¿Merendero? |
Ahora hay otra visión de cómo los grindettistas llegaron a Lanús con menos intención de cambiar lo más podrido de la política que de aprovecharlo en su beneficio.
La mayoría de los referentes territoriales que habitan la zona oeste de Lanús y que se han sentado alguna vez con Adrián Urrelli, saben por boca de éste, que Néstor Grindetti apenas asumió la intendencia, le encomendó a su actual jefe de gabinete copar las organizaciones que percibían algún tipo de beneficio social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para generar un contrapeso con las que cobraban subsidios de Nación -dando por sentado que estas últimas son ciento por ciento kirchneristas- para así tener “tropa propia”.
Con ése objetivo Urrelli delegó en Carlos Ganduglia dicha tarea, quién reclutó a Marcelo “Monito” Rodríguez y a Diego Zurita como ejecutores del asunto, dado que viven en la zona donde hay mayor cantidad de beneficiarios sociales del gobierno de la ciudad a través del trabajo de cartoneros nucleados casi en su totalidad en el Movimiento de Trabajadores
Excluidos (MTE). A ambos, a Rodriguez y a Zurita, el secretario de Vigilancia Ganduglia ordenó abrirles sendos comedores sociales, a los que se les provee de mercaderías pero no funcionan como tales. El Monito recibe mercadería para el “comedor” Con los pibes no, en la calle María Teresa y Hernando de Magallanes. Allí funciona un pool (foto) y no un comedor. A Zurita con autorización de Urrelli se le otorgó un predio municipal que ahora figura en el municipio como un comedor en José León Suarez y Coronel Molinedo (ver nota anterior).
El escándalo del comedor Los Cartoneritos, para las fuentes que nutren esta nota, se produjo por la suma del desconocimiento de Diego Kravetz sobre el territorio y los enrevesados vínculos entre los actores lugareños. Es así que el secretario de Seguridad termina cayendo en una emboscada -intencional o no- que le viene como anillo al dedo al factótum Carlos Ganduglia, quién venía perdiendo terreno por los descalabros que se produjeron en el área de cooperativas y motivo por el cual Marcelo Villa, un delfín de Kravetz asumió el lugar de Ganduglia en la Secretaría de Políticas Sociales. Allí Villa por temor a escándalos mediáticos barrió varios ñoquis protegidos por Ganduglia y le quitó el manejo económico de varias cooperativas, “pecado que el barrabrava devenido a político vengaría”, opina un veterano municipal.
Mientras todo lo relatado sucedía, al “cerebro” de Urrelli se le ocurre una “brillante” idea para recuperar el amor de su jefe Néstor Grindetti: disputar nada más y nada menos que el poder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) con uno de sus “mejores” cuadros políticos: el director de Mantenimiento municipal y usurpador de tierra comunal destinada a plaza: Diego Zurita, quién financiado por Carlos Ganduglia en su candidatura a cacique plenipotenciario del MTE, empapeló y pintó toda Villa Caraza e incluso gran parte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con afiches -dicen que de mejor calidad que lo que pegaba Grindetti como candidato a intendente- para su campaña.
Los fondos para la campaña de Zurita, dicen las malas lenguas, llegaron casi al mismo tiempo que ocurrió el famoso robo de cooperativas, pero todo el apoyo oficialista no alcanzó y Zurita perdió las elecciones, no sin antes dejar marca registrada de “demócrata”: aseguran que al verse derrotado mandó quemar urnas.
Luego de esta elección fallida para Zurita, sobrevino el incidente de las tropas de Karavetz entrando a Los Cartoneritos, y aquí un adversario dele mencionado hace una aclaración: “Zurita tiene códigos. Saría incapaz de buchonearle a la policía”.
Pero dicen que por este incidente con el MTE, y la poesterior movilización de los piqueteros a la municipalidad y el escrache que le hicieron a Grindetti, Ganduglia se restriega las manos por caída de las acciones de Kravetz, y Noelia Quindimil y compañía, hacen lo mismo por la baja en las acciones de Urreli. Lo que se dice, una familia unida...