por Alejandro Chitrángulo
El diario británico The Independent, publico una investigación realizada por el psicólogo forense Nathan Brooks, de la Universidad de Bond, que descubrió que el 21% de 261 profesionales corporativos o CEO -siglas inglesas de Chief Executive Officer o jefe ejecutivo en español- como está de moda denominarlos, tiene rasgos clínicos psicopáticos significativos. La proporción de psicópatas en el mundo empresarial es similar a la que existe en las cárceles.“Características como la inhabilidad para empatizar, superficialidad y deshonestidad están
asociadas con esa condición”, explica el periódico británico The Independent. Los psicópatas sólo representan el 1% de la población general. Por eso es que a Brooks le llamó tanto la atención el resultado de su investigación.
Se trata de una especie de psicópata exitoso, que puede estar inclinado a prácticas poco éticas o ilegales, que ha sido admitida en los más altos rangos de las compañías debido a la manera en que las compañías contratan, de acuerdo al investigador.
El doctor Kevin Dutton, actual profesor del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford, acaba de publicar un libro que causó gran revuelo. Se trata de The Wisdom of Psychopaths (La Sabiduría de los Psicópatas), aparecido hace pocos meses y sin traducción al español por el momento. Lleva como subtítulo: “Qué nos pueden enseñar los santos, los espías y los asesinos seriales acerca del éxito”. El revuelo se justifica porque en la lista de los psicópatas exitosos aparecen en primer lugar los CEO de las grandes empresas, junto a los cirujanos, abogados, políticos, clérigos y periodistas de renombre, además de los que se mencionan en el subtítulo. El libro es el resultado de una investigación de varios años, enfocada sin prejuicios.
Los rasgos comunes a todas estas profesiones es la ausencia de emoción en la toma de decisiones, poner el foco en los resultados, tratar a las personas como si fueran objetos y una lógica egocéntrica.
En el curso de su trabajo, llegó a comparar el cerebro de aquellos que cometieron una gran cantidad de crímenes con otros que podríamos llamar “normales”. Y el descubrimiento más asombroso fue que no existía ninguna diferencia. Dutton agrega: “Los psicópatas son audaces, confiables, carismáticos, despiadados y concentrados”. La diferencia entre los asesinos seriales y el resto de las profesiones es que unos desarrollan sus aptitudes dentro de la sociedad y otros fuera de ella, pero la mentalidad es la misma. Según su punto de vista, para que una sociedad sea próspera necesita una cuota de psicópatas, que estima en alrededor de 10 por ciento. Esto vale tanto para los que desarman bombas como intuir la ansiedad de las personas, como lo hacen los funcionarios de aduanas.
Se explica la inquietud que pueden producir las conclusiones de Dutton, pero, en cualquier caso, abre dudas y da lugar a una polémica. No pareciera ser cómodo vivir rodeado de psicópatas, pero de acuerdo a sus ejemplos, sería peor no contar con ellos. Es difícil imaginar un neurocirujano o de cualquier otra especialidad que fuera invadido por la emoción al perforar un cerebro, abrir el cuerpo de un ser humano, proceder a una amputación necesaria o cualquier otra intervención por el estilo. Obsérvese, además, que la mayoría de los protagonistas o héroes de las series televisivas son atractivos por su frialdad y obsesión puestas al servicio de sus misiones.
También los CEO
En el mismo rango de necesidades entrarían los CEO y a partir de esta investigación, puede deducirse la validez de las aptitudes que se requieren para cubrir puestos gerenciales, según las competencias que describe el psicólogo organizacional Edgar Schein. Esto es, entre otras, la habilidad de influir, supervisar, guiar, manejar, controlar personas y ejercer poder sin culpa ni vergüenza.
¿Podría pensarse un mundo donde estas aptitudes, aparentemente negativas, no fueran ejercidas por persona alguna? Muchos otros líderes que menciona Dutton son santos consagrados que fueron psicópatas, pero, claro está, una sociedad no podría estar mayoritariamente invadida por quienes portan este tipo de características. Por ello excluye otras profesiones, como los maestros, artistas, terapeutas, personal de voluntariado y beneficencia y similares, donde la interacción con otros y la manifestación de los sentimientos son fundamentales.
Como siempre, sólo se trata de una cuestión de equilibrio social, sea en un país como en una empresa.
Fuente: Diario The Independent