Los vecinos de Monseñor Hladnik y San Vladimiro están cansados de reclamar en vano ante el municipio por el gigantesco bache de esa intersección, que lógicamente, crece día a día. Dice Florencia que el agua que junta despide olores nauseabundos y agrega que “esa esquina es corredor de vigilancia escolar pero a los patrulleros ni se lo ven”.