Mosquitos de todos los tamaños y ratas ídem, además de otros bichos, están a sus anchas en la esquina de Manuel Castro y Ortiz de la Rosa con el basural que armaron los roñosos anónimos. “El lugar es un desastre, vienen todos y tiran bolsas y gomas de auto, con el pasto alto sabiendo que es un foco de infecciones”, señala Stella.