por Omar Dalponte*
No estamos bien en la Argentina. Es como si de repente un manto de tristeza y miseria hubiese cubierto a millones de personas. Lo que se ve en los principales centros urbanos no es la muestra cabal de la tragedia argentina. Las luces de las grandes ciudades, sus vidrieras, la desfiguración del mundo real por comunicadores venales, el brillo de las marquesinas en zonas superpobladas y transitadas por multitudes, son nada más que una fotografía que refleja una porción del drama nacional y no lo que verdaderamente ocurre en todo nuestro país. La realidad en toda su desnudez se ve, se siente y se sufre en los lugares donde la pobreza golpea con toda fiereza y lo único que abunda es la escasez de cosas elementales para una vida digna.No es igual la vida de nuestra gente en los conventillos de La Boca, San Telmo, Pompeya o Barracas; en las villas miseria de Retiro y del Bajo Flores, que en las zonas privilegiadas de la Ciudad de Buenos Aires. No es lo mismo vivir en el centro de nuestro Lanús que sobrevivir en los barrios pobres de la periferia. El tremendo calor en los ranchos de chapa en verano y el frio horrible del invierno en las casas precarias castigan de manera brutal, cosa que no ocurre en los hogares confortables. ¡Ni que hablar de los padecimientos de nuestra gente en el interior de las provincias, donde no hay trabajo, ni médicos, ni hospitales ni nada que permita que sus días pasen sin sufrimientos!
Vienen bien las Pascuas para acordarse de los otros. De los que no tienen pan, trabajo, techo ni cobijas mientras un puñado de sinvergüenzas, exportan sus miserias humanas y esconden millones de pesos en guaridas fiscales de otros países. Vienen bien las Pascuas para reflexionar y pensar en cómo salir del pantano. Vienen bien las Pascuas para abrir de una buena vez los ojos, juntar nuestras voces y decir a los cuatro vientos que estamos cansados de tanta politiquería, de tanta mediocridad y de tantos inservibles que utilizan la
política como medio de vida y para enriquecimiento personal.
Cuándo se escucha a ministros del gabinete nacional decir públicamente que no confían en la Argentina, cuándo en el papel moneda se decide cambiar la figura de reconocidos próceres por unos cuantos animales como claro mensaje de que nuestra historia y nuestra cultura no valen nada, no es extraño que un empresario que representa a la mitad del electorado, que gobierna para sectores privilegiados de la economía, de las finanzas y en favor de unas pocas familias de “la clase alta”, diga, muy suelto de cuerpo y de lengua, que los restos de San Martín fueron repatriados por un personaje muerto varios años antes del fallecimiento del Libertador. Sobra ignorancia y falta sentimiento patriótico.
Y no hay sentimiento patriótico cuando no hay vocación ni formación patriótica. En nuestro país la formación patriótica a muchísimas generaciones, aún en los tiempos más difíciles, la proporcionó y la sigue brindando la escuela estatal pública. Es en la escuela estatal donde se luce la escarapela, se le canta a la Bandera Nacional y se conmemoran las fechas patrias. Es también en nuestras escuelas donde chicas y chicos conviven, como corresponde, igualados por la magnífica pureza de los guardapolvos blancos. Dónde y cómo cada uno fue educado, en general, hace a su manera de pensar y proceder. Mauricio Macri se educó en el colegio Cardenal Newman fundado en 1947 por la congregación católica de los Irisch Chiristian Brothers (Hermanos Cristianos) procedentes de Inglaterra. Es un colegio privado de San Isidro, únicamente para varones, bilingüe (inglés) que brinda educación inicial, primaria y secundaria. Es una institución elitista de aranceles elevados. En definitiva, algo así como un coto cerrado con aromas anglosajones donde los valores argentinos no son tenidos en cuenta. Su nombre, desde el vamos, lo identifica con una cultura ajena a la nuestra: "Cardenal Newman".
El cardenal inglés John Henry Newman, que nada tuvo ni tiene que ver con nosotros, fue una de las referencias espirituales e intelectuales de Joseph Aloisius Razinger, o sea del Papa Benedicto XVI, quien en cuya juventud perteneció a las Juventudes Hitlerianas, o sea al nazismo. Ratzinger participó en la Segunda Guerra Mundial, no como uno más, sino como constructor de sistemas de protección anti-tanque. Ejerciendo el papado fue considerado “el azote de la Teología de la Liberación” y llamado “el cancerbero de Dios”(**)
Algunas publicaciones británicas afirman que el cardenal Newman fue amante del padre Ambrose St. John, 15 años más joven que él. Según lo publicado vivieron 30 años juntos y Newman dijo que “había amado a Ambrose con un amor tan fuerte como el de un hombre para una mujer”. A la muerte de St. John, Newman declaró: “Siempre he pensado que no hay pérdida comparable a la de un esposo o de una esposa, pero me es difícil creer que el dolor de alguien pueda ser tan grande como el mio”. Antes de morir pidió ser enterrado en la misma tumba que el padre Ambrose. Es muy bueno que en las cosas del querer haya de todo en la viña del Señor. Y también está bien que cada quien haga su voluntad. Además, en el mundo de los curas es frecuente proclamar desde el púlpito el celibato sacerdotal y al mismo tiempo volcar pasiones entre sábanas compartidas. Ningún ser creado por Dios tiene por qué privarse de los placeres de la vida. Pero, más allá de las cuestiones de alcoba de don Newman, lo importante, para este cronista, es señalar que el colegio que lleva su nombre es una institución de procedencia gringa muy alejada de nuestra idiosincrasia y de nuestras tradiciones.
Por lo que vemos, algunos de quienes hoy tienen a su cargo el gobierno nacional y pasaron por las aulas del Newman, principalmente Mauricio Macri, no se destacan por su amor a nuestros símbolos patrios, por el respeto a nuestros próceres y por el conocimiento de nuestra historia. Tampoco por su sensibilidad hacia los sectores humildes, y eso salta a la vista ante la realidad de miles de personas que día a día pierden su trabajo, pasan hambre y viven en condiciones infrahumanas.
Luego de más de dos años de gobierno macrista la miseria campea impiadosamente sobre millones de familias, y uno tiene la sensación de que Argentina ha sido llevada a un callejón sin salida. Para colmo, hasta ahora, lo que se llama oposición, salvo en algunos momentos de movilización que saludamos entusiasmados, no reluce por su aporte de ideas ni por su capacidad para construir alternativas políticas vigorosas que motiven al pueblo a depositar en ellas su confianza. Lamentablemente seguimos en veremos. Y no sobra el tiempo.
(*) De Iniciativa Socialista
(**) Cancerbero: es el vigilante de la puerta de una región tenebrosa.Es un ser muy fiero con la forma de un perro de tres cabezas y una cola con serpientes. Los ojos son rojos y están iluminados por una luz sobrenatural. De sus colmillos se desprende un veneno negro y mortal.