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domingo, 12 de marzo de 2017

Unidad del Peronismo con los trabajadores

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

Durante un par de días de la semana anterior  miles de personas se movilizaron por las calles de Buenos Aires y también en varios lugares de la Argentina. Después del triunfo electoral del macrismo en noviembre de 2015, hubo algunas concentraciones opositoras importantes. Pero cuando las calles desbordaron realmente fue en las oportunidades en que la convocatoria partió del Movimiento Obrero Organizado: la CGT Y LA CTA. Así pasó el 29 de abril de 2016. Así ocurrió el pasado 7 de marzo del corriente año. Esto demuestra que los trabajadores agrupados en las centrales obreras, más las organizaciones sociales que se sumaron a la realización de tales movilizaciones, hoy constituyen el sujeto histórico opositor al neoliberalismo más importante de la Argentina.
El 7 de marzo marchamos por las calles más de medio millón de trabajadores. Ningún partido político tiene, en la actualidad, semejante poder de convocatoria. Este es el dato más importante frente a cualquier acontecimiento menor que haya sucedido ese día. Después de los tiempos menemistas, a las organizaciones sindicales les costó mucho recuperarse del estado anémico en que habían quedado por la destrucción de las industrias, la entrega descarada del patrimonio nacional,  la pérdida de gran parte de los derechos sociales y por
las nefastas políticas neoliberales que contaron con la complicidad de cierta dirigencia sindical. De aquel tiempo de enorme retroceso del campo popular es bueno rescatar a  Hugo Moyano y Juan Manuel Palacios, que desde el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) fueron abanderados en la lucha contra el menemismo. También, la aparición de la Central de Trabajadores Argentino (CTA) en 1992  constituyó el nacimiento de una nueva esperanza para reconquistar la dignidad de los trabajadores y defender  la causa nacional. Fue a partir del año 2003, debido a la reactivación industrial, la creación de millones de puestos de trabajo, el pleno, libre y democrático funcionamiento de la Ley de Convenciones Colectivas de Trabajo cuando las organizaciones sindicales pudieron recuperar sus fuerzas y volver a tener un real protagonismo en el escenario nacional. Abierto este proceso de ascenso al mundo del trabajo de los sectores más postergados, luego de varias divisiones en las superestructuras de los gremios que por desgracia parcelaron al movimiento obrero, se avanzó positivamente en el acercamiento de las centrales de trabajadores (CGT-CTA) sumando a importantes organizaciones sociales y acordando efectuar acciones conjuntas. Entre tantos y tan grandes aciertos del gobierno peronista kirchnerista, uno de sus errores garrafales fue prestar más atención a las voces políticas anti sindicalistas arrimadas al calor oficial, que a los requerimientos justos de los trabajadores. Esto, principalmente durante la gestión de Cristina Fernández, produjo una separación  del gobierno y el sindicalismo totalmente negativa y absolutamente inadmisible bajo un gobierno peronista. El peronismo nació de los trabajadores quienes, históricamente, fueron la columna vertebral del Movimiento Nacional. Por lo tanto no debería caber en la mente de ningún peronista el divorcio con las organizaciones sindicales. Cuando esto ocurrió, quedamos a la intemperie, nos despojaron, nos sometieron y ahora –suceso gravísimo para el campo popular-  perdimos electoralmente.
En todos los años de gobierno kirchnerista tan positivos para la Argentina, se han arrimado a nuestras filas infinidad de compañeras y compañeros con las mejores intenciones de acompañar el proceso de liberación nacional y social de nuestra Patria. A todas y todos los abrazamos con la calidez que caracteriza al Peronismo. Pero también se han sumado otros con no santas intenciones, convencidos de  que la historia comienza con su llegada y pueden reinventar el peronismo. Ahora, ante algún sacudón que no es novedad entre nosotros, procuran descalificar a nuestras valiosas organizaciones como es la CGT. Muchos de nosotros, con varios encontronazos vividos y sufridos, sabemos de sobra que las peleítas actuales son tibias discusiones de sobremesa, incomparables con los enfrentamiento a cadenazos y tiros de tiempos pasados. Estamos muy lejos de los choques entre la Juventud Sindical y la Juventud Trabajadora Peronista de los años setenta. Y más distantes aún de cuando la CGT de  Azopardo se enfrentaba con la CGT de los Argentinos finalizando la década de 1960.
Los peronistas queremos la unidad del peronismo y del campo popular.De esto que no haya dudas. Y si algunos “revolucionarios” que confunden las elevaciones del Parque Lezama con la Sierra Maestra creen que van a confundirnos y dividirnos seguramente se equivocan. Los peronistas tenemos muy en claro que más allá de dirigentes y de cualquier coyuntura, el Movimiento Obrero Organizado es fundamental en todo proceso de lucha por la liberación nacional y social de la  Patria
Quienes intentan practicar macartismo en nuestras filas atrasan 30 ó 40 años. Quienes atenten contra el nivel de unidad alcanzado por nuestras organizaciones sindicales están atentando contra los altos intereses de los trabajadores y son traidores a la clase obrera. Para nosotros tiene plena vigencia aquello de que “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” y  que “ quién critica y ataca a un compañero es porque se pasó a las filas del enemigo” Eso nos enseñó Perón. Ningún cagatinta ni ningún “revolucionario” de confitería podrá a confundirnos porque los peronistas sabemos bien que queremos y hacia dónde debemos ir.
En los incidentes ocurridos al finalizar el acto del 7 de marzo  intervinieron compañeros a quienes no les faltan razones para exigir un paro nacional. Y convengamos que el triunvirato cegetista, a quien le reconocemos haber impulsado esa maravillosa y multitudinaria concentración popular, careció de habilidad para manejar una situación que, sin lugar a dudas, jugó a favor del gobierno macrista. Pero no somos idiotas. Ahí también hubo gente preparada para amargar la jornada. Lo mismo ocurrió el 8 de marzo al finalizar la magnífica concentración de nuestras compañeras. Dada la similitud de los hechos, admitiendo la calentura lógica de algunos y señalando la estupidez de otros,  no descartamos la posible intervención de mano de obra al servicio de los enemigos del pueblo. La ferocidad de la derecha es capaz de cualquier barbaridad. Si repasamos la historia de los últimos 70 años de nuestra Argentina veremos que ciertas cosas se repiten como fotocopias. Por muchas razones debemos estar, como decía el General, atentos y vigilantes. Los cuestionamientos a nuestros dirigentes, si corresponden, habremos de hacerlos nosotros, dentro de nuestras organizaciones sin permitir que nadie obtenga beneficios de nuestras diferencias. La unidad y solidaridad del Peronismo y del movimiento obrero deben imponerse a la acción destructiva de quienes ponen cara de amigos pero quieren incendiarnos el rancho. La única verdad es la realidad. Y la realidad mostró medio millón de almas convocadas por las centrales obreras. Eso es lo que vale.   
  (*) De Iniciativa Socialista