por Aurelio Nicolella
Con la firma del decreto 261/75, el 5 de febrero de 1975, el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón da pie inicial a lo que se llamó “Operativo Independencia” y comienza su cuenta regresiva en el poder. En dicho decreto “secreto”, en su artículo 1, se facultaba al Ejército la ejecución de “las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos” en la Provincia de Tucumán, dando así intervención a las Fuerzas Armadas en la lucha contra la subversión y desplazando a la Policía Federal Argentina y policías locales, quienes hasta ese momento cumplían con la prevención y represión a los delitos de la subversión.La palabra “aniquilar” dio lugar a la defensa de los represores, torturadores y criminales de la dictadura en el retorno de la democracia en 1983, ya que la orden emanó de un gobierno constitucional.
En cuanto al radical Ricardo Balbín apoyó y aplaudió la intervención militar. Aseguraba que “no tenía segundas intenciones”, e incluso la festejó ponderándola en una conferencia de prensa.
Pero Raúl Ricardo Alfonsín en cambio, diputado nacional, criticó que el Congreso hubiese sido marginado. Dijo que la decisión del Poder Ejecutivo no contribuía a consolidar el proceso político, democrático y ponía en peligro la institucionalidad del país, dándole tanto poder a la Fuerzas Armadas lo que evidencia “la ineficacia del gobierno para solucionar un
problema al que la constitución puede dar solución”.
A las Fuerzas Armadas -principalmente a Ejército y Armada, ya que la Fuerza Aérea con Héctor Fautario como comandante de los aviadores se mantenía leal al orden constitucional- les sirvió para comenzar a salir de los cuarteles, ya que sólo reprimían ante la tomas de sus cuarteles por los subversivos. El resto lo hacían las fuerzas de seguridad: Policía Federal y policías provinciales.
El ejército y la marina con el operativo Independencia ya habían copado la calle, faltaba el shock económico que vendría meses después con el Rodrigazo en junio de ese año, que cerraba el paquete golpista. Después de eso era cuestión de elegir la fecha propicia para dar el golpe de estado más brutal que tuvo toda la historia argentina
Con lo cual el tiempo le daría la razón al diputado radical de Chascomús.
(*) Abogado radical