Informe Económico Semanal del Banco Ciudad
Esta semana se conocieron diversos datos de actividad correspondientes al mes de junio que terminan de delinear un primer semestre de transición, en el que se dejaron sentir los efectos sobre la actividad agregada de un amplio conjunto de medidas orientadas a imprimir un cambio de rumbo en dirección a una normalización de la economía, y revertir una situación extremadamente compleja, que hasta fines del año pasado venía caracterizada por restricciones cambiarias, pérdida de reservas, déficit fiscal en ascenso y un escenario estructuralmente estanflacionario.En un primer adelanto de lo que habría sido la evolución del nivel de actividad en el cierre del
primer semestre, el Índice General de Actividad de Orlando Ferreres (IGA-OJF) arrojó una contracción de 3,1% interanual (i.a.) en el mes de junio, acumulando de esta manera una disminución de 1,1% en los primeros seis meses del año. Medido sin estacionalidad, este indicador muestra en el segundo trimestre un retroceso de 1,7% frente al primero, siendo el cuarto trimestre consecutivo en baja, luego de que el PIB perdiera el impulso de la obra pública y del record de cosecha de soja, ambos promotores de la expansión de la primera mitad del año 2015. Más allá de eso, el nivel de actividad se sitúa en valores similares a los de mediados de 2014, algo por encima del piso alcanzando en marzo de ese año (1,9%), y en una perspectiva de más largo plazo, sigue operando en los niveles más altos de las últimas décadas.
Los datos oficiales de industria y construcción, que también se conocieron esta semana, se muestran en línea con la evolución que exhibe el nivel de actividad agregada, presentando el Estimador Mensual Industrial (EMI) un retroceso de 6,4% i.a. en junio y 3,3% en el semestre, y el Indicador Sintético de Actividad de la Construcción (ISAC) una caída de 19,6% en junio y 12,4% en el semestre.
En lo que hace al sector industrial, la rama automotriz y sus actividades conexas, se encuentran entre los principales responsables de la caída en el nivel general de la industria durante el primer semestre. Situación que se vincula, a su vez, con la fuerte reducción de la demanda externa proveniente Brasil, el principal destino de exportación. Así, mientras que el bloque automotriz presentó un descenso de 21,6% i.a. en junio y 13,7% en el semestre, las exportaciones de automóviles, de acuerdo a información de ADEFA, mostraron una retracción de 47,1% i.a. en junio y 30,9% en el acumulado de los primeros seis meses del año.
En este sentido, los datos de comercio exterior correspondientes al mes de junio vuelven a mostrarse afectados por la evolución que exhibe la industria y particularmente por la coyuntura del sector automotriz. Así, en un contexto de caída de exportaciones (-13%) e importaciones (-11%), se observa un nuevo retroceso en las ventas externas de manufacturas de origen industrial (-14%), y en la compras externas de bienes intermedios (-18%); en ambos casos con bajas importantes en los volúmenes comercializados, 13% y 7% respectivamente.
Por su parte, la actividad de la construcción viene siendo afectada por el reacomodamiento en los precios de sus insumos (post unificación del tipo de cambio) y la desaceleración de la actividad como consecuencia de la pérdida del impulso que había otorgado la obra pública durante el año 2015 (año electoral), por un lado, y de la revisión inicial en los contratos de obra pública, que frenó el gasto gubernamental en el sector, por el otro.
Sin embargo, más allá de una coyuntura que se presenta aún compleja, las perspectivas para la evolución del sector de la construcción en los próximos meses son optimistas. Los resultados de la encuesta cualitativa que acompaña la publicación del ISAC, muestran un mayor número de respuestas que indican que la actividad aumentará antes que disminuir, en particular en lo que hace a las obras públicas, al tiempo que se ubica a los nuevos planes de obra pública como el principal factor que estimularía el crecimiento del sector en los próximos meses. En lo que respecta a la obra privada, se espera que el lanzamiento de líneas de crédito y la disminución de la inflación, a lo cual se podría sumar el efecto del blanqueo de capitales, contribuyan a impulsar decisiones de inversión que permanecían relegadas.
Mirando ahora para adelante en lo que hace a la actividad agregada, varios de los factores contractivos asociados a las necesarias correcciones macroeconómicas instrumentadas en el primer semestre comenzarían a revertirse en los próximos meses, lo cual hace prever que entrado el segundo semestre, deberían empezar a vislumbrarse las primeras señales de recomposición de la situación económica. En este sentido, junto con la mejora en las perspectivas de la construcción, también se espera cierta recuperación en el poder de compra del salario, post cierre de paritarias y desaceleración de la inflación, que podría volcarse al consumo. A su vez, si bien en el corto plazo se espera que la tendencia negativa continúe en algunos de los bloques industriales, la industria alimenticia se vería traccionada por la recuperación de un sector clave como el agro, que también daría impulso a las actividades conexas, como el transporte y la maquinaria agrícola, y ayudaría a reactivar las economías del interior.