por Alejandro Chitrángulo
Las disfunciones sexuales son problemas que afectan a la calidad de vida y a las relaciones de pareja. Para tratarlos, es necesario conocer a fondo cuáles son los factores implicados en estos procesos y estudiar cómo evoluciona el deseo sexual a lo largo de la vida de una mujer. ”Nos venden un modelo de mujer hipersexual que debe hacer explícito su deseo y tiene que saber hacer de todo, hasta eyacular. Y esto es muy frustrante. Una mujer liberada sabe lo que desea y lo que no, y sabe decir que no. No significa probarlo todo”, dice la sexóloga Valérie Tasso, autora del libro Sexo 4.0. Al mismo tiempo, en la otra cara de la moneda, las cifras hablan de cada vez más casos de disfunción sexual femenina.Al parecer, el deseo hipoactivo –catalogado desde 1980 en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) estadounidense– es lo que más preocupa al 80% de las mujeres que acuden al sexólogo. Ya no les apetece lo que en el pasado hacían con gusto, pero, sobre todo, lo que les preocupa es que eso mina su relación de pareja y, como consecuencia, les produce mucha ansiedad.
¿Cuáles son los motivos? ¿Es la edad? ¿Es la antigüedad de la relación sentimental? ¿Son factores relacionados con la pareja? Un equipo de investigadores de la Universidad de
Turku, en Finlandia, ha realizado un estudio, que fue publicado en la revista Psychological Medicine, para evaluar los cambios en la función sexual de un grupo de 2.173 mujeres a lo largo de 7 años. El trabajo analizó aspectos como la satisfacción sexual, la capacidad de llegar al orgasmo, la excitación y el dolor durante el coito.
Uno de los resultados más significativos revela que los cambios en el estado sentimental de las mujeres a lo largo de esos siete años de estudio tuvieron un impacto en varias de las funciones sexuales analizadas. En concreto, las mujeres que mantuvieron la misma pareja durante ese tiempo experimentaron la bajada más acusada en el deseo sexual. Aquellas que habían encontrado un nuevo compañero tuvieron disminuciones algo menores, mientras que las solteras al final del estudio no mostraron diferencias en el deseo.
Por otro lado, los autores también reportan que la mayoría de los aspectos estudiados fueron muy variables a lo largo de los siete años, especialmente la satisfacción sexual. Además, el estado inicial en las funciones sexuales no pareció influir significativamente en el final. Sin embargo, otros factores como la edad, la antigüedad de la relación y algunas variables asociadas a la pareja también tienen un impacto en la función sexual femenina. Debido a ello, las disfunciones sexuales deberían tratarse de manera individualizada para cada caso, y tener en cuenta todos estos factores, que a menudo están interconectados, según afirman los científicos.
Medicamentos excitantes
Según el Instituto Nacionales de Salud de Estados Unidos, nada menos que un tercio de las mujeres de ese país padecen de falta de deseo sexual. Los grandes laboratorios farmacéuticos dispuestos a solucionarles la vida a las mujeres, aseguran haber creado una píldora para encenderles la libido. Nos referimos a la flibanserina, o mal llamada viagra femenina, un medicamento cuyo uso ha resultado polémico desde el inicio. En primer lugar, sus principios activos no tienen nada que ver con los de la pastilla masculina. Se trata de una sustancia que actúa sobre el cerebro y, por lo tanto, tiene que ser tomada con continuidad para que produzca su efecto terapéutico. Es un fármaco ideado en un principio como antidepresivo. En 2015, el laboratorio norteamericano Sprout logró que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobara su comercialización para tratar la falta de interés sexual en las damas. Se basa en la idea de que el deseo es un mecanismo puro y duro del sistema nervioso central y, por lo tanto, puede orquestarse desde la estimulación de ciertos neurotransmisores, en concreto, la dopamina. Al mismo tiempo, la flibanserina bloquea la producción de serotonina, que tiene un efecto inhibitorio sobre la liberación de gonadotropinas en el hipotálamo, es decir, que disminuye la respuesta sexual.
Por otra parte, Sexólogos y psicólogos sostienen que el deseo femenino es un flujo mental que nace de la tranquilidad y la confianza. Y eso no se puede embutir en una pastilla. Además, se trata de medicaciones que a veces tienen efectos adversos. La doctora Leonore Tiefer, profesora de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York, es una de las detractoras de flibanserina. En primer lugar, argumenta que la libido baja es una etiqueta difusa. “¿Baja con respecto a quién? ¿Hay normas que cuantifiquen la cantidad de deseo erótico que debe sentir un ser humano?”, sostiene. Por otra parte, en caso de que una mujer crea tener un deseo sexual más inhibido de lo que le gustaría, el problema no suele ser de orden físico.
De todas maneras, para las más intrépidas, esta es la oferta farmacéutica presente y futura:
*Addyi: Aprobado en 2015 en Estados Unidos, es el nombre comercial de la flibanserina. Activa la dopamina, neurotransmisor que media los sistemas de placer y recompensa del cerebro. Entre sus efectos secundarios figuran la hipotensión arterial, las náuseas, la somnolencia diurna y el insomnio. Además, al bloquear la producción de serotonina, puede afectar al ánimo: los niveles bajos de esta sustancia se asocian a la depresión.
*Tefina: Gel intranasal de testosterona, desarrollado en la Universidad de Lieja (Bélgica). Será comercializado por la firma canadiense Trimel. En teoría activa la libido y mejora el riego sanguíneo de los genitales, lo que facilitaría el orgasmo. Se aplica mediante un aerosol dos horas antes de tener relaciones, aprovechando que los vasos sanguíneos nasales absorben con rapidez su principio activo. Está en fase 2 de pruebas en Estados Unidos, Canadá y Australia.
*Lybrido: Creado por el holandés Adriaan Tuiten, su principio activo tiene el mismo objetivo que la flibanserina: subir el nivel de dopamina. Esta píldora se recubre de testosterona y sildenafil, el ingrediente activo de la Viagra, para aumentar el riego sanguíneo de los genitales. En fase de ensayos clínicos.
*Lybridos: Es lo mismo que el anterior producto, con un añadido, además de la S final: incluye buspirona, un fármaco diseñado para aplacar la ansiedad y relajar las respuestas inhibitorias del cerebro.