por Alejandro Chitrángulo
Habitualmente, cada vez que comienzan los días fríos los mosquitos empiezan a desaparecer. Sin embargo, este otoño fue la excepción. ¿Por qué?Hay una explicación: es que hay una especie que se llama Aedes Albifasciatus que se reproduce en los charcos de lluvia y sobrevive a zonas mucho más frías que Buenos Aires, incluso pueden aguantar las temperaturas de Tierra del Fuego.
El doctor en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y líder del grupo que estudia mosquitos en la Facultad de Ciencias Naturales, Nicolás Schweigmann, explicó que “hay un incremento inusual en la cantidad de mosquitos de esta especie debido, en gran parte, a las lluvias que cayeron en los últimos días”.
“Esta especie deja sus huevos en el barro que se forma al costado de los charcos y se reproduce cuando vuelve a caer agua”, agregó el científico.
En cuanto a la resistencia al frío, el especialista sostuvo que “se trata de la única especie
silvestre que hay en la Patagonia. En Buenos Aires se forman en los charcos de los parques, aunque la mayoría son traídos por el viento desde los alrededores, como los bosques de Ezeiza. Sólo pican durante el día”, comentó Schweigmann.
Según contó, en las próximas semanas si hay buen clima y no cae mucha agua, el insecto desaparecerá. “Si vuelve a caer mucha agua, el ciclo de vida del insecto se va a retroalimentar. Pero si se mantiene el buen tiempo, como dicen, en dos o tres semanas ya casi no se van a ver mosquitos molestando”, concluye Schweigmann.
Cómo no ser comida para mosquito
Según los expertos, los mosquitos tienen sus preferencias cuando llega su hora de comer (chupar sangre). Solamente una persona de cada diez resulta atractiva para estos insectos. Y cuidado, que el líquido que extraen de nuestros cuerpos no les sirve solamente para saciar el hambre. Las mosquitos hembra (los machos no pican a las personas) necesitan sangre humana para que sus huevos sean fértiles. A pesar de que no se ha descubierto aún exactamente qué es lo que los mosquitos prefieren de la sangre humana, la búsqueda de los científicos pasa por examinar los olores y compuestos (hay más de 400 diferentes) que exuda el cuerpo humano y de qué manera pueden llegar a ser atractivos para estos insectos.
Lo que sí tiene claro los investigadores, es que el factor genético tiene más de un 85% de importancia cuando hablamos de nuestra susceptibilidad a las picaduras de mosquito. También tienen identificados ciertos químicos del cuerpo humano que, cuando se encuentran en una cantidad excesiva en la superficie de la piel, actúan como un factor de atracción y nos convierten en un banquete.
Las personas con altas concentraciones de esteroides o colesterol en su superficie cutánea atraen a los mosquitos. Pero esto no significa necesariamente que estos insectos elijan como víctimas a aquellos que tengan altos niveles de colesterol, sino a aquellos que son más eficientes en la metabolización del colesterol, razón por la cual los subproductos quedan en la piel. Los mosquitos también eligen como víctimas a personas que producen altas cantidades de ciertos ácidos, como el ácido úrico o el ácido láctico. Este tipo de sustancias dispara sensaciones olfativas en los mosquitos, decidiendo de esta forma su preferencia por una víctima en desmedro de otra. Aparte, los mosquitos cuentan con un poderoso sentido del olfato: pueden oler a sus presas a la impresionante distancia de 50 kilómetros. Algo que no es precisamente una ventaja para quienes emiten grandes cantidades de dióxido de carbono, ya que para estos insectos cualquier tipo de dióxido de carbono es atractivo más allá de la distancia.
El tamaño también es importante, las personas de gran contextura tienden a emitir más dióxido de carbono, razón por la cual los mosquitos prefieren como alimento a los adultos mas que a los niños. Las embarazadas también son una población de riesgo, ya que producen cantidades de dióxido de carbono superiores a las normales.
Lugares preferidos
Los lugares preferidos por los mosquitos son las fuentes de agua; cualquier lugar en el que haya agua sirve para ellos, pero prefieren el agua estancada. Los expertos afirman que aún en zonas desérticas los mosquitos eligen picar a sus víctimas cerca de algún lugar con agua.
En climas decididamente fríos estaremos a salvo la mayor parte del año. Pero a no equivocarse, lugares como Alaska o el Himalaya por ejemplo, son los elegidos por grandes bandadas de mosquitos para migrar durante poco menos de un mes al año. Después de este dato queda claro que ningún lugar es totalmente seguro. Es que los mosquitos, en sus más de 175 variantes conocidas, están en el planeta desde antes que nosotros mismos. Se piensa que aparecieron por primera vez hace 170 millones de años. Y como no van a desaparecer, por lo menos en el corto plazo, lo mejor es tomar medidas para minimizar su dañino impacto.
Nuestro amigo el repelente La efectividad de la mayoría de los repelentes contra mosquitos depende de los químicos que lo componen. El principio activo que contienen la mayoría de los repelentes desde 1957 es el DEET (o N,N-dietil-3-metilbenzamida, tal es su denominación química). Según estudios recientes, un repelente con un 23,8% de DEET (la mayoría de los que se venden contienen entre un 10 y un 30%) mantienen a quien se lo aplique, libre del flagelo por un espacio de cinco horas. Mientras que los repelentes con menos de un 10% de concentración de DEET son aptos para ser aplicados en bebés de más de dos años, según el consejo de los especialistas.
Si lo que buscamos es evitar por completo los repelentes químicos, existen opciones. Incluso algunas de ellas son muy prometedoras. Hay un repelente a base de aceite de poroto de soja que mantiene su efectividad contra la picadura de mosquitos por aproximadamente una hora y media. Existen también otros aceites que brindan una protección de corto tiempo: aceite de cedro, aceite de citronela, aceite de menta, aceite de geranio o variedades de aceite de eucaliptos, que según algunos estudios preliminares ofrecerían una protección más prolongada.
Medidas drásticas
Evitar, si es posible, salir entre el anochecer y el amanecer pues los mosquitos pican habitualmente durante este período; si se sale por la noche llevar ropa con manga larga, pantalones largos, medias y evitar los colores oscuros, que atraen a los mosquitos.
Los espirales, pueden ser útiles, sobre todo los fabricados a base de resina impregnada con derivados del pelitre. Arden muy lentamente (6-8 horas en el interior), apoyadas sobre un simple soporte metálico, y producen una ligera humareda semejante al incienso, pero con efecto repelente e insecticida. Las tabletas también son de una resina impregnada de piretrinoides. Este sistema pierde eficacia si la habitación no está bien cerrada. Su efecto durará unas 8-10 horas. Los aparatos emisores de ondas para ahuyentar los mosquitos no han demostrado en absoluto su eficacia cuando los entomólogos han realizado pruebas con ellos.
También es sumamente eficaz y útil que el gobierno realice campañas de descacharreo y fumigacion.