domingo, 2 de octubre de 2016

¿De dónde venimos los lanusenses?

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com

Segunda nota

Dichos y contradichos en el mundo de la ciencia
   Florentino Ameghino ( 1854-1911) paleontólogo y antropólogo argentino, estudió, luchó con tenacidad toda la vida y reunió muchos y valiosos materiales a favor de su doctrina en la cual afirma que el hombre tiene un origen americano, que el territorio argentino o alguno muy próximo a él ha sido la cuna de la especie humana, y que de ella arrancaron las migraciones que poblaron los demás continentes. Sus estudios paleontológicos, geológicos y estratigráficos tienden a probar esa tesis.
“Charles Robert Darwin (1809-1882) autor de “El origen de las especies” probablemente haya
influenciado fuertemente en Ameghino quien, a fines del siglo diecinueve, planteó el autoctonismo. La teoría autoctonista asegura que el hombre americano se originó en el continente americano como resultado de la evolución propia. 
En 1910, estas teorías (la de Ameghino y la de Darwin)  que ya habían empezado a mostrar sus debilidades, sufrieron científicamente un fuerte  golpe en un Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en Buenos Aires y La Plata en aquella época. A partir de allí quedaron en desuso. El científico checo-estadounidense Alex Hardlicka, que vino a aquel evento acompañado de un grupo de expertos, sometió a prueba los hallazgos de Ameghino y, según afirman no pocos especialistas, comprobó que lo sostenido por el científico argentino era inexacto.
Aunque Ameghino se defendió hasta su muerte (1911), éstas ideas perdieron realmente la base objetiva donde se sustentaban. Algunos de sus partidarios en Argentina, continuaron, hasta mediados del siglo XX, apoyando su teoría, pese a que quedó descartada por la ciencia moderna desde 1910”. Fuente: Bernardo Berdichewsky, “En torno a los orígenes del hombre americano”. Editorial Universitaria, Santiago, 1989.” Datos extraídos de ”El Rincón de la Historia”.
 Los unos y los otros:  Querandíes y Guaraníes
En nuestra nota anterior consignamos que en el territorio que hoy ocupan Lanús y los partidos vecinos habitaban los  Querandíes y Guaraníes. Veamos, aunque sea someramente, algunas particularidades de estas colectividades:
Querandíes: Con el nombre de Querandíes, los Guaraníes denominaban a este grupo que en su dieta diaria consumían grasa de animal, significando "hombres o gente con grasa".
Era un pueblo nómade, por lo tanto practicaban la recolección de raíces y frutos. Eran buenos cazadores que utilizaban el arco, flechas y boleadora. La lanza pudo ser utilizada por estos aborígenes más como instrumento para la guerra que para cazar animales.
Creían en un gran dios al que llamaban Soychu. El espíritu del mal. En su creencia, lo identificaban como Gualichu. Con la llegada del invasor conocieron, adoptaron el caballo y esto, entre otras cosas, significó un cambio de gran importancia y nuevas formas de vida. Siguieron siendo nómades, pero pudieron desplazarse de otra manera, cubrir en menos tiempo grandes extensiones y  ponerse en contacto con otros aborígenes para acordar o para guerrear. Su  principal alimento era la carne vacuna, comían pescado, especialmente su grasa. Secaban el pescado, lo molían y obtenían así una buena harina.
Guaraníes: Los terrenos cercanos a los ríos eran los preferidos por los guaraníes para instalar sus aldeas. Además de ser los más adecuados para la pesca y la caza  facilitaban la recolección de arcilla para la cerámica. Solían establecerse en determinados lugares por bastante tiempo y construían viviendas relativamente sólidas de paja y barro. Fabricaban utensillos de alfarería.
Para los Guaraníes el dios supremo fue Tupá, el dios del trueno que, con la ayuda de Arasy, la diosa de la luna, creó todo lo que existe sobre la tierra: el océano, la flora, los animales y, en el firmamento, colocó las estrellas. 
Pero más allá de estas referencias por demás conocidas, sobre las que abunda infinidad de literatura, no es difícil suponer que independientemente de alguna trifulca al interior de sus tribus o de los enfrentamientos con otros aborígenes, estos pueblos vivían más o menos tranquilamente hasta que, a sangre y fuego, la entrada en escena de los conquistadores, también portadores de graves enfermedades, les desquició su forma de vida y fueron  condenaron a una existencia llena de privaciones y padecimientos.
    En todo el material consultado sobre el tema se coincide en el sedentarismo de los guaraníes y en que los querandíes se trasladaban constantemente siendo nómades por naturaleza. No obstante el modo de vida de estos últimos, cuando en una determinada zona o región la caza y la pesca eran abundantes, permanecían por largo tiempo y formaban asentamientos en los que instalaban sus viviendas precarias que no eran otra cosa que toldos construidos con pieles de animales y, muy probablemente, con ramas u hojas de determinadas especies que mitigaban los efectos del fuerte sol, de las lluvias y de las intensas heladas. El conjunto de toldos o pequeñas chozas formaban, pues, las tolderías. 
    Entonces es fácil deducir que las aldeas guaraníes y las tolderías querandíes en esta zona constituyeron los antecedentes de los poblados y caseríos que, con el correr del tiempo, se irían levantando alrededor de las postas y pulperías. 
(Continuará. Próxima nota: De tolderías y palabras)

  (*) Director del Museo Municipal de Lanús