por Omar Dalponte*
Cada día que pasa la división existente en la Argentina es más ancha y profunda. En una orilla está el macrismo que, en verdad, tiene como objetivo transformarnos en una colonia miserable y en la otra orilla se halla la mayoría del pueblo con sus sufrimientos a cuestas. En todos los niveles y en cada uno de los lugares de nuestro país es así. La diferencia entre ricos y pobres es abismal y de seguir las cosas de esta manera lo que nos espera es un futuro de amos y esclavos. Se pretende destruir a la educación estatal en todos sus estamentos para que existan una minoría ilustrada privilegiada y una mayoría ignorante, fácil de ser manejada a gusto y placer por las clases dominantes. Se genera desocupación a fin de que haya disponible mano de obra regalada para las patronales explotadoras. Se somete al hambre a grandes sectores de la población con la intención de que las próximas generaciones no puedan desarrollar plenamente sus capacidades. Se contraen deudas enormes mediante las cuales estaremos hipotecados de por vida. Se destruye la industria nacional para convertirnos en una republiqueta proveedora de materias primas, obligada a comprar productos elaborados a quienes, al mismo tiempo, nos venden y mantienen endeudados hasta los ojos. La adecuada atención a la salud se va convirtiendo en privilegio para pocos debido al deterioro de los hospitales públicos. A nadie escapa, además, que el macrismo pretende destruir las obras sociales que con tanto esfuerzo han creado los trabajadores, y reforzando esa deleznable pretensión, persigue a dirigentes sindicales con multas astronómicas y causas judiciales inconcebibles armadas por jueces y fiscales cómplices.Este ataque permanente y cruel al pueblo por parte de quienes hoy manejan el gobierno representando a un sector minoritario de nuestro país, ha motivado la reacción que crece en
cada movilización popular y también produjo malestar en instituciones como la Iglesia que, en un documento de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas) celebrando la "Semana Social" en Mar del Plata, exhortó al gobierno a "consolidar la democracia para saldar la deuda con los descartados". Los religiosos recordaron “la responsabilidad que tienen las instituciones democráticas en la promoción de políticas de inclusión, empleo y protección", que "La pobreza debe estar en el centro de las preocupaciones de la democracia” y que "los ajustes no se practiquen sobre los pobres". También advirtieron sobre “la exclusión y marginalidad creciente de millones de argentinos a raíz de la crisis económica”.
No sólo los hombres de sotana hicieron notar su disgusto por las políticas de destrucción llevadas a cabo por el oficialismo. Las reflexiones de la Iglesia y el evidente descontento social en aumento fue motivo -según trascendió en círculos cercanos a los militares- de preocupación en oficiales jóvenes del Ejército. Enterado de estos coloquios, el macrismo, temeroso de que las sombras del “Tejerazo”(*) cubran su mundo de soberbia e impunidad, rápido de reflejos, procuró bajar la espuma con un módico aumento de sueldos para los uniformados y firmando el decreto 683/2018 relativo a la colaboración de los militares en tareas de seguridad interior: "El ministerio de Defensa considerará como criterio para las previsiones estratégicas la organización, el equipamiento, la doctrina y el adiestramiento de las Fuerzas Armadas, a la integración operativa de sus funciones de apoyo logístico con las fuerzas de seguridad", señala la resolución. La respuesta de la civilidad fue contundente: el jueves 26 de julio, una multitud convocada por los organismos de derechos humanos, se concentró frente al Ministerio de Defensa para repudiar la medida. Evidentemente las llagas abiertas por los asesinos de la última dictadura cívico militar están lejos de cicatrizar y nuestro pueblo no olvida, no perdona y mantiene la guardia en alto contra cualquier intento de retornar al pasado de horror.
Claro que en esta Argentina impredecible a veces las vacas se transforman en toros. ¿Alguien puede asegurar que no existen miembros de las fuerzas armadas de pensamiento nacional, asqueados por la entrega de nuestra soberanía y de las políticas de saqueo que lleva a cabo el macrismo? En otras épocas, frente a escenarios parecidos a los de hoy, los hubo ¿Era posible, acaso, imaginar en el tiempo previo al 4 de junio de 1943 que oficiales jóvenes como los tenientes coroneles Miguel Montes y Urbano de la Vega darían el puntapié inicial para la constitución del Grupo de Oficiales Unidos, cuya figura principal sería Juan Perón? No habrán sido muchos los que, anticipadamente, advirtieron que a partir de aquella organización militar patriota y con el liderazgo de Perón se terminaría con el oprobioso régimen conservador oligárquico, representado entonces por el presidente Ramón Castillo cuya fotocopia en color amarillo fue impresa en 2015.
Cuando se hace uso y abuso del poder como lo está haciendo hoy el macrismo, cualquier cosa puede ocurrir. Y en situaciones graves como la que hoy padecemos los argentinos, pueden darse grandes estallidos sociales u otro tipo de acciones como las intervenciones militares que, a veces fueron nefastas y en otras oportunidades tuvieron la virtud de abrir las puertas a experiencias trascendentales como el peronismo en Argentina o el chavismo en Venezuela. La historia de nuestra América registra infinidad de episodios respecto a los cuales sería bueno que tomen nota quienes hoy creen que tienen a Dios como socio en sus empresas.
Otro dato a tener en cuenta es que en los intestinos de algunos radicales comienzan a hacer efecto las comidas en mal estado que les hizo tragar el macrismo. En recientes declaraciones radiales, el presidente de la Convención Nacional de la UCR, Jorge Sappia, se quejó “por tener que acompañar propuestas contrarias a nuestro ideario". Todo un síntoma que indica, junto a similares manifestaciones de conocidos hombres del radicalismo, el hastío que sienten personajes hartos de estar sometidos a la prepotencia de los gerentes de Cambiemos. En pocos días podría haber jugosas novedades respecto a la rebelión en la granja radical. Síntesis: hoy, como en épocas pasadas los hilos de las marionetas son manejadas por intereses foráneos. Hoy, como en tiempos de enormes injusticias, los poderes económicos y financieros gobiernan a la Argentina. Hoy gobiernan el Fondo Monetario internacional, la Sociedad Rural y los grandes monopolios. Mauricio Macri no es nada más que un mascarón de proa. Y la diferencia entre ricos y pobres es abismal.
(*) De Iniciativa Socialista
(**) Tejerazo: golpe de Estado de 1981, también conocido como 23-F[. ]Fue un intento fallido de golpe de Estado perpetrado el 23 de febrero de 1981 por algunos mandos militares en España. La cara visible de todo aquello fue un militar, el teniente coronel Antonio Tejero Molina.