El panadero Juan Guzmán se siente perseguido por el sindicato del rubro. Señala que en lugar de una inspección del Ministerio de Trabajo (ver aparte) en su panadería Costa Rica “entraron como una patota los clientes que estaban se espantaron, encontraro a una sola chica que estaba a prueba, y no catorce, y nadie mencionó al juez Luciani como dijeron”, dice Guzmán que aclara que la aludida panadería de Caraza, La Gran Flauta “es otra firma”, y dice que está estudiando presentar una denuncia por persecución.