por Omar Dalponte
omardalponte@gmail.comSi lo que pretendemos los peronistas es ganar las elecciones en octubre, es obligación presentar un bloque fuertemente unido. Caso contrario no habrá posibilidades de triunfo. Con Cristina sola no alcanza. Sin Cristina perdemos. Si la compañera decide ser candidata, bien. Si resuelve no serlo habrá que respetar tal decisión teniendo en cuenta que es nuestro mejor cuadro político y tarde o temprano puede ser llamada a conducir a todo el peronismo. Entre otras cosas, de las muchas que debemos tener presente, es su obra de gobierno, sus dos elecciones ganadas cómodamente y la impresionante despedida que le dieron más de setecientas mil almas cuando concluyó su último mandato. Esto ultimo, un hecho totalmente inédito en la historia argentina. Por otra parte nuestro Movimiento, que contiene a millones de voluntades, debe estar dispuesto a reconquistar el poder asumiendo que entre nosotros no sobra nadie. Dejemos que los de afuera, principalmente ese periodismo mentiroso y sirviente de los poderosos que destila veneno minuto a minuto, hable de nuestros “impresentables” con el fin de desprestigiarnos y dividirnos. Cuanto más nos atacan más debemos unirnos. Si así no lo hacemos quedaremos siendo bocaditos individuales a los cuales será fácil comerse uno por uno.
Los ataques lanzados últimamente contra Daniel Scioli por algunos programas de TV y radio que taladran los oídos de cierta audiencia, responden a una estrategia de los monopolios de las comunicaciones para desgastar a una de las principales figuras con que contamos para
enfrentar al neoliberalismo en los próximos comicios. Así podemos ver y escuchar a la tilinguería mediática personificada en unas cuantas señoras, señoritas y “señoritos” al borde de un ataque de nervios, metiéndose en la vida privada del ex gobernador de la provincia de Buenos Aires. Seguramente, por ignorancia, por complicidad con los que mandan en las corporaciones mediáticas, por su vocación de ser lacayos, por sus escasas luces y falta de ética, esas voces avinagradas y sometidas jamás se pronuncian ante las injusticias que padecen miles y miles de seres humanos por la falta de abrigo, de pan y de techo. Atacar a Daniel Scioli es acometer contra quien, mal que le pese a muchos, tuvo el favor del cincuenta por ciento del electorado en el año 2015 y es, nada menos, que el vicepresidente del Partido Justicialista. Esta es “la verdad de la milanesa” como decían los abuelos. Lo demás, es palabrerío mal intencionado que al final, para los charlatanes y charlatanas, puede significar un disparo en los pies.
La reaparición del compañero Florencio Randazzo en la escena política debemos tomarla como algo positivo que ayudará a definir posiciones dentro del Peronismo y a poner algunos temas en su lugar. Si el chivilcoyano logra construir una corriente que lo apoye y finalmente hay acuerdo para competir en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) ahí se verá quien es quien en nuestro Partido y lo que corresponde es acatar la decisión popular. Tomar a Randazzo como un enemigo es confundir el camino. Se entienden algunas broncas que vienen de otro tiempo. Pero entendamos que no es conveniente utilizar municiones contra los propios y recordemos aquella recomendación de Perón que “para un peronista no debe haber algo mejor que otro peronista”.
Personalmente quien escribe estas líneas es partidario de la unidad respetando, como hemos dicho tantas veces, las conducciones actuales y muy especialmente la que en Lanús ejerce Darío Díaz Pérez. También, cuando llegue el momento, después de elegir a las nuevas conducciones, habrá que alinearse disciplinadamente con quienes el Peronismo en su conjunto, democráticamente, haya resuelto seleccionar.
Los compañeros intendentes agrupados en los grupos denominados “Esmeralda” y “Fenix”, ahora aparentemente funcionando juntos, merecen una atención especial en todo este proceso hasta llegar a la confección de listas de candidatos. Lo mismo que los representantes del movimiento obrero a quienes obligadamente hay que integrar por tradición peronista y por el rol que cumplen en la sociedad.
Una muy buena noticia para los trabajadores en general y para los docentes en particular ha sido el triunfo de la Lista Celeste que encabezó Roberto Baradel en el gremio de los maestros. Esta vez a no pocos políticos afines al macrismo y a muchos comunicadores que demonizaron al titular de Suteba les salió el tiro por la culata. Cuánto más trataron de desprestigiar a Baradel más fuerte fue el apoyo que finalmente recibió. En definitiva el voto por la Lista Celeste, emitido en un marco de alta conflictividad significa un contundente rechazo a las políticas del macrismo. Y sin lugar a dudas, no sólo salió fortalecida una de las figuras principales de la dirigencia docente de la provincia de Buenos Aires, sino también la posición de la Confederacion de Trabajadores de la Educación (CTERA) y de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) Como se ve, ante estos resultados auspiciosos para el movimiento obrero organizado, renacen las esperanzas. Permítasele a este cronista expresar una opinión fraternal. La elección en Suteba pasó. Más allá del calor de una confrontación circunstancial y de las diferencias entre dirigentes de las distintas opciones es bueno tener presente que detrás de cada lista hay votos y que esos sufragios fueron emitidos por trabajadores. Por lo tanto, especialmente a nivel de bases, merecen el mismo respeto ganadores y perdedores. Los enemigos no están entre los laburantes. De manera que, respetuosamente sugerimos que pasado el acto electoral haya un solo puño para golpear donde corresponda. Es uno de nuestros mayores anhelos.
(*) De Iniciativa Socialista