Bran fue una figura emblemática del Pedrazismo desde 1985 a 2012 cuando se engullían el 50% de los salarios ferroviarios que el Estado pagaba íntegros y ellos cortaban a la mitad, pagándole chauchas a los tercerizados y teniendo la garantía de todo el arco político de que nunca iban a ir en cana por malversación de fondos de dinero público o estafar a miles de trabajadores.
Bran siempre cayó parado en la administración de las cajas negras del Estado, de allí que fue interventor del Belgrano Cargas. Estuvo en la dirección de Ferrobaires y desde allí armó grupos de choque para disciplinar a los tercerizados y una armada de brancaleone que “administró” todo el período de Scioli sin que al final, con el desastre de accidentes y quiebra, hubiera ni una ficción de auditoría de parte de Cambiemos ni de la famiglia Macri, quienes venían de una tarea similar en el Correo Argentino y por lo tanto la consigna era “entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera”.
Bran intentó reingresar a la política por medio de El Porve. Ya lo advertimos en agosto de 2015. Hoy vuelven (ver pasacalles en Lanús) Randazzo y Bran, como aquellos personajes de la picaresca criolla “Marcos y su caballo rosillo”, dos sinvergüenzas que quedaron para siempre en la tradición oral entrerriana, a tal punto que la gente cuando veía a dos personas juntas a las que se conocía largamente por sus jodidas mañas, solía decir: “Se juntaron Marcos y su rosillo”.
Lisandro Martínez