por Omar Dalponte
omardalponte@gmail.comEl Primero de Mayo no es un día de fiesta. Es –debe ser- una jornada de recordación, de reflexión, de acción y de disposición para luchar por la defensa de los intereses de los trabajadores ocupados y desocupados. Así lo vivimos, así lo sentimos y así lo reafirmamos al calor del multitudinario acto realizado el pasado 29 de abril. Las cinco fracciones en que está dividido el movimiento obrero, por fin, resolvieron unificarse en la acción. Ojalá sea el principio del camino que nos lleve hacia la unidad definitiva que permita la construcción de una CGT única, auténticamente nacional. Ha sido positivo el acuerdo entre dirigentes. Pero mucho más valiosa ha sido la decisión de cientos de miles de trabajadores dando su presente y superando, con sus consignas, los discursos de algunos oradores que aún siguen siendo cuidadosos en sus palabras y persisten en navegar entre dos aguas. Muy bien Hugo Yasky y Pablo Micheli. Bastante tibio Antonio Caló y demasiado versero Hugo Moyano quien, por
conveniencia o vaya uno a saber por qué razón, no se animó a decir, desde tan alta tribuna, lo que expresaron los trabajadores a viva voz, en cientos de pancartas y en carteles elaborados con mucho sacrificio horas antes del acto. De todos modos el acto fue un éxito total. Y significó otro cachetazo en pleno rostro del macrismo que, en apenas cuatro meses, fue destinatario de la cuarta manifestación de repudio popular. La despedida de la presidenta Cristina Fernández, la demostración hecha en Plaza de Mayo el 24 de marzo, la enorme concentración a las puertas de los tribunales de Comodoro Py en la ciudad de Buenos Aires, y ahora la gran asamblea del viernes pasado convocada por las cinco fracciones sindicales, indican claramente que hay importantes sectores del pueblo dispuestos a poner freno a la prepotencia de los monopolios y de sus gerentes que hoy, en función de gobierno, son el brazo ejecutor de políticas neoliberales orientadas a llevar a nuestro país al desastre, a los trabajadores a necesidades extremas y a hundir en la marginación total a las capas más humildes de la población.
Luis Barrionuevo dice que se autoexcluyó y ensaya una ridícula explicación respecto a su ausencia en el gran acto de los trabajadores. Miente, como mintió toda su vida. Su presencia en el palco principal hubiese recibido un repudio masivo por su convivencia con el macrismo y sus reiteradas adhesiones a gobiernos antipopulares. Recordemos que, en 1989, tiempos de remate de los bienes nacionales, manoseo, y mayúscula explotación de la clase trabajadora, se autocalificó como recontra alcahuete de Menem. Que se haya ido como rata por tirante es una muestra de que algunos personajes ya no tienen lugar en los ámbitos donde el pueblo se manifiesta. Será bueno, para la salud del movimiento obrero y su recuperación completa, dejar en el camino a sujetos de la calaña de Barrionuevo.
Afortunadamente, sectores estudiantiles vienen participando activamente en las concentraciones populares con numerosa y combativa presencia. Los vimos el viernes 29 de abril. La unidad en la lucha de obreros y estudiantes ha dado resultados muy positivos en diferentes momentos de nuestra historia. Hoy es imprescindible poner el mayor empeño en impulsarla y también es fundamental que los trabajadores rurales, para salir del estado de postergación en el que están sumergidos, puedan liberarse de dirigentes empresarios, cómplices del macrismo, como lo es Gerónimo Venegas. Los campesinos pobres, que de seguir las cosas así serán más pobres, tendrán que darse cuenta que fueron vilmente engañados por las patronales agrarias y utilizados de la peor manera. Ellos también deben ser llamados para el gran frente nacional y popular que habremos de construir como herramienta fundamental para la contraofensiva democrática en oposición al conservadurismo. Un dato alentador y a tener en cuenta es que a los sectores de izquierda que comparten desde hace tiempo acciones con el peronismo y los trabajadores, se han sumado jóvenes figuras como la de la diputada nacional Myriam Bergman del Partido de los Trabajadores Socialistas en el F.I.T (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) Con satisfacción pudimos comprobarlo en esta jornada ya histórica ocurrida apenas un par de días atrás. Evidentemente, estas expresiones de izquierda cuya coherencia es innegable, muestran nuevas caras que, con un soporte discursivo sólido invitan a reforzar nuestro optimismo respecto al futuro. Nunca es tarde cuando la dicha es buena, decía la abuela.
(*) De Iniciativa Socialista