por Alejandro Chitrangúlo
Algunos cambios en el estilo de vida nos pueden ayudar a prevenir la diabetes.
Cuando el nivel de la glucosa sanguínea está más alto de lo normal, pero no lo suficiente para alcanzar el nivel de la diabetes, se denomina prediabetes.
En esa circunstancia, rara vez alguien necesita medicamentos; pero cambiar el estilo de vida, por ejemplo, con mejor alimentación, más ejercicio o perder peso, generalmente logra reducir la glucosa sanguínea hasta un nivel más sano y ayuda a prevenir la diabetes.
La diabetes se presenta cuando hay demasiada glucosa (azúcar) en la sangre. A fin de entender la diabetes, hay que entender la hormona insulina. Después de comer, el páncreas produce insulina y la envía a la sangre. La insulina se desplaza por la sangre y funciona como una llave que permite a la glucosa de la comida ingresar a las células. A medida que la glucosa ingresa a las células, la cantidad de glucosa en la sangre disminuye. Cuando uno tiene diabetes, ese proceso no funciona como
debería y mucha glucosa permanece en el torrente sanguíneo.
Existen varios tipos de diabetes. El más común es la diabetes tipo 2, que se desarrolla cuando el cuerpo ya no puede producir suficiente insulina para mantener a la glucosa sanguínea en un nivel sano, o cuando las células corporales se vuelven resistentes a la insulina.
Los médicos pueden diagnosticar la diabetes mediante varios exámenes diferentes. Uno de los más comunes es el análisis de la glucosa sanguínea en ayunas. Para ello, se extrae una muestra de sangre después de que la persona no ha comido durante 8 horas y se analiza la cantidad de sangre presente: el rango normal está entre 70 y 100 miligramos por decilitro (mg/dl); la diabetes está en 126 mg/dl o más; y cuando la glucosa sanguínea se encuentra entre 101 y 125 mg/dl, eso es prediabetes.
Encontrarse en el rango de la prediabetes indica que uno corre más riesgo de desarrollar diabetes si no cambia algo. Entre los factores de riesgo más importantes para la diabetes están el exceso de peso, la inactividad y la edad. A pesar de que la diabetes puede desarrollarse a cualquier edad, el riesgo aumenta a medida que uno envejece, especialmente después de los 45 años. Si bien usted nada puede hacer respecto a su edad, sí puede implementar otros cambios importantes para reducir el riesgo.
Considere su nivel de actividad, pues ser regularmente sedentario puede elevar su riesgo para diabetes. Haga del ejercicio una prioridad. No tiene que ser una sesión de ejercicio vigoroso, sino una caminata rápida, una vuelta en bicicleta, una tarde haciendo jardinería… Todo lo que obliga a moverse ayuda. Procure hacer 30 minutos diarios de ejercicio moderado. Si no puede hacerlo de una sola vez, intente con varias sesiones de 10 minutos a lo largo del día. Elija una actividad que sea divertida para usted a fin de que sea más probable que se adhiera a ella.
Según piense en cómo mejorar su alimentación, concéntrese en alimentos bajos en grasa y altos en fibra. Enfóquese en comer frutas, verduras y cereales integrales. Si no está seguro de qué es lo correcto para usted, considere reunirse con un especialista en dietética para que revise su alimentación y la ayude a hacer los cambios.
Es también importante que se haga revisar regularmente la glucosa sanguínea para saber si está progresando. Converse con el médico acerca de la frecuencia con la que se debe analizar la glucosa sanguínea. Si tiene alguna pregunta o duda, por favor aclárelas también. En muchos casos, la glucosa sanguínea que recae dentro del rango de la prediabetes puede controlarse con éxito sin medicamentos
Posibles síntomas de prediabetes
1. Visión borrosa: Las alzas y caídas repentinas de los niveles de azúcar en la Sangre (habituales en personas con pre-diabetes) pueden dañar la habilidad del ojo para enfocar, lo que genera visión borrosa. Una vez que se regulen los niveles de azúcar, este síntoma debería desaparecer.
2. Sed excesiva: Cuando hay exceso de azúcar en la sangre, el cuerpo la elimina a través de la orina, lo que impulsa a ir al baño más de lo habitual. Eso, a su vez, causa deshidratación y es lo que produce sed excesiva.
3. Heridas o infecciones que demoran en sanar: Los niveles altos de azúcar en la sangre retrasan la circulación, por lo que la piel necesita más tiempo para curarse a sí misma. Por ello, los pequeños moretones y cortes tardan más de lo normal en sanar. La pre-diabetes también puede promover el crecimiento de bacterias y hongos, que conducen a infecciones recurrentes en la piel, la vagina y/o el tracto urinario.
4. Fatiga: Tu cuerpo utiliza el azúcar en la sangre como combustible, pero la prediabetes provoca resistencia a la insulina, lo que hace que tu cuerpo no sea capaz de convertir de manera eficiente la glucosa en energía. En consecuencia sientes fatiga y cansancio excesivo.
5. Aumento o pérdida de peso inexplicable: Cuando el cuerpo no puede obtener la energía que necesita de la glucosa en la sangre, comienza a quemar otras cosas para obtener energía, eso puede provocar pérdida repentina de peso, aunque no hagas dieta o ejercicio. No obstante, la resistencia a la insulina también puede hacer que sientas hambre y subas de peso.
6. Áreas de la piel se oscurecen: La insulina alta acelera la velocidad de reproducción de las células de la piel, lo que produce ´acantosis pigmentaria´. Esto pasa cuando la piel del cuello, debajo del brazo o en los pliegues de los codos comienza a oscurecerse y adoptar una sensación lisa o aterciopelada.