por Omar Dalponte*
omardalponte@gmail.comBella… bellísima…¿Qué decir que no esté dicho de ella? Desde nuestro peronismo visceral es difícil hallar palabras diferentes a las que ya pronunciamos miles de veces. Sin embargo no nos resignamos. Queremos encontrar nuevas expresiones mientras miramos por enésima vez diferentes fotografías suyas, alguna película o noticiero de otros tiempos en que su figura y su voz nos estremecen. Su voz, que como dice el tango fue el “murmullo que entibió el amor” por los pobres, fue también un grito de rebeldía con fuerza arrolladora cuando señaló a los traidores, condenó a la oligarquía y marcó a fuego a los imperialismos. Su verbo desgarrador, revolucionario, siempre iluminado por la luz sagrada que emana de los espíritus elevados hoy, como siempre nos emociona, nos conmueve y aunque no podamos contener las lágrimas porque alguna vez nos dijo adiós, nos sigue dando fuerzas e impulso para seguir caminando, a partir de su última huella, por el sendero que lleva a la definitiva liberación nacional y social de la Patria. Eva pueblo, que por el pueblo es más Evita que Eva. Eva amante, militante, hacedora de puentes, santificada por los humildes, gema hecha cuerpo de mujer de piel como “magnolia que mojó la luna”…una estrella nacida un 7 de mayo de 1919.
Coincidencias de la historia. A comienzos del año de su nacimiento, entre el 7 y el 14 de enero, se teñían con sangre, en esa semana trágica, las calles de Buenos Aires por la muerte
de 700 obreros y 4.000 heridos, victimas todos de la represión policial. Gobernaba Hipólito Yrigoyen, presidente radical que había asumido en el año 1916. Los obreros asesinados, heridos, encarcelados y torturados de entonces no pudieron imaginar que meses después nacería quien apenas cumplido los 26 años, junto al más grande hombre de los siglos veinte y veintiuno, Juan Perón, iniciaría un proceso de elevación y felicidad de la clase trabajadora de Argentina. Eva fue creciendo en un tiempo turbulento, de luchas, de dolor, de miserias, de fusilamientos de trabajadores en la Patagonia. Tiempo que los “niños bien” de las clases altas “tiraban manteca al techo” y se divertían en los cabaret de Paris. Tiempo de “pan mugriento y duro” para los parias en su propia tierra. Tiempo de otro radical: Marcelo T. de Alvear que gobernó desde 1922 hasta 1928. Tiempos en que algunos autores reflejaban en letras de tangos los sufrimientos del pobrerío. Épocas en que Yrigoyen fue elegido presidente por segunda vez y derrocado en 1930 por un golpe cívico militar fascista, prohijado por la oligarquía nativa y los imperialismos yanqui e inglés.
El pueblo, siempre sabe colocar en cada plato de la balanza de la historia las cargas buenas y malas de quienes gobernaron. Por eso Yrigoyen finalmente fue reconocido por sectores nacionales y populares. También odiado y despreciado por el gobierno oligárquico y fraudulento del general Agustín P. Justo y estigmatizado por las clases dominantes. El caudillo radical murió de viejo en 1933. Eva Duarte, en un acto de coraje impensado para una chica de14 años de aquella época, fue la única alumna en concurrir a clase con un moño negro en señal de luto. Sin duda un acto de rebeldía como otros que había protagonizado siendo una niña de apenas 10 años, al escaparse reiteradamente de la escuela para ir a un asentamiento indígena cercano a Los Toldos, donde organizaba quermeses, bailaba folklore con ellos y daba paso a su vocación artística recitando y haciendo juegos malabares. Siempre junto a los humildes, a los marginados, a los desposeídos, dando amor y solidaridad, absorbiendo la idea de que “donde hay una necesidad nace derecho”. ¡Había que ser fuerte para soportar, en una zona de patrones y esclavos en la cual la diferencia entre poderosos y débiles era abismal, vivir siendo “hija ilegítima”, llevando el apellido de la madre solamente!. ¡Había que bancarse el desprecio y la discriminación que vomitaban las familias “acomodadas” de costumbres asquerosas y denigrantes!. Con Eva no pudieron. Eva supo aguantar y plantarse a fuerza de coraje exhibiendo belleza, talento y carácter. Las luces de Buenos Aires imaginadas a la distancia por una piba quinceañera llamaban a encarar otra vida y a cumplir sueños adolescentes. Y aquí vino. Con sus dotes naturales, siendo una lectora infatigable y apasionada, se fue formando en su carrera artística trabajando y militando sindicalmente duramente largos años. Eva fue una mujer sensible, inteligente, culta y fina cuya femineidad y delicadeza iban de la mano con su carácter fuerte y la firmeza de sus convicciones. Algunas películas muy desafortunadas, por ignorancia o maldad de sus guionistas y directores no destacan precisamente esas cualidades tan importantes que le permitían sobresalir, brillar frente a reyes y al mismo tiempo compartir el mate en un sindicato o en el más humilde rancho de cualquier rincón olvidado de la tierra. A partir de enero de 1944, cuando ocurrió un terremoto que destruyó gran parte de nuestra provincia de San Juan ocasionando desolación y muertes, Eva, siendo una reconocida actriz de radio y cine, jugó un papel preponderante en la tarea de solidaridad. En esa época conoció y enamoró a Perón. Después, en solo 7 años, realizó una obra social impresionante que aún es valorada en todo el mundo. Murió el 26 de julio de 1952. El rostro grosero de la alta burguesía argentina exhibió una mueca de alegría. A los “contreras” adocenados se le cayeron sus babas contaminadas de odio. El pueblo en su más genuina esencia, los trabajadores, los más humildes, la lloraron, la santificaron, la recuerdan y aún existen quienes están dispuestos a “recoger su nombre y llevarlo como bandera a la victoria”
Coincidencias de la historia.
Seis meses después del fallecimiento de Evita, el 19 de febrero de 1953, en la ciudad de La Plata, nació una morochita de ojos grandes, que años más tarde fue dos veces elegida presidenta de la Nación Argentina, extraordinaria estadista a quien su esposo, Néstor Kirchner, la denominó “Presidenta Coraje”. Esa mujer es Cristina Elisabet Fernández, amada por gran parte del pueblo. Atacada e insultada por los descendientes del antiguo gorilaje y los sirvientes de las clases privilegiadas. Cristina sigue dando pelea. Así fueron y son las cosas.
(*) De Iniciativa Socialista