por Alejandro Chitrangulo
La tercera edad abarca a las personas mayores de 65 años, etapa en la que para algunos comienza el sedentarismo, la falta de actividad física, el final de su trabajo en algunos casos, la pérdida del ritmo cotidiano laboral y el estado psíquico comienza a jugar en contra para la salud.Para mantener la buena salud y la movilidad a medida que pasan los años es fundamental hacer ejercicio físico regularmente. Por ese motivo, especialistas ofrecen consejos para que los adultos mayores se mantengan activos.
El ejercicio reduce el riesgo cardiaco, mejorando la hipertensión arterial, los valores elevados de glucemia en la diabetes, la resistencia a la insulina, controla el peso, baja los niveles de colesterol malo (LDL) y eleva los del colesterol bueno (HDL). Mejora el estado de ánimo en especial la depresión, el sueño, la agilidad mental, facilita un mejor tono muscular y flexibilidad lo que posibilita una buena deambulación evitando las caídas, previene la osteoporosis en especial en las mujeres, previene el cáncer de colon además de
aumenta la integración social.
Hay un importante beneficio del estado cardiovascular, con mejor capacidad respiratoria y de la reserva coronaria.
Diríamos que a ésta edad es cuando muchos individuos tienen o aparecen un sin número de enfermedades, que si se aplica la actividad física obtienen una buena calidad de vida, ejemplo la artrosis, la movilidad de su cuerpo mejora con menos ó sin dolor.
Los profesionales en gerontologia recomiendan comenzar o, en caso de ser necesario, incrementar el nivel de actividad física lo antes posible.
Nunca es tarde para cambiar los hábitos con el fin de mejorar la salud y la calidad de vida. Los adultos mayores se benefician mucho con pequeños cambios en uno o dos aspectos del estilo de vida que
promueven su bienestar.
La actividad
Los adultos mayores suelen tener más inconvenientes u obstáculos a la hora de realizar ejercicio físico, pero la clave para superarlos es ponerse metas realistas. De hecho, los especialistas recomiendan que se fijen objetivos diarios, es decir de corto plazo, y mensuales, o de largo plazo, ya que esto permite obtener resultados más importantes y establecer rutinas más consistentes.Hay tres formas para empezar a moverse en la tercera edad. Una de ellas consiste en unirse a una clase de actividad física especialmente destinada a los adultos mayores, ya que están especialmente diseñadas para las necesidades de esta edad. Además, estos encuentros constituyen una gran oportunidad para conocer nuevas personas.
Las rutinas de la vida diaria también permiten aumentar la actividad física. Por ejemplo, subir y bajar las escaleras al menos una vez por día o permanecer parados al hablar por teléfono ayudan a mantener la salud. Caminar regularmente es una rutina ideal. Lo mas recomendado es empezar de a poco, manteniendo la marcha mientras cada persona se sienta cómoda y sin dolor, e ir agregando 30 segundos cada día.
La Organización Mundial de la Salud consideró de vital importancia realizar actividad física 30 minutos diarios ya que disminuía en un 34% el riesgo de infarto de miocardio y de accidentes cerebro-vasculares, siendo avalado por distintas entidades médicas del mundo que actualmente continúan con esa política de difusión. Se calcula que el 80% de los ataques cardiacos pueden ser prevenibles.
"La actividad física es lo único que sabemos con certeza que sirve para preservar las funciones en la vejez”.