Sostiene esta fuente que la barrabrava de Talleres, una vez que se lamió las heridas de la derrota de su candidato Julián Alvarez, se fue a la municipalidad -ya en manos de Nestor Grindetti- a buscar “apoyo económico” a cambio de paz. Como los sacaron carpiendo, promertieron guerra.
Y la guerra se desató ayer, cuando a los 25 minutos del partido Talleres-Defensores de Belgrano, los barras del local armaron una verdadera batalla campal a las puertas del estadio. La lucha con la policía duró un cuarto de hora. El saldo fue una camioneta policial incendiada, y un feroz intercambio de piedras y balas de goma. No hubo ni un solo detenido.
El presidente tallarín Alejandro Freije dice que pagaron 40.000 pesos por 120 policías, pero las fuentes le aseguran a La Defensa que no había más de 50 agentes en el operativo.
Y queda un dato: La municipalidad estaba enterada de que en un momento iba a estallar esta guerra anunciada.