Así luce la Universidad Bolivariana de Lanús, donde la libertad de pensamiento no es materia de grado, y así lo denuncia Camila.
Lo paradójico del caso es que recientemente, a la rectora nacipopular, Ana Jaramillo, el bueno de Adrián Urreli le llevó el diploma de Ciudadana Ilustre que le gestionó el inefable intendente Nestor Grindetti.
El impresionante cartelón dice: “La universidad no es variable de ajuste”. Y una caricatura -malísimamente hecha- muestra a Mauricio Macri acogotando a la educación.
A la Unla la sostienen los dineros que el trabajo de los argentinos -cualquiera sea su credo político- paga en impuestos. Y Jaramillo, Grindetti y Urreli, no parecen tomarlo en cuenta.