por Omar Dalponte (*)
omardalponte@gmail.comHabrá que ver qué ocurre en octubre. Desde aquí, tan cerca en el tiempo y tan lejos para nuestras ansiedades, sólo podemos tirar sobre el papel algunas reflexiones. No mucho más. De no ocurrir algo demasiado inesperado imaginamos que en las próximas elecciones la pelea principal se dará entre las tres fuerzas políticas que hoy aparecen como protagonistas con mayor peso en el escenario político argentino: El Frente Cambiemos, el Peronismo mas sus aliados probablemente agrupados, nuevamente, en el Frente para la Victoria y el Frente Renovador. Como siempre, la mayor disputa ocurrirá en los grandes distritos: provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y ciudad de Buenos Aires (CABA).
Por supuesto será en el territorio bonaerense donde se producirá la competencia más significativa y el resultado, como es habitual, será decisivo para lo que suceda en nuestro país después de las elecciones. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol. Cambiemos ya echó a rodar los nombres de sus candidatos y ninguno de ellos, por lo que uno ve y escucha, despierta gran interés en la gente. Pero el macrismo tiene en este distrito una carta brava que, por esas cosas casi inexplicables de la política puede tallar fuerte aunque no sea candidata: María Eugenia Vidal. Todo indica que quien sea bendecido y acompañado en campaña por la actual gobernadora podría recibir un caudal de votos nada despreciable. Algunas encuestas
un tanto artesanales pero confiables, realizadas en Lanús, tanto en la zona céntrica como en los barrios de la periferia, sorprendieron a quienes efectuaron la consulta. Vidal, según no pocos esperanzados vecinos, digna de crédito, merece un tiempo de espera. ¿Sostendrán las personas que hoy dan esta respuesta la misma opinión dentro de cinco meses? ¿Servirá la imagen positiva de la gobernadora para garantizar votos a favor de Cambiemos? ¿Podrá mantener ella esa imagen durante el tiempo por venir que, según algunos husmeadores de los humores populares presagian llenos de conflictos? Esto será comprobable después del cierre de los comicios.
El peronismo bonaerense, diseminado en diferentes parcelas, aún no tiene resuelto el tema de los nombres que encabezarán las listas principales. Aún –faltando tan poco tiempo para las elecciones- no se sabe si serán producto de una inteligente decisión que concrete la unidad de todos los sectores o resultado de una competencia en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) a realizarse en agosto próximo. La primera de las opciones, de acuerdo a la opinión de viejos conocedores del Peronismo, sería la solución ideal en tanto y en cuanto la unidad se realice mediante la producción de un acontecimiento político público muy vigoroso, transparente y sólido que demuestre seriedad, convicción y voluntad para ganar la confianza de los bonaerenses. Respecto a la segunda alternativa, nos permitimos opinar que la confrontación en las P.A.S.O sería positiva si los triunfadores contaran con el acompañamiento de los derrotados. En verdad, aquello que “quienes ganan conducen y quienes pierden ayudan a los victoriosos”, tantas veces declamado, nos parece bastante alejado de la realidad. Generalmente, en nuestra dolorida Argentina, después de cada elección interna en sindicatos o partidos políticos, el que gana se queda con la torta y el que pierde se va a la casa insultando al que ganó, pacta con los adversarios o se corta por afuera. Un dato de la realidad: las indecisiones, las demoras y las equivocaciones en lo que tiene que ver con las designaciones o elecciones de candidatos en tiempo y forma suelen ser fatales. Una pregunta fundamental: ¿Cristina Fernández será o no candidata?.
Puede serlo por Santa Cruz. Pero aquella provincia está en llamas. También está en condiciones de postularse en la provincia de Buenos Aires y sabido es que en este distrito tiene muchas posibilidades de ser ganadora con cierta comodidad. Pero.. ¿y después qué? En épocas de esta democracia cautiva iniciada en 1983, luego de la noche negra de la dictadura cívico militar, a Alfonsín primero y a Menem más adelante, concluidos sus turnos presidenciales, no les fue bien al ocupar una banca en el Parlamento. Don Raúl, por su inveterada costumbre de mandarse a mudar antes de terminar sus mandatos, fue elegido senador a fines de 2001 y renunció en julio de 2002. La presencia de Menem en el Senado no es otra cosa que la cara grotesca de la decrepitud en la Cámara Alta. Cristina Fernández es, sin ninguna duda, el cuadro político de mayor capacidad de la República Argentina y su nivel como estadista es reconocido internacionalmente. Ahora mismo, está brillando en foros internacionales como pocas veces lo han hecho otros ex presidentes. Entonces ¿no sería una grave equivocación sumergirla en el barro de una campaña electoral y mezclarla después con los manoseos parlamentarios? Su etapa como destacada legisladora le sirvió para llegar a ser lo que fue: dos veces presidenta electa de la Argentina. Volver a aquel tiempo legislativo sería, en opinión de este cronista, un retroceso para quien en 2019 puede ser reclamada por las grandes mayorías nacionales. Además, la falta de definición sobre su rol en el futuro, y el “cantinfleo” reiterado no ayudan en un momento en que hay un pueblo que reclama y que espera de sus mejores referentes actos inteligentes, de grandeza y de coherencia frente a las necesidades existentes y los graves peligros que acechan a nuestro país.
El Frente Renovador también corre el riesgo de irse a la banquina si continúa elaborando respuestas en base a los movimientos de las otras fuerzas políticas. Es verdad que toma algunas iniciativas interesantes, pero respecto a candidaturas está inmerso –hasta ahora- en la misma incertidumbre que el Peronismo. Las vacilaciones, el no señalar rumbos con precisión y seguridad, no poner de cara a la sociedad los nombres y apellidos de quienes intentarán llevar adelante ideas y proyectos, demuestra falta de personalidad y ausencia de liderazgos en los partidos políticos. Últimamente el FR ha sufrido algunas deserciones no menores como la de Alberto Fernández y otros referentes de cierta influencia en determinados sectores. Cuando esto ocurre se puede perder el capital acumulado como agua en un colador. A pocos meses de una elección fundamental para el destino de la Patria, casi todo está por verse. Realmente grave.
(1) “Cantinflear”: modo de hablar sin comunicar mensaje alguno ni cubrir el punto, creado por el actor y comediante mexicano Mario Moreno (Cantinflas). Ej: “¿Cómo dice que me dijo que dijo?” “Qué sí, que no, que todo lo contrario”.
(*) De Agrupación Peronista Iniciativa Socialista