Esto no es pobreza: es miseria lisa y llanamente.
Un mayorista arroja a la basura alimentos vencidos y familias enteras, se arrojan sobre esos desperdicios para recolectar algo que les sirva para mitigar el hambre. Esto sucede en Tagle y Olazabal, en Villa Caraza.
“Nos llegan boletas con montos impagables, y mientras la gente se caga de hambre, ellos giran la plata de nuestros impuestos a Panamá en las cuentas off shore y Grindetti se compra autos de alta gama”, comenta al respecto Mónica Alejandra.