por Lisandro Martínez
Desde hace varios años el poder político hizo lo posible para preparar las condiciones de vulnerabilidad para que murieran quemadas 7 personas en el barrio de Acuba; es una casualidad que no murieran más. El registro para los funcionarios es que murieron “7 gronchos” por los que nadie da un “sope”. Mucho se hablado de “desgracia” mientras algún descerebrado escribió que hubo una D - E - S - I - D - I - A del Estado cuando en realidad acá no ha habido negligencia alguna, como tampoco una falta de cuidado. Si en cambio lo que ha sucedido es que este drama hace rato está latente y potenciado por la política del lucro y tiene montado el escenario de muerte y drama con la complicidad criminal y el abandono de personas de parte de Edesur, del estado municipal, del nacional y también del Concejo Deliberante, que practica lo que los ancestros mafiosos de la familia Macri, la “N’drangheta calabresa”, llaman la omertà, es decir el silencio cómplice ante sucesos estruendosos y miran para otro lado.En Lanús ha sucedido una masacre inocultable con responsabilidades políticas y civiles muy marcadas como las que hubieron en el barrio de Once en el bailable de Cromañón, cuando fueron enviados a la muerte 194 jóvenes. Pero aquí las víctimas fueron llevadas a la hoguera por su condición de excluidos.
Los 7, de los cuales 6 son niños, antes habían sido convertidos por el poder político
mediante la exclusión, en bestias deshumanizadas obligadas a morar en casuchas no aptas para la vida humana. Estos congéneres han sido horriblemente castigados por la política de ajuste de Aranguren, Macri y Grindetti. Esa política de destrucción humana es la misma política que la “oposición” se jacta de resguardar mediante “la gobernabilidad”.
Recapitulando, diez días antes del inicio de esta serie de masacres incendiarias anunciadas, los vecinos de Lanús estuvieron desde el 10/6 sin luz (La Defensa), en varios barrios la gente salió a cortar las calles, incluso el Enre divulgó que llegaron a ser más de 1.000 domicilios los afectados por el corte. Todo esto en plena cosecha de millones y millones de pesos que la empresa de la familia presidencial embucha a través de tarifas abusivas. El monopolio Edesur responde a la protesta popular haciéndole un corte de manga al sufrido pueblo trabajador. Edesur es una empresa que gana más dinero por minuto en Argentina que en cualquier lugar del mundo donde tuviera que brindar un servicio responsable. Aquí los equipos están atados con alambres y nunca se dispone una moneda para su mantenimiento. Edesur ha incumplido y violado varias veces en los últimos 25 años los términos contractuales y el intendente Grindetti le sigue lamiendo los pies sin protagonizar ninguna acción en defensa de los consumidores y de los excluidos, a quienes por supuesto los estados municipal, provincial y nacional son los que les deben garantizar los servicios básicos.
En el barrio de Acuba -al que conocemos desde que se instalaran personas que carecen de todo tipo de medios- no hay agua corriente porque el gobierno municipal se niega a instalarla, ni gas natural por la misma estrechez mental de los funcionarios. Los habitantes de esos andurriales no tienen cloacas y a ningún ente ni institución municipal ni de la nación les quitan el sueño las dificultades que padecen a la hora de higienizarse. Las viviendas tienen paredes de maderas, casi siempre de pallet, que se refuerzan contra las inclemencias del frio con nylon; los pisos son de tierra o de cemento y las puertas de cartones. Si alguien enciende una vela y se le cae, la tragedia está asegurada como profecía autocumplida, porque todo el entorno es fácilmente combustible.
En una recorrida cualquier persona entiende que el barrio es altamente inflamable y como lo han recorrido profusamente los funcionarios municipales cuando van a buscar al Monito Rodríguez –quien maneja esa zona- para que haga alguna barrabasada en nombre de la política oficial. Las más altas autoridades municipales lo conocen en detalle. Por lo tanto la municipalidad de Lanús conoce de memoria lo que es jugar con fuego.
En cualquier empresa donde sus ejecutivos se mandan semejante dislate como el que estamos describiendo, los que mandan los echan como perros, por bestias. ¿Entonces el Concejo Deliberante cuantas muertes más espera que se produzcan para echar a Grindetti?
Grindetti es un funcionario incapaz de enfrentarse a Edesur y desarmar las condiciones catastróficas de las ratoneras donde peligra la vida humana.
Pero esto ha ido muy lejos. Antes Aranguren, Macri y otros explotadores aplicaron un tarifazo en luz y gas sin que los barrios carenciados pudieran resguardar a los niños o contaran con algún subsidio que les garantice los servicios. Las muertes por carbonización evitables sacan a la superficie que no había nada para los parias, quienes debían arreglarse como pudieran. Los habitantes de esos tugurios habilitados por la municipalidad no tienen asegurado el suministro de energía eléctrica que es usada por las familias para calefaccionarse a la hora de las temperaturas invernales.
Macri, un muñeco sin corazón ni pelotas, no se atrevió a venir a Lanús. Tampoco les importó a los funcionarios municipales y en Lanús a Grindetti le interesa más sorberles las medias a Edesur que resolver los problemas del ejército de desocupados engrosado diariamente por la política de gobernabilidad.
Grindetti no actúa con firmeza por complicidad con la empresa y como burla al pueblo junta firmas para “ablandar” a Edesur.
Pero la pregunta del millón es: ¿Qué cuernos hacen los concejales con los cadáveres calientes de 6 niños y un adulto sobre sus pupitres en el Concejo Deliberante, sin encontrar una medida que sea ejemplar contra una empresa que si hace frio no funciona y si hace calor tampoco?
Es necesario convocar a los familiares de las víctimas, las organizaciones de DDHH y de lucha, a organizar un comisión que lleve a políticos, civiles y a los empresarios de Edesur incriminados a juicio, para que sean severamente castigados los responsables y paguen con su libertad y sus fortunas personales los crímenes cometidos.
(*) Del Partido Obrero