por Omar Dalponte
omardalponte@gmail.comDentro de una semana los votantes habremos definido las candidaturas para las elecciones generales de octubre a partir del muestrario de precandidaturas ofrecido por los distintos partidos y frentes políticos. Para algunos de nosotros se llega a esta primera instancia de la manera menos grata, pues no nos satisface como se decidieron cuestiones fundamentales mediante procedimientos alejados de las formas democráticas.
Quienes somos peronistas desde siempre y respaldamos fuertemente durante doce años a los gobiernos kirchneristas, nos encontramos, para esta elección de 2017 en la provincia de Buenos Aires, con la partida de defunción del Frente para la Victoria, con la creación del Frente de Unidad Ciudadana y entre la muerte de uno y el nacimiento del otro, al Partido Justicialista bonaerense abandonado en el camino. También, viejos y nuevos militantes nos fuimos enterando de la formación de las respectivas listas de candidatos sin haber podido tener la más mínima participación en decisiones tan importantes como son las de proponer a quienes nos representarán en los comicios.
Todo se hizo por acuerdo entre pocos despreciando la participación de muchos. En Lanús eso ocurrió tanto en Unidad Ciudadana como en el “randazzismo”; en las listas que aparecen como las más fuertes y en aquellas más débiles condenadas a competir con la “lista corta”. En síntesis: cada quien juntó lo que pudo y lo que le haya convenido en reuniones de local
cerrado sin que haya habido, con la debida anticipación, reuniones amplias, participativas, con vocación de unidad y con deseos de construir una herramienta electoral poderosa.
Para nosotros, a pesar de nuestro disgusto, todos los compañeros y compañeras son absolutamente respetables y estas líneas no encierran animadversión hacia nadie. Pero el afecto y respeto hacia las personas, no debe impedirnos señalar como muy negativos a procedimientos maliciosos que, en definitiva, perjudican la recomposición del peronismo y por lo tanto al reagrupamiento de fuerzas como pilares del Movimiento Nacional hoy severamente fragmentado.
Aquello repetido hasta el cansancio de que “primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres”, traducido a la realidad lanusense debería ser: primero el bienestar de los vecinos, después las parcialidades políticas y por último la conveniencia de las personas que actúan políticamente. Por lo tanto, en esta línea de pensamiento, bajo ningún concepto nos privaremos de expresar lo que consideramos razonable y justo. En esta tarea no estamos solos. Y tampoco somos pocos los que reclamamos que, de una vez por todas, se entienda que los acuerdos entre grupos, dejando de lado a la mayoría del activo militante, pueden ser beneficiosos para un ramillete de personas pero nunca favorables al crecimiento de las organizaciones que necesitamos para defender los intereses populares.
Hoy gran parte de los mercaderes de encuestas coinciden en que Cristina Fernández será quien recogerá mayor cantidad de votos en las P.A.S.O. Sería bueno que ello ocurra. Pero los premios mayores se disputan en octubre. Uno espera que en los dos meses que restan, una vez definidas las candidaturas, la muchachada local se cargue al hombro la campaña, se haga conocer, sepa presentar propuestas inteligentes y levantar en nuestra ciudad el fervor preelectoral que en el pasado inmediato, hasta llegar al 13 de agosto, brilló por su ausencia. El clima previo a tan importantes elecciones estuvo totalmente ausente y un alto porcentaje de los ciudadanos desconoce por completo quienes son los candidatos de Unidad Ciudadana. De encuestas realizadas a la entrada y salida de los subterráneos que conectan Lanús Este y Oeste en horas pico de mañana y tarde, un día lunes y un día viernes en que se advierten diferentes humores, sus resultados demuestran un formidable desconocimiento respecto a los principales candidatos a concejales en nuestro distrito.
En los mentideros políticos y entre los concurrentes a los actos donde hablan dos o tres y un par de cientos solamente escuchan, nos conocemos todos.
Otra cosa es la calle y los miles de votantes que están afuera con abundante información nacional pero muy escasa en lo que respecta a lo local. El ciudadano que no interviene en el revoltijo político si no tiene frente a él a personas conocidas, destacadas por su trayectoria, reconocidas por haber trabajado en beneficio de la ciudad y con un prestigio bien ganado, necesita conocer a quienes pretenden recibir su voto y que se le ofrezcan propuestas con posibilidades ciertas de mejorarle la existencia a los vecinos.
Suponemos que los candidatos de Unidad Ciudadana, de 1País y del “randazzismo” esperan ser beneficiados con los votos que consigan para la “ranchada” Cristina Fernández, Sergio Massa y Florencio Randazzo ¿Ocurrirá? Convengamos que las organizaciones políticas que les sirven de apoyatura no tienen raíces profundas en Lanús. No funciona como en otros tiempos el Partido Justicialista con toda su mística y su poderío electoral. Los frentes son recientes, sin historia y dependen del rol que desempeñen aquellas muy conocidas figuras. Dependen del amor y del odio que reciban los líderes. El frente Cambiemos tiene la ventaja del gobierno municipal. Lleva como punta de lanza en su lista a Noelia Quindimil, candidata que viene del peronismo y porta un apellido de peso en la historia lanusense ¿Alcanzará este jueguito charro para hacer roncha en la mesa del codillo político? Las respuestas las tendremos en la noche del 13 de agosto.
(*) De Iniciativa Socialista