de fuego -uno tenía un destornillador y el otro una barreta- y las religiosas no sufrieron golpes ni lesión alguna.
Las monjas informaron que el dinero robado estaba destinado a pagar sueldos, se encontraba guardado en diferentes lugares, y era el producto de las cuotas que abonan los alumnos. Las cámaras de seguridad de la escuela de Villa Barceló están rotas.