domingo, 9 de julio de 2017

Fantasmas

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com


A ésta hora, más tranquilos, a pesar de haber estado a dos minutos de romper una marca única en el plano internacional a nivel clubes, el empate obtenido por Lanús en La Paz ante el sobrevalorado The Strongest es un gran resultado. Obliga al rival a salir a buscar el gol en la revancha, algo que de haber empatado en cero no debería, puesto que la igualdad sin goles en ambos partidos lleva directo a los penales. Esta circunstancia modifica absolutamente los planteos iniciales de ambos equipos para el partido de vuelta. De haber empatado en cero, cuando en 30 días se juegue la revancha en La Fortaleza, Lanús tendría que salir a buscar el gol. De ésta manera podrá cederle algunos metros y obligar a la visita a salir del fondo. Como sea, será otro partido, que obviamente no tendrá el condicionante de la altura. Mano a mano, en iguales condiciones, Lanús es bastante más que el equipo boliviano. El tema era no perder en la altura de La Paz. 
    Si algún día a Bolivia le dejan organizar un mundial, experiencia que el fútbol como deporte más popular merece vivir, posiblemente el local o Ecuador levanten la Copa. Como fuere, sería de un gran atractivo ver a los grandes equipos europeos en el Hernando Siles ante adversarios que habitualmente juegan en la altura, y también verlos enfrentarse entre sí; ver, por ejemplo, un Holanda-Italia. Ni hablar de un Argentina-Inglaterra, por citar otro. 
   A nivel selección, habría tres categorías: equipos integrados por jugadores que nunca
jugaron en la altura, es decir todos menos los americanos; otro grupo de equipos integrados por jugadores que han jugado varias veces en la altura, algunos de ellos muy poderosos como Argentina, Brasil, Uruguay y Chile; y un par de equipos integrados por futbolistas nacidos en la altura, o que tienen la adaptación suficiente a esa circunstancia. Imposible que lo gane un equipo europeo. Por eso, al menos por éste milenio, va a ser difícil que se juegue el Mundial de Bolivia.
   El tema de la altura no es nuevo. En el historial de las eliminatorias, la Selección Argentina enfrentó 9 veces a Bolivia en La Paz, y ganó en apenas tres oportunidades: en 1965, en 1973 y en 2005. En el 65, el fútbol boliviano estaba muy por detrás de los grandes de América del Sur. En 1973, fue con la Selección Fantasma. La mítica experiencia pensada por Enrique Omar Sívori y llevada a cabo por Miguel Ignomiriello tuvo ribetes fantásticos: Un equipo alternativo, integrado por 22 futbolistas del medio local, deambularon durante cuarenta días por Jujuy, Perú, Costa Rica y La Paz, dejando deudas en los hoteles y padeciendo todo tipo de necesidades, incluso enormes dificultades para comer cada día. Claro, cuesta entender a la AFA de antes de Grondona, sobre todo sin indagar en el contexto: La entidad estaba intervenida desde 1965, la primavera camporista llegaba a su fin y la sangre brotaba a borbollones por el accionar de la Triple A. En ese plantel estaban Bochini, Trobbiani y Kempes, quienes aún no habían alcanzado su techo, y otros como Carnevalli, Telch o Poy, hombres de mayor experiencia.  También J J López y Merlo, que al ver cómo venía la mano abandonaron al grupo y se volvieron al país. El resto siguió adelante y el resultado, victoria 1-0, aunque no sus penurias, fue ignorado y desmerecido por la prensa local, como si esos dignísimos futbolistas argentinos, en condiciones inimaginables para el súper profesionalismo de hoy en día, no hubieran clasificado a Argentina al Mundial de Alemania con su victoria en La Paz. Y en 2005, una eliminatoria jugada con el sistema actual de todos contra todos, de ida y vuelta, Pekerman dispuso un once elegido especialmente para sobrellevar esa aventura, con Maxi Rodríguez, Scaloni, Galetti y Figueroa, ante un seleccionado local muy pobre e irregular, que terminó en el último lugar. 
    Los años pasaron, y la cuestión sigue en pie. O peor aún, con el desarrollo del fútbol globalizado, lejos de amenguar, la problemática se profundiza: el fútbol Boliviano va creciendo lenta y paulatinamente, mientras al resto le sigue costando igual que siempre moverse en la altura. Peor es a nivel clubes: si anoche transcurrían sin novedad los dos minutos de alargue que restaban jugarse, Lanús habría sido el primer club argentino que gana en La Paz desde el 1º de marzo de 1970, cuando River derrotó a Universitario por 2 a 0. Es decir, hace más de 47 años. 
    Además del buen resultado, festejamos que Lanús volvió a ser el elenco sereno, preciso y aplicado que supo ser -y que tanto ganó- con Jorge Almirón a la cabeza. Éste Lanús que empató en La Paz, es el mismo que venció con claridad en Chapecó y en Montevideo, y es la continuidad natural del que dio la vuelta en el Monumental, en el Cilindro y en el Único de La Plata. Y éste Lanús, por derecho propio, tiene motivos para seguir ilusionándose con ganar la Copa Libertadores 2017.