por Omar Dalponte*
omardalponte@gmail.comSegunda nota
Terminamos nuestra nota anterior diciendo: “En Lanús, en elecciones donde se disputó el cargo de intendente, desde 1948 hasta 2015 el peronismo no había sido derrotado nunca. Ahora, la realidad indica que remontar la cuesta no será fácil”. Nos espera un largo camino lleno de dificultades, pero a la vez un grande y apasionante desafío histórico. El frente Cambiemos que integra el macrismo, el Partido Radical y algunas otras expresiones de la derecha política no ganó por sus propios méritos. Triunfó porque supo aprovechar los errores –algunos enormes- cometidos por el Frente para la Victoria en aquellos lugares donde la derrota –como en Lanús- se hizo sentir con toda su fuerza.
En nuestro distrito, hasta donde pudo, supo y fue acompañado leal y concretamente –no sólo de palabra- Darío Díaz Pérez, entre 2007 y 2015, hizo una buena gestión. Respecto a esta cuestión, quien escribe esta columna, está dispuesto a debatir entre compañeros o en cualquier ámbito para demostrar lo que afirma.
Al margen de este tema - gestión buena o mala- es importante tener en cuenta que al
kirchnerismo local le faltaron cuadros con capacidad para construir política, afirmar como herramienta electoral al Frente para la Victoria y conseguir que éste sea considerado por nuestros vecinos una expresión sólida, organizada, atractiva y preparada para elevar a la ciudad al sitio que merece. No crece ni se perfecciona una organización política si depende de una sola persona o si dentro de ella se crean círculos que por estrechez de miras, soberbia, ignorancia o mala intención impidan la participación de los más honestos y capaces. No crecen, no se perfeccionan y difícilmente tengan éxito las organizaciones políticas cuyos candidatos no sean elegidos democráticamente a través de los mecanismos internos que posibiliten la participación libre y amplia de sus bases militantes.
Sobre este particular –convengamos- los procedimientos adoptados en Lanús para encarar el importantísimo compromiso electoral de 2015, no fueron los más adecuados.
Lejos de la intención de echar culpas a alguien en particular, no está mal señalar, en esta línea de análisis, que la intromisión de dirigentes nacionales del kirchnerismo en la designación de candidatos locales fue el principio de la etapa que finalizó en la catastrófica derrota electoral. Esta muy fresca en la memoria de la militancia, la fotografía de Carlos Zannini - lamentablemente un político resistido por gran parte de la sociedad- en las conversaciones finales durante las que se decidió la candidatura a la intendencia de Lanús. Sin desmerecer las condiciones personales de Julián Álvarez, con los resultados a la vista quedó en evidencia que su candidatura a intendente en aquella oportunidad no fue una decisión afortunada. Como beneficio de inventario, y premio consuelo por los acuerdos entre pocos, se logró la senaduría de Díaz Pérez, quién por el triunfo del Frente para la Victoria en la Tercera Sección Electoral, cargó con la responsabilidad de representar a diecinueve municipios de la provincia de Buenos Aires.
Pero todo esto es pasado y el pasado es inmodificable. Han transcurrido quince meses del desastre electoral en Lanús sufrido por el Frente para la Victoria. Y en todo este tiempo, más allá de reuniones de grupos, actos aislados, algún plenario frustrado y del esfuerzo de unos pocos compañeros por agrupar militancia en determinados barrios a través de unidades básicas o centros de participación barrial, no se ha hecho mucho más. Estamos a fines de febrero y aún no se advierte un trabajo concreto por instalar candidatos, elaborar propuestas y pensar acciones orientadas a las próximas elecciones. Días atrás, un grupo de compañeros con buena voluntad, no pocas esperanzas y cierta inocencia política se dieron a la tarea de realizar una encuesta domiciliaria. Los esfuerzos hechos con honestidad siempre son positivos, pero el resultado final no fue demasiado alentador. Compañeros de probada experiencia en las luchas populares comentaron que escucharon, asombrados, respuestas inesperadas en zonas humildes. Si bien no abundaron frases laudatorias hacia el oficialismo tampoco se oyeron muchas voces entusiasmadas con la figura de Cristina Fernández ni que expresaran recuerdos gratos con la gestión municipal anterior. No siempre el pensamiento de buena parte del pueblo coincide plenamente con los deseos del militante político. Y llamó la atención el nivel de confianza favorable, por ejemplo, a la gobernadora María Eugenia Vidal.
Volver a conquistar la simpatía de los vecinos de Lanús requiere que el peronismo en general y el kirchnerismo en particular, además de dar claras muestras de capacidad y honestidad, elabore una serie de propuestas realizables explicadas mediante un discurso político coherente y moderno. Es necesario dar señales a favor de la unidad y esto exige abrir los brazos a todos los peronistas teniendo en cuenta que peronistas hay en todos lados. Los hay en el kirchnerismo y en el Frente Renovador. Los hay también en el oficialismo y fuera de las estructuras partidarias. Es imprescindible despejar el camino para que sean protagonistas las generaciones intermedias y los más jóvenes. La recuperación del peronismo y la lucha por la unidad no admiten los insultos ni las descalificaciones entre compañeros. Requieren un debate a fondo dentro del cual cada quien pueda expresar lo que siente y por ello –en Lanús- resultaría muy beneficiosa una autoconvocatoria a una asamblea general del peronismo distrital. Quienes no pudieron o no supieron lograr el triunfo electoral en nuestra ciudad deberían ayudar, desde una actitud de grandeza, a promover una reunión amplia en la que se defina un serio compromiso por la unidad y los procedimientos democráticos para avanzar en el armado de las listas de candidatos. Sin olvidar el rol que deben desempeñar los trabajadores. No debe haber dudas de que la recuperación del peronismo y el fortalecimiento del campo nacional habrá de pasar, ineludiblemente, por la unidad del movimiento obrero, la capacitación y participación de los cuadros intermedios políticos, sindicales y de la juventud. Por la elaboración de un programa con base en los programas históricos de los trabajadores y nutrido en la doctrina peronista. Estamos convencidos que si no se marcha en esta dirección, el peronismo lanusense estará condenado a vivir lamiéndose las heridas. Y eso sería imperdonable.
(*) De Iniciativa Socialista