Informe Económico Semanal del Banco Ciudad
La decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea repercutió velozmente en los mercados globales, acentuando la volatilidad de corto plazo. Conocido el resultado del referéndum en el Reino Unido a favor del “Brexit”, las principales bolsas del mundo registraron importantes pérdidas, mientras que el euro y la libra se debilitaron considerablemente. En contraposición, la divisa norteamericana tendió a apreciarse en forma generalizada, como consecuencia del “vuelo a la calidad” (flight-to-quality) de los flujos de capitales internacionales, en busca de activos considerados menos riesgosos. En la misma línea, también se resintieron los precios internacionales de las materias primas, aunque en muchísima menor escala, sosteniéndose el valor de la soja por encima de los USD 400 la tonelada.A nivel local, la mayor volatilidad internacional impactó principalmente en el plano cambiario,
verificando el precio del dólar un salto sobre el final de la semana (4,5% en un día), que lo llevó a colocarse en $14,84 a nivel mayorista, su mayor nivel desde fines de marzo. Este aumento en la cotización del dólar profundizó un incipiente derrotero alcista observado en un marco de menor oferta de dólares comerciales y financieros, en línea con el nuevo descenso en la tasa de interés de referencia del Banco Central, que tras el recorte de esta semana (de 75 puntos básicos), pasó a ubicarse en 31,5%, lejos de los picos de 38% vigentes hasta fines de abril. En este sentido, a inicios de la semana, el tipo de cambio ya había experimentado una primera corrección al alza, que llevó en los dos días posteriores a la licitación de Lebacs a quebrar por primera vez la barrera de los $14 por dólar durante el mes de junio.
La persistente baja de tasas de interés del Banco Central se enmarca en un escenario de crecientes señales de desaceleración de la inflación, sobre todo en lo que tiene que ver con sus tendencias subyacentes. La semana pasada el INDEC retomó la divulgación de su IPC, lo que representó otro paso en el proceso de recuperación de las estadísticas oficiales iniciado en diciembre pasado. El dato correspondiente al mes de mayo arrojó un alza del 4,2% mensual, que se vio fuertemente influenciada por subas del 11% en precios de servicios de la vivienda, 9% en transporte público y un 47% en los cigarrillos, todos ellos regulados por el gobierno (sin contar el incremento del precio de los cigarrillos, asociado a cambios impositivos, el IPC hubiera crecido un 3,6%). Abstrayendo, a su vez, los incrementos en los productos regulados y aquellos con un fuerte comportamiento estacional, la inflación “núcleo” (o subyacente) mostró un comportamiento mucho más moderado (2,7%), ubicándose claramente por debajo del nivel general, tal como muestran otros índices de precios (IPCBA, San Luis o Córdoba).
Habiendo quedado atrás el impacto de la devaluación y los incrementos tarifarios, además de abstraer las subas extraordinarias, el dato de inflación de mayo parece mostrar que la inercia inflacionaria estaría comenzando a ceder. En este sentido, la Encuesta de Expectativas de Inflación de la Universidad Di Tella capturó una mediana de inflación esperada del 25% para los próximos doce meses, 3 puntos por debajo del mes pasado y 5 puntos inferior a la de comienzos de año. En esta misma línea, acompañando un nuevo descenso en las tasas de interés de referencia, el Banco Central consideró en su último comunicado de Licitación de LEBACs que, durante junio, el ritmo de crecimiento de los precios parecería continuar desacelerándose, por lo que la tendencia de desinflación continuaría en el sendero que conduce a sus objetivos para este año.
Finalmente, esta semana también se conocieron datos del resultado fiscal de mayo, los cuales si bien presentaron un deterioro el último mes, aun continúan ubicándose en línea con las previsiones oficiales para el corriente año. En mayo, el resultado primario del Sector Público Nacional alcanzó en déficit de $13.701 millones, 67% mayor que el de igual período de 2015, mientras que el déficit financiero (neto del pago de intereses de la deuda) también se incrementó en términos interanuales, totalizando $23.994 millones. El deterioro del resultado primario se explicó por el mayor ritmo de crecimiento del gasto, que se vio impulsado por las transferencias al sector privado, fundamentalmente aquellas de carácter social, junto con un alza de las jubilaciones y la inversión real directa. Así, tras haber presentado una expansión de tan sólo 24% en los primeros cuatro meses del año, en mayo el gasto primario mostró un incremento del 39%.
Más allá de la dinámica que evidenciaron las cuentas públicas en mayo, en lo que va de 2016 la evolución de las variables fiscales no deja de mostrarse favorable. El déficit primario presenta un incremento de sólo 5% respecto a igual período de 2015, mientras que el déficit financiero muestra incluso una retracción nominal del 13%. Como correlato, medidos en términos reales, ambos indicadores señalan una mejoría significativa, de 23% y 36%, respectivamente. De esta manera, la evolución que muestra el déficit primario se encuentra, hasta el momento, en línea con la meta planteada para el año por el Ministerio de Economía, con una reducción del “rojo” fiscal de 5,4% a 4,8% del PBI.
A su vez, la reducción del déficit medida en términos reales obedece al descenso que ha experimentado el gasto, también ajustado por las variaciones de precios. En efecto, en el acumulado del año, el gasto primario muestra un descenso de 6,9% en términos reales, mientras que los ingresos también caen, pero lo hacen en una proporción menor (4%). Esta dinámica marca un quiebre con la evolución que venían mostrando ambas variables en los últimos años, con gastos creciendo persistentemente por encima de los recursos genuinos, tendencia que en 2016 comienza a revertirse.