por Omar Dalponte
omardalponte@gmail.comEn tiempos preelectorales preferimos dejar la futurología en manos de quienes viven de las encuestas, pues predecir el futuro - generalmente respondiendo a intereses económicos no menores- es tarea de cierta clase de rapiñeros mediáticos que lejos de contribuir al libre juego de la democracia practican el “arte” de confundir para inclinar el plato de la balanza hacia donde más les convenga a ellos y a sus mandantes. Utilizar el poder de los medios de comunicación para influir sobre la decisión de los votantes es un arma cuyo manejo es hoy moneda corriente.
Nosotros, procurando ser cautos, trataremos de reflexionar y aventurar alguna opinión en base a hechos concretos. El bombardeo de la prensa escrita, de los medios radiales y sobre todo el que se lanza por los canales de televisión, pintan este proceso previo a las elecciones primarias a gusto y placer, generalmente con colores absurdos. Lo cierto es que pocas veces hemos visto campañas políticas tan mediocres, de un nivel tan bajo como la que nos toca sufrir en estos días. Campaña que por momentos, si la situación de nuestro país no fuese tan trágica, hasta podría caracterizarse como una comedia de enredos por los ribetes de
comicidad y la carga de confusión y mentiras con que está condimentada.
En esto de hallar formas novedosas para transmitir sus respectivos mensajes, los principales protagonistas transitan por el territorio de la ridiculez. Además de la repugnancia que produce mirar cómo se desgañitan en discusiones de baja estofa algunos representantes de la politiquería barata, ver a Mauricio Macri dando vueltas como una perinola sobre una tarima rodeada de gente hablando como un pastor de almas perdidas, a uno le hace sentir vergüenza porque, en definitiva, es alguien que aunque sea reconocido por la mitad de los argentinos, actualmente ocupa la Casa de Gobierno. El caso de Cristina Fernández, nuestra querida ex presidenta, ofrece también un menú bastante desafortunado. Ya no es la Cristina de los discursos vigorosos y de las vibrantes exposiciones en el Patio de las Palmeras. Repentinamente, desde el acto en el estadio del club Arsenal de Sarandí en adelante, ha cambiado sus tonos altos por una modulación sensiblera y transformado sus escenarios, otrora plenos de presencias combativas y bullicio popular, por asambleas sin el colorido peronista, con gente humilde, necesitada y acongojada, desfilando con sus penas y angustias haciendo sentir a los espectadores como si estuviesen observando las vicisitudes ocurridas en una defensoría de pobres y ausentes. Habrá que ver si más allá de los electores cautivos, en la porción de votantes que definen, convence más el canto lastimero actual que las fogosas, emotivas e inteligentes arengas de 2007 y 2011. Hay piezas en el haber discursivo de Cristina que son y serán por mucho tiempo, brillante material de estudio aquí y en otras partes del mundo. Hoy, la dirigente de alto voltaje político de ayer se presenta como una atractiva señora, devenida en candidata, más cerca del llanto que de la risa. ¿Experimentará alguna otra mutación en lo que resta hasta llegar al 13 de agosto? La gente que observa el espectáculo que brinda la política ¿cree que en la intimidad la Cristina de antes se ha transformado en la Cristina de ahora? Los próximos días y el resultado de las elecciones del mes próximo darán respuesta a estas preguntas. Notamos alguna contradicción: ¿Cómo se compadece la imagen actual de la candidata a senadora nacional con su mensaje subliminal a María Eugenia Vidal cuando confiesa: “ a mí no me sale la cara de buena”? en fin….
Un dato innegable: Los diferentes actos que deberían ser de docencia política sólo son encuentros de rivales en pugna. Y el común denominador en ellos es que los unos ponen el acento en las que creen son las facetas criticables de los otros, pero las propuestas de cómo y cuándo se resolverán los enormes y difíciles problemas argentinos brillan por su ausencia.
Sergio Massa se esfuerza por presentarse como el más propositivo de los candidatos pero en verdad, por lo menos hasta este momento en que faltan escasos veinte días para las P.A.SO, parece que las grandes mayoría lo perciben no mucho más que como un prolijo vendedor de ilusiones envueltas en papel de caramelos. De todas maneras la figura de Massa, si finalmente obtiene buenos resultados, por edad y presencia pública, tal vez pueda recorrer un prometedor camino hacia 2019.
En la recta final la gobernadora María Eugenia Vidal probablemente acelere su accionar y cumpla –si puede- con lo que muchos de sus correligionarios esperan de ella: conquistar votos utilizando su imagen “angelical” y un discurso de catequista parroquial. ¿Serán suficientes estos recursos? ¿Su gestión posee logros visibles que el pueblo de la provincia de Buenos Aires valore tanto como para respaldar a los candidatos de Cambiemos que ella amadrina?
En lo que se refiere a nuestra realidad local la campaña ni siquiera es medianamente entretenida. A no pocos preocupa que los candidatos de Unidad Ciudadana no hayan caminado las calles de Lanús para que los vecinos conozcan sus propuestas. Los actos principales se han efectuado en salones cerrados y los discursos tuvieron como destinatarios a los convencidos. En uno de los encuentros para presentar los candidatos del FUC hubo discursos de Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda, Edgardo Depetri, candidato a concejal y Máximo Kirchner, diputado nacional. Hubo exhortaciones a recorrer los barrios, pero los tramos más extensos se dedicaron a volar en las alturas de lo nacional. Comprensible en Ferraresi y Kirchner. No tanto en Depetri, de quien se esperaban ideas para resolver lo relativo al hambre, la desocupación, la salud, la vivienda, el trabajo y la seguridad, que en Lanús son problemas acuciantes. No hay demasiado tiempo, pero nunca es tarde para encaminar las cosas.
1País y Unidad Ciudadana de Lanús, tal vez estén esperanzados en que las locomotoras de Massa y de Cristina los lleven a buen destino como furgones de cola. En tres semanas las cartas estarán echadas. Mientras tanto el Frente Cambiemos se recuesta en la gestión del intendente Néstor Grindetti y en la figura de su principal candidata Noelia Quindimil. Voces escuchadas en distintos sectores lanusenses auguran y aseguran, una feliz jornada electoral para el macrismo local en agosto próximo. Todos tenemos que esperar que llegue el día de contar los granos que haya en los graneros. No los que esperan ser cosechados.
(*) De Iniciativa Socialista