por Rubén D. Massobrio*
Cuando Cedrolan Lanús inició sus actividades, poco y nada eran escuchadas las alertas sobre el avance de las drogas. O bien era un fenómeno acotado a ciertas clases sociales, o bien modas en búsqueda de nuevas sensaciones.Hoy resultan el segundo factor de riesgo de muerte entre los adolescentes. El alcohol se ubica en el primer lugar como responsable de fallecimientos entre el sector juvenil.
Las victimas de Costa Salguero terminaron mostrándole a la sociedad que en el avance del narcotráfico, no hay grupo ni sectores que no marchen hacia un consumo masivo y mortal.
Esto se demuestra en tres perfiles que asumen extrema gravedad.
Las adicciones constituyen una enfermedad por el aporte de múltiples factores: Biológicos, genéticos, personales, familiares y sociales. De su interacción se llega a una enfermedad
mental de muy complejo tratamiento y muy difícil recuperación.
Entre los factores más importantes para enfrentar el narcotráfico hay uno que se destaca por su silencio (en ausencia): La prevención, la gran olvidada.
El estado sin encarar desde siempre serios y profundos programas de prevención, inclusión, especialmente entre adolescentes y jóvenes.
La sociedad con miedos, que empujan a no involucrarse, o a conceder una tolerancia lo único que hace es sumar gravedades violencia y muerte absurda.
Y vayan sólo algunos ejemplos:
*La venta indiscriminada y permisiva sin ningún control de bebidas alcohólicas.
*La inadecuada y superficial discusión sobre la “Despenalización” de la marihuana.
*La aparición de drogas de síntesis con graves fallas de seguridad en su composición química.
*El aumento de paco- pasta base, ante la pasiva mirada de autoridades, instituciones y gobernantes.
Esta apretada síntesis reclama sin demora una fuerte toma de conciencia. El consumo de drogas no debe ser un acto punitivo ni permitido. Del otro lado su ilegalidad y consecuencias psicofísicas no dan margen a las políticas liberales.
Se deben asumir programas coherentes Abárcativo de largo plazo a fin de disminuir el poder del narcotráfico. Políticas y programas de prevención integral que en lo especifico dispongan de centros externos, hospitales de día, internación, centros de desintoxicación, en acuerdo con una demanda actualizada y realista.
Y acompañando, la presencia y apoyo de la familia, como ejemplo, conducta y contención. En el sistema educacional, currículo trasversal de información y formación que permita al joven enfrentar el consumismo. Centros deportivos y culturales debidamente acondicionados, a fin de brindar refugio y alternativa a la calle. Y es fundamental que el estado concrete firmes mecanismos de control en la comercialización de venta de alcohol y tabaco, con severas penas a los que los vendan a menores.
(*) Médico neurólogo, presidente de Cedrolan