Marcelo Suárez, (foto), de 48 años y padre de dos hijos, murió el domingo pasado y sus allegados no desvinculan su muerte de una increíble medida que en su contra tomó Diego Kravetz, secretario de Seguridad del municipio.
Suarez se desempeñaba como chofer en el área de Prensa y nuevos medios de la Municipalidad de Lanús y por la tarde regenteaba un lavadero de autos propiedad de su familia, en Carlos Casares al 2000. El lavadero fue clausurado el viernes a las 16:00 por orden del secretario de Seguridad Diego Kravetz, en un operativo policial cinematográfico, con tres patrulleros, seis policías, un inspector municipal, y con el subsecretario del área presente. El motivo: un matafuego vencido.
Pero en realidad la familia de Suarez tiene otra versión: Días atrán un vehículo de la Secretaría de Seguridad que esperaba para ser lavado, fue robado por un ex empleado del lavadero, despechado porque había sido despedido. La denuncia fue radicada inmediatamente en la comisaría 1ª, con los datos del delincuente y las filmaciones que corroboraban lo sucedido.
Nadie le saca de la cabeza a sus familiares, que la arbitrariedad de Kravetz, que cerró un negocio de la noche a la mañana, actuando como jefe de policía de un país bananero. desencadenó el pico de estrés que terminó con la vida de Marcelo Suarez, quien el domingo pasado, cuando repasaba lo sucedido con su esposa, cayó desplomado, muerto, en su casa.
Después llegó a la casa velatoria una corona que decía Nestor Grindetti.
Kravetz, el mismo que arma patotas de barrasbravas, ejerce justicia por mano propia.