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martes, 12 de septiembre de 2017

Volver a las fuentes para el renacer del peronismo

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

Sin dudas los dos golpes electorales que el macrismo le pegó al kirchnerismo y al peronismo en general han sido duros. En 2015 nos desalojaron del gobierno. Y en las recientes PASO demostraron que después de dos años de gobierno en que repartieron rebencazos a diestra y siniestra conservaron su caudal de votos, lo aumentaron y, para colmo, dejaron en claro –especialmente en Lanús- que son tan o más pícaros que nosotros. Además de tener mucho más poder real.
Ahora, a poco más de un mes para las elecciones generales, hacen notar un ánimo ganador que bien puede ser teatralizado o tiene un fundamento sólido basado en información precisa. Ese humor optimista lo exhiben a grito pelado porque, entre otras cosas, conocen muy bien a nuestra gente, saben que sacando pecho pueden achicar a muchos y de paso pescar en las aguas del massismo y en el río revuelto de la dispersión peronista.
En la política argentina hace tiempo que, como dice el tango, “se acabaron los otarios”. Pero también es verdad que entre nosotros hay muchos que creyéndose demasiado “vivos” se pasaron de sinvergüenzas, ignoraron a las bases, dividieron al Movimiento y nos hicieron
chocar contra los paragolpes.
Mientras la derecha logró instalarse en todo el país, someter al radicalismo, ganar dos elecciones consecutivas, integrar en sus filas a no pocos que alguna vez fueron nuestros, contar con discutidores profesionales que sacan argumentos debajo de las baldosas y armar a gusto decenas de programas radiales y televisivos, nuestros “estrategas” despreciaron a la CGT, tiraron  a la banquina a compañeros valiosos, abandonaron el Partido Justicialista y convirtieron a los actos de campaña en asambleas con cantos espirituales en las cuales  concentra una multitud para ver y escuchar los lamentos de gente necesitada. ¡Cómo si nosotros no viésemos la miseria y la desigualdad que, producidas por las injusticias del sistema capitalista, reinan en cada rincón de nuestra geografía!
Rescatar las figuras de Perón y de Eva, difundir las “Veinte Verdades”, “La Comunidad Organizada” y el “Modelo Argentino para el  Proyecto Nacional”  es poner a disposición de las nuevas generaciones un cuerpo de ideas que cumplan el papel de brújula doctrinaria en un momento en que hemos perdido el rumbo. Por supuesto que hay que tener muy en cuenta la actualización de estas ideas para adaptarlas a los tiempos que vivimos. Pero sigue siendo imprescindible, para entender y asumir el peronismo, consultar “Conducción Política”, una de las obras más esclarecedoras del General realizada para abrir los ojos y capacitar a la militancia.
Los actuales son tiempos electorales y no sabemos cómo nos va a ir en los comicios de octubre. Lo que sí debemos saber es qué hay que hacer después de las elecciones. Si los resultados son favorables tendremos una aceptable representación parlamentaria en todos los niveles. Tal vez esto, respecto a las necesidades de nuestro país y al rol que debe jugar el peronismo en esta etapa histórica de retrocesos, aquí y en toda Latinoamérica y el Caribe, tenga gusto a poco. Menos aún frente a un gobierno que tiene muy claros sus propósitos y cuenta con un poder importante. Si el resultado, principalmente en la provincia de Buenos Aires, es desfavorable, dadas las características del peronismo habrá un jaleo de una dimensión difícil de prever. Casi con seguridad Cristina Fernández será senadora. Una cosa sería llegar a la Cámara Alta como vencedora y otra hacerlo como derrotada. En caso de triunfar habrá que ver qué tipo de construcción política pone en marcha hacia adelante luego de haber marginado al Partido Justicialista,  pulverizado al Frente para la Victoria y de distanciarse de las organizaciones sindicales. Convocar a quienes no se trató bien e invitarlos a una patriada  para el futuro no parece, vista desde aquí, una tarea fácil y menos que pueda ser exitosa.
Si Cristina fuese vencida electoralmente la posibilidad de convertirse en conducción de la totalidad del peronismo no se ve como demasiado probable. Desgraciadamente, como se presentan las cosas en el ámbito de la justicia, se ven algunas nubes negras en el destino de la ex presidenta que, además, con casi sesenta y cinco añitos sobre sus espaldas no tiene a su alrededor abundancia de materia gris ni cuadros con capacidad de convocatoria para ser debidamente defendida y encarar, al mismo tiempo, una epopeya política como la que tendría que realizarse para reconquistar el poder ganándole al macrismo. Simple: si hubiese contado con tal respaldo no hubiésemos perdido en 2015, tampoco en las PASO de 2017. Y muchas de las causas en su contra, en tribunales, no habrían prosperado. Lo que comentamos lo hacemos con dolor y convencidos de que no es bueno engañarnos nosotros mismos. Los hechos son los hechos. Pruebas al canto: si para concretar eso de ¡vamos a volver! ¡vamos a volver! necesitamos colocar en un lugar destacado al radical Leopoldo Moreau, uno supone –con todo respeto por las personas- que Unidad Ciudadana anda un poco floja en lo que se refiere a constructores de política. Moreau, como algunos otros radicales en busca de horizontes perdidos no son precisamente una muestra de dirigentes triunfadores. Obtuvo, como candidato a presidente en el año 2003, representando a la Unión Cívica Radical, el 2.34 % de los votos. Es también parte de esa camada de dirigentes que  dejó que le birlaran el partido radical para  asociarlo al macrismo. Nosotros no tenemos en cuenta a compañeros como Rafaél Bielsa y Mercedes Marcó del Pont, tiramos a los perros a valiosos dirigentes sindicales y ninguneamos a las bases militantes en el armado de las listas de candidatos en los distritos. Pero sumamos a personajes que nunca tragaron al peronismo ni tienen nada que ver con nuestra ideología. Y….así es difícil entusiasmar a los compañeros…
   (*) De Iniciativa Socialista