiovasculares, una de las primeras causas de muerte en el mundo.
El Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Calcula que en la actualidad el 25% de los niños y jóvenes sufren de sobrepeso. Es por eso que la población infantil y juvenil configura el principal grupo de riesgo, y es clave desde el punto de vista de la prevención.
El sistema educativo tiene un porcentaje importante de responsabilidad, en las escuelas se consumen muchas calorías y se promueven prácticas sedentarias.                                                                      Una estrategia clave para la prevención infantil es plantear la educación nutricional desde los primeros años de escuela. Implementando clases tanto para  alumnos como para padres. En la provincia de Buenos Aires. Ya se encuentra aprobado un proyecto de ley  para restringir la comercialización de productos que incluyan figuritas, stickers, juguetes o cualquier incentivo para favorecer el consumo de alimentos que atenten contra una dieta saludable en los kioscos de las escuelas,la cuestión esy seguirá siendo llevarla a la práctica.